Ciudad de México.- Este jueves Luis Rubiales, quien fuera el presidente de la Federación Española de Fútbol, ha sido encontrado culpable por el delito de agresión sexual y condenado a pagar una multa de 11 mil 200 euros, esto, luego de que se determinara que el beso no consentido hacia la jugadora Jenni Hermoso fuera un agravante que vulneró a la deportista, sin embargo, se consideró improcedente cualquier acción penitenciaria, echándose para abajo la exigencia de la fiscalía de imputarle 2 años de prisión.
Paralelamente, para alcanzar el fallo se contemplaron otros ejes de cohesión y manipulación que ejerció Rubiales a fin de desprestigiar la versión de Hermoso, pues se documentaron amedrentamientos e intentos de presionar al equipo completo de la liga española de minimizar el hecho y declarar a su favor. En respuesta, la fiscalía pretendía sentenciar a Rubiales con prisión por el conjunto de estas violencias, sin embargo, fue absuelto y la pena no trascendió más allá de la multa.
Por su parte, Jenni Hermoso se defendió durante toda la audiencia señalando a Rubiales de haber cometido la acción sin su consentimiento y peor aún, haber mermado su salud mental al tener encima a toda la Federación de Fútbol para defender a su agresor. En respuesta, la abogada Olga Tubau y el mismo Rubiales negaron de manera incisiva estos señalamientos, señalando que el beso había sido totalmente seguro pues incluso, el director técnico le había preguntado si «podía darle un besito» a lo que Hermoso, presuntamente, respondió, «vale«; hecho que fue absolutamente negado por la jugadora quien sostuvo que esa acción la hizo sentir poco respetada.
La férrea defensa de Rubiales pretendía absolver de toda culpa a su cliente, y aunque sí se logró alcanzar la multa, no se alcanzó ninguna medida penitenciaria como se pretendía. En añadidura, se lograron algunas medidas restrictivas como prohibirle al exentrenador estar a menos de 200 metros de Hermoso y comunicarse con ella en un año.
Los otros 3 implicados en el caso Rubiales logran ser absueltos
Ni la presión mediática, ni los testimonios de diversas jugadoras fueron suficientes para implicar a otros 3 hombres señalados de ejercer el pacto patriarcal y encubrir a Rubiales; se trata del exdirector de la liga masculina Albert Luque; Jorge Vilda exseleccionador de la liga femenil y el exdirector de marketing, Rubén Rivera.
Probablemente el pacto patriarcal más expreso siempre se dio entre Vilda – Rubiales, pues ambos salían a la defensa del otro, aún, cuando existían denuncias de acoso.
En el documental de Jenni Hermoso «Se acabó» dan algunas pinceladas de la violencia que Vilda cometió en contra de ellas, «se sentía el dueño de todo», recuerda una de las jugadoras. Vilda las vigilaba todo el tiempo, determinaba qué hacían, qué decir, qué debían comer y también, merodeaba en las madrugadas por los pasillos de los hoteles donde se hospedaban. Jenni Hermoso y Laura Codina recuerdan que, en algunas ocasiones, se metía a las habitaciones de manera imprevista cuando se preparaban para dormir.

Jorge Vilda era intocable, siendo hijo del también entrenador Ángel Vilda quien era íntimo de Rubiales, presidente de la Federación: en el fútbol español el apellido Vilda pesada y todo se le era permitido a Jorge, aún cuando eso implicara el acoso;
A manera de resistencia y con el mundial femenil 2023 en la puerta, inició el primer movimiento por pedir la destitución de Vilda, exponiéndose aquí, el primer pacto patriarcal que las perseguiría durante meses: Rubiales a la defensa de Jorge Vilda. En un intento de hacer retroceder esta lucha, las reunieron a todas con el objeto de decidir quién sí y quién no iría el mundial; se buscaba ver quién sí era fiel a España y qué jugadoras traicionarían «la camiseta».
Hoy, los 3 hombres (Vilda, Albert Luque y Rubén Rivera) quienes tomaron un papel protagónico para caer en omisiones y proteger a Rubiales han sido absueltos de todo; no se les logró imputar ninguna multa y mucho menos, algún acto reparatorio por los intentos de amedrentar a las jugadoras para negar los abusos de Rubiales.
La historia de Jenni Hermoso y sus compañeras encarna una lucha contra el sistema; no se trató como se ha intentado disfrazar de «Rubiales vs Jenni»; no fue una lucha bilateral, sino más bien, una estructural. Otras jugadoras de la selección se acuerparon a la lucha, defendieron a Jenni y atestiguaron la manera en que toda la selección -mayormente liderada por hombres-, pretendía hacerlas callar. Desde el equipo de marketing, los de relaciones públicas que las amagaban, los altos directivos que se mostraban furiosos con ellas y por supuesto, las hinchas españolas que empezaban a atacarlas de forma digital acusándolas de traicionar el fútbol nacional.
Celia Amorós ya advertía en «Notas para una teoría nominalista del patriarcado«, que las modalidades históricamente viejas como el pacto patriarcal son más que enunciados en los que se afirma algo de alguien, es un «tú eres de los nuestros y estás en nuestro pacto, ¿verdad que nos entendemos?, ¿qué sabemos, a priori, de qué hablamos? y precisamente por ello, estas frases, tópicos o lugares comunes, se repiten hasta el infinito: forman parte de las reglas prácticas de constitución de los pactos seriales. Entonces, el feminismo como todo proceso emancipador nos suministra de nuevas claves para descifrar estas claves, reconstruir la realidad y luchar en contra de estos pactos, donde lo pactado, son las propias mujeres.
Todas estas violencias y más fueron encaradas por el equipo femenil durante 2023; una lucha que las llevó a sobrevivir a constantes agresiones e intentos de socavar el poder del fútbol femenil. Aún con ello, la resistencia se erigió y el caso Rubiales se zanja como uno de los hechos deportivos más complejos; no sólo por el odio machista que despertó en su contra, sino también, por recordar que, a pesar de que las mujeres se sostienen en los deportes de talla internacional, la asimetría y el pacto patriarcal continúa oprimiendo su libre desempeño; la igualdad de condiciones aún no es una realidad, mientras quienes muevan las decisiones continúen siendo hombres con actitudes patriarcales.
Se zanja el caso Rubiales y con ello, queda el registro de las dinámicas de las ligas de fútbol, pero también, la sensación agría de la improcedencia de cualquier acción penal o restaurativa; la impunidad terminó embargando el caso.