Fátima Bosch gana Miss Universo 2025: una corona para México y un mensaje que desafía los moldes del certamen

*Una nueva narrativa alzó la voz para defender los derechos de las mujeres frentes abusos y discriminaciones en los concursos.

20.11.2025.-  Tailandia.- La mexicana Fátima Bosch se coronó este jueves 20 de noviembre como Miss Universo 2025 en una gala celebrada en Bangkok, Tailandia, marcando un hito no solo para su país —que suma así su cuarta corona en la historia del certamen— sino también para el discurso que representa: uno que desafía los estereotipos de belleza y reivindica la dignidad, la valentía y la voz de las mujeres en espacios tradicionalmente normados por la apariencia.

Bosch, originaria de Tabasco y licenciada en Diseño de Indumentaria y Moda por la Universidad Iberoamericana, se impuso entre más de 100 candidatas de todo el mundo. Su desempeño fue sólido en todas las etapas del concurso —traje típico, traje de baño, vestido de noche y ronda de preguntas—, pero fue su respuesta final la que selló su victoria y resonó más allá del escenario:

“Las mujeres que logramos pararnos con valentía somos las que hacemos historia.”, respondió a la pregunta de la Juez que la inquirió sobre los retos de la mujer en esta era.

Con esa frase, pronunciada con firmeza y emoción, Bosch no solo respondió a la pregunta sobre el papel de las mujeres en el siglo XXI, sino que también se posicionó como una figura que encarna una nueva narrativa: la de una mujer que no se limita a representar belleza, sino que interpela, denuncia y transforma.

Durante el certamen, Bosch también fue reconocida por su postura frente a las humillaciones que sufrió por parte del director tailandés del concurso, Nawat Itsaragrisil, a quien enfrentó con dignidad y sin renunciar a su participación. Su actitud fue ampliamente celebrada en redes sociales y por organizaciones feministas que han criticado históricamente la cosificación de las mujeres en este tipo de eventos.

La edición 74 del certamen estuvo marcada por tensiones internas, caídas accidentadas —como la de Miss Jamaica— y una creciente presión por reformar los criterios de evaluación. En ese contexto, el triunfo de Bosch ha sido interpretado como un punto de inflexión: no solo por su origen y formación, sino por el contenido político y ético de su discurso.

En el cuadro final, la representante de Tailandia obtuvo el segundo lugar, seguida por Colombia, Sudáfrica y Filipinas, quienes también destacaron por sus intervenciones en la ronda de preguntas. Sin embargo, fue Bosch quien logró articular una respuesta que trascendió el formato y conectó con una audiencia global que exige certámenes más inclusivos, diversos y comprometidos con los derechos humanos de las mujeres sin cosificarlas.

La corona que recibió —valuada en cinco millones de dólares y compuesta por perlas del mar del sur— fue colocada por la danesa Victoria Kjær Theilvig, Miss Universo 2024. Pero más allá del símbolo, lo que Bosch se lleva es una plataforma desde la cual ha prometido impulsar causas como la igualdad de género, el acceso a la educación y la erradicación de la violencia contra las mujeres.

Su victoria no es solo un logro individual ni una medalla para México. Es, como ella misma dijo, “un acto de valentía que puede abrir camino a otras mujeres que se atreven a alzar la voz”.