Fallece Mijail Gorbachov, último presidente de la URSS y padre de la “perestroika”

* Será inhumado en el cementerio de Novodévichi de la capital rusa.

30/08/2022/ Moscú, El último líder de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) murió en Moscú a los 91 años, de acuerdo con múltiples reportes. “Mijaíl Sergeevich Gorbachev murió esta noche después de una enfermedad grave y prolongada”.

El último presidente de la URSS y padre de la ‘perestroika’, Mijaíl Gorbachov, falleció este martes en Moscú según ha confirmado el Hospital Clínico Central a la agencia RIA Nóvosti.

El fin de la historia que proclamó el politólogo Francis Fukuyama para referirse a los cambios de la década de 1980 habría que buscarlo en otro lugar sin la inigualable figura del último líder de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov.

Gorbachov logró entenderse con Margareth Thatcher y con Ronald Reagan para que terminase la guerra fría y con Helmut Kohl, para la unificación de Alemania

La URSS entró en esa etapa decisiva de la mano de tres genuinos representantes de la vieja guardia comunista, Leonid Brézhnev, Yuri Andrópov y Konstantín Chernienko. La rápida desaparición de los dos últimos llevó a la cúspide del poder a un jefe comunista de una nueva generación, que desde su tierra natal de la región de Stávropol había ido ascendido gracias a su capacidad de diálogo y empatía, algo a lo que poco estaban acostumbrados quienes seguían prefiriendo métodos heredados de la época de Stalin.

Mijaíl Gorbachov, procedente de una familia de campesinos ruso-ucranianos del sur de Rusia, venía apadrinado por Andrópov y Mijaíl Súslov, el ideólogo del partido y guardián de la ortodoxia comunista, y muchos creían entonces que lograrían controlarlo.

Pero el nuevo secretario general del Partido Comunista de la URSS prefería la negociación y el entendimiento al aislamiento y a la fuerza bruta. Construir puentes con Occidente antes que separarse con muros y enviar tanques. Gorbachov logró entenderse con Margareth Thatcher y con Ronald Reagan, lo que terminó creando unas circunstancias favorables para que el mundo como se conocía entonces cambiase por completo, terminase la guerra fría y, como decía Fukuyama, naciese una nueva realidad. También se entendió con Helmut Kohl, lo que facilitó la posterior unificación de Alemania.

En el interior, Gorbachov ha dejado dos términos que pasarán a la historia unidos a su figura: glasnost (apertura) y perestroika (cambio, reforma económica). En una de sus entrevistas, el propio Gorbachov aseguraba que en esa época al ambiente creado por Stalin aún no se había disipado. “Nosotros dijimos directamente: ‘Nuestro pueblo es libre de decir lo que piensa, libre de escribir, de reunirse y de discutir’. La glasnost significaba que toda la sociedad se ponía en marcha”.

Hoy el hombre que puso en marcha unas reformas que terminaron con la guerra fría, y por lo que fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1990, es un personaje casi olvidado para la vida pública de su país. Cierto que buena parte de la población le responsabiliza las dificultades que se pasaron en los 90, y los nostálgicos siguen soñando con el imperio soviético. Pero más es cierto que los siguientes líderes rusos le han mantenido en segunda línea.

Él mismo era consciente de ello, como se intuye en una anécdota que cuenta en su libro Sigo siendo un optimista, de 2017. A punto de terminar el siglo XX, se encuentra con Mijaíl Jodorkovski, entonces el hombre más rico de Rusia y dueño de la petrolera Yukos, que le pregunta: “Señor Gorbachov, ¿me recuerda?” A lo que el último líder de la URSS respondió: “Claro, le recuerdo. ¿Pero usted se acuerda de mí?”

Mijaíl Serguéievich Gorbachov nació el 2 de marzo de 1931 en Privólnoye (krai de Stávropol). Su padre, Serguéi, se ganaba la vida conduciendo una cosechadora. Su madre, María, trabajaba en una granja colectiva. Siendo un adolescente, él mismo se ponía a los mandos de un tractor para ayudar económicamente a su familia. Pero su futuro estaba en los estudios. Animado por su progenitor, continuó ingresó en la Universidad Estatal de Moscú (MGU). En la capital del país logró dos cosas que le acompañaron a su tierra natal, a cual más valiosa: un título cum laude en Derecho y su mujer, Raísa.

Paralelamente a su carrera universitaria, el joven Gorbachov desarrolló una activa y reconocida actividad política. Antes de sus estudios ya se implicó en la Liga de Jóvenes Comunistas en Stávropol. Durante sus estudios ingresó definitivamente en el Partido Comunista y a la vuelta a su tierra esto pesó más que el puesto de trabajo que logró en la Fiscalía.

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Mijaíl Gorbachov junto al expresidente de EE.UU. Ronald Reagan en Washington (1987) Doug Mills / AP
Desde el aparato de propaganda del Partido, fue ascendiendo en el escalafón soviético. En 1956 se convirtió en el primer secretario del Comité del Komsomol de Stávropol. En 1961 le designaron delegado ante el Congreso del Partido. Sus conocimientos de dos materias claves en su región, agricultura y economía, su don de gentes y de organización, le permitieron llegar a convertirse en el jefe comunista regional.

Dos décadas después, cuando un envejecido Brézhnev aún dirigía la URSS, se convirtió en miembro del Politburó (1980). En la cincuentena, en realidad era un jovencillo comparado con la mayoría de mandatarios soviéticos. A la muerte de Chernienko, en 1985, fue elegido secretario general del Partido Comunista, heredando otro momento de tensión con Occidente: la intervención de Moscú en Afganistán y la carrera armamentística con Reagan proponiendo colocar armas en el espacio.

A eso se unían en el interior los problemas económicos. Gorbachov se puso a hacer reformas con la intención de mejorar la vida de su pueblo. Introdujo la glasnost y la perestoika.

El primer ministro y el vicepresidente de la URSS retuvieron a Gorbachov en Crimea e intentaron dar un golpe de estado.

Los contactos con los líderes occidentales fueron bastante fructíferas. Se le reconoce un papel fundamental en la caída del muro de Berlín y en acuerdos como el pacto de reducción de armas nucleares intermedias (INF), que firmó con Reagan en 1987. Eran acontecimientos que acercaban al mundo al fin de la guerra fría.

El desastre de Chernóbil y la lenta respuesta del Gobierno soviético ensombreció esos avances. Pero políticamente, las reformas siguieron, como la creación del primer parlamento democrático de la URSS. Otros gestos, como el regreso del disidente Andréi Sájarov y la retirada soviética de Afganistán, también marcaron esa época.

Agencias