¿Felices fiestas?

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/ Tere Vale /

En estas fiestas de fin de año me encantaría no escribir el artículo quejica de siempre. Esto es, no divagar una vez más sobre los problemas que enfrentamos este 2025 y los enormes desafíos que tendremos en el inminente 2026. En mi fallido intento, revisé un libro por aquí y leí otro por allá en la búsqueda de algún texto que lograra animarme. En ese afán me topé ­—quizá inconscientemente— con algunas frases célebres de una de mis heroínas favoritas: Mafalda, que, como siempre, fortaleció mi inevitable sentido trágico de la vida. Ni modo.

Mafalda dice:

“Como siempre, apenas uno pone los pies en la tierra se acaba la diversión”

Esto va para los millones de personas que pensaron que los populismos que dominan en buena parte del mundo iban a acabar con la desigualdad y los problemas sociales del siglo XXI. Los populismos son, como bien dice el intelectual francés Pierre Rosanvallon, una de las muchas mutaciones perversas de la democracia. ¿Serán iguales los modos de Trump, Maduro o Bukele? Lo dudo, aunque hay muchos rasgos que los unifican: los hermanan sus formas de gobernar antidemocráticas, la polarización que promuevan, su falta de respeto a las instituciones, su raquitismo cultural, su desprecio por la ciencia, así como su soberbia y la falta de apego a la realidad que muestran sus gobiernos. Al triunfar los populismos, como dijo Mafalda, se acabó la diversión.

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Otra:

“Si uno no se apura a cambiar el mundo, es el mundo el que lo cambia a uno”

De acuerdo. Los demócratas no nos apresuramos lo suficiente para cambiar al mundo. No se cumplió con la promesa de que hubiera igualdad; las libertades y el respeto a los derechos humanos no pudieron solitos equilibrar las cosas. Por el contrario. Con engaños, los demagogos no sólo no honraron la democracia, la destruyeron para conseguir que cada vez hubiera más indolencia. Su irresponsabilidad arrinconó las posibilidades de la democracia y consolidó a estos gobernantes ignorantes, manipuladores y mentirosos que encandilan al mundo. Mafalda, tenías razón.

Muchos contribuimos en la creación de los espantosos monstruos que nos gobiernan. ¿Estamos los ciudadanos comprometidos para defender la democracia? ¿Nos preocupan los derechos humanos, los feminicidios, la corrupción, el respeto a la ley, el cuidado del ambiente, la supervivencia de las instituciones, como para luchar por ellas y defenderlas? ¡Ay, Mafalda, no seas cruel, no me hagas pensar, que ya mero viene Santa Claus!

Mafalda no se apiada:

“El ser humano es la única criatura que se perjudica a sí misma”

Toda la razón, querida. Los humanos nos hemos perjudicado mucho. ¿Cómo desentrañar qué pasaba por la cabeza de los gobernantes de hace algunos años, de los estudiosos, investigadores, de los académicos, de los periodistas y del ciudadano común, que no tuvimos el instinto de supervivencia que previniera el desastre actual? ¿Acaso se trataba de lograr la revancha al precio que fuera? Aquí están los resultados.

P.D: Eso sí, no te olvides, Mafaldita, que también dijiste: “Aquí no se rinde nadie”. Siempre lo recuerdo, amiga, y me mantiene con vida.