Francisco I y la noviolencia: más cerca de Asís que del Vaticano.

*A las madres y colectivos morelenses y de Ecatepec, por el reconocimiento a su invaluable e incansable lucha por la construcción de verdad, justicia y paz en México (Premio Nacional de Derechos Humanos “Don Sergio Méndez Arceo” 2025).

*A los zapatistas por su defensa de El Común, raíz de la vida humana plena.

/ Pietro Ameglio*/

El papa Francisco I -Jorge Bergoglio- acaba de morir. Como bien decía él mismo: “la muerte no es el fin de todo, sino el comienzo de algo…la vida eterna es el comienzo de algo que no tendrá fin” (Prólogo al libro En espera de un nuevo comienzo. Reflexiones sobre la vejez, del cardenal Angelo Scola). Coincido plenamente con esta perspectiva de la muerte, como el amanecer a una nueva vida (Elizabeth Kübler-Ross), como la transformación hacia otra realidad (Thich Nhat Hanh).

Se fue de nuestro mundo, en parte, como vivió: en la ceremonia sencilla que pidió para su entierro -no en el fastuoso San Pedro- lo esperaban a la entrada de la Basílica de Santa María la Mayor, un grupo de 40 marginados por las sociedades e iglesias del mundo -haciendo vida la frase evangélica de que “los últimos serán los primeros”-, sobre todo: pobres, migrantes, sin techo, trans, diversidad sexual, presos…En su pontificado abogó con claridad y voz fuerte por los más pobres continuamente, contra el consumismo capitalista desenfrenado, contra la destrucción del medio ambiente (hizo un foro mundial por la Amazonía, entre otras cosas), contra todas las guerras, a favor de los movimientos sociales (organizó encuentros internacionales), de los derechos de las mujeres en la Iglesia…Sobre todo, fue un líder religioso empático y humilde con la gente de todos los niveles, muy humano y humorista en sus relaciones sociales, haciendo honor en su vida a la austeridad que testimonió a quien dedicó su pontificado: Francisco de Asís. Vivía en un sencillo departamento en el Vaticano, lejos de los grandes aposentos papales.

Claro que críticas justificadas a su pontificado siempre habrá muchas como hacia cualquier ser humano, en especial sobre algunas de sus acciones no siempre firmes y claras contra la pederastia en la iglesia, por ejemplo, hacia jerarcas en Chile, Estados Unidos, México. No hay por qué ocultarlas, ni caer en idolatrías ciegas y acríticas (habiendo además sido él un hombre con espíritu crítico) que en nada ayudan su legado ni a humanizar y valorar a los grandes personajes de la historia, como lo fue Francisco I. Sin embargo, algo que lo ennoblece son las fuertes resistencias, boicots, ataques de todo tipo, de los sectores más conservadores y ultraortodoxos dentro de la misma Iglesia. Lo que no se podrá negar es que, en el fondo y más allá de todo juicio histórico y personal, Francisco I acercó la Iglesia a la gente más sencilla en una forma cálida y de escucha, con posturas de justicia social y amor a los pobres, en un tiempo de fuerte crisis de fe en Dios y en esa institución católica -en particular-. Además de que fue un líder político mundial de referencia obligada y permanente para otros líderes similares. Una prueba fue la presencia internacional en su entierro, con toda la manipulación que esta pudiera llevar atrás.

Su encíclica de Laudato si’ fue una defensa férrea de la creación de Dios en la naturaleza y el medio ambiente; fue usada como referencia en muchos espacios y talleres de ecología (“casa común” a proteger) también fuera de la Iglesia católica, como me consta. La otra encíclica que quedará registrada como central fue la de Fratelli Tutti, que toca un tema fundamental de nuestro tiempo: “Estamos más solos que nunca en este mundo masificado que hace prevalecer los intereses individuales y debilita la dimensión comunitaria de la existencia…El avance de este globalismo favorece normalmente la identidad de los más fuertes que se protegen a sí mismos, pero procura licuar las identidades de las regiones más débiles y pobres, haciéndolas más vulnerables y dependientes”). Asimismo, queremos también hacer referencia a su carta del 2025 titulada Esperar más allá de toda esperanza. En ella -abordando un tema tan actual y urgente en todos los ámbitos de la humanidad- apuntaba que “Negarnos a resignarnos antes las situaciones de angustia permite que la esperanza tome cuerpo en nosotros…(Citando a un amigo afirma que) la esperanza es provocadora y, además contagiosa. Lo contrario de la esperanza es la indiferencia o la resignación”. Y complementa con la idea que la esperanza está ligada a la verdad y la justicia…no hay verdadera paz sin justicia”.

Francisco y la Noviolencia

El valioso movimiento internacional por la paz y la justicia Pax Christi, señala en su Adiós, Francisco (21 abril), cómo Francisco conminó a unos activistas franceses a que “inicien una revolución, sacudan las cosas. El mundo está sordo; tienen que abrirle los oídos”. Reflexionado entonces que “El mismo Francisco encarnó este espíritu revolucionario, impulsando una revolución noviolenta que prioriza el bienestar de todos, especialmente de los más rechazados, excluidos y atacados”. Y retomaron luego sus palabras en un encuentro del 2017 con la Liga Antidifamación: “Ante la demasiada violencia que se extiende por todo el mundo, estamos llamados a una noviolencia mayor, que no significa pasividad sino la promoción activa del bien”.

En el mismo sentido, el mensaje del papa en la Jornada Mundial de la Paz (1º enero 2017) fue claro: “La noviolencia como un estilo de política para la paz…que la noviolencia se transforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus acciones…(Retomando a Madre Teresa, a quien había proclamado santa en septiembre anterior) su misión es salir al encuentro de las víctimas con generosidad y dedicación, tocando y vendando los cuerpos heridos, curando las vidas rotas. La noviolencia practicada con decisión y coherencia ha producido resultados impresionantes…La iglesia se ha comprometido en el desarrollo de estrategias noviolentas para la promoción de la paz…La Iglesia Católica acompañará todo tentativo de construcción de paz también con la noviolencia activa y creativa”.

Explorando más referencias significativas concretas acerca de la noviolencia en las reflexiones públicas de Francisco I, encontramos también que en febrero del 2022 en un encuentro con jóvenes universitarios de América Latina, les dijo: “Necesitamos la profecía de la noviolencia. Este es el mayor reto que esperan de ustedes” (Nicolás Paz, El papa Francisco y su testamento espiritual de noviolencia” en Vida Nueva, 24-4-25). Por su parte, el académico Ken Butingam también retoma exhortos claves de Francisco al respecto, como los del Día Mundial de la Paz en 2017 donde señalaba cómo el papa nos llamaba hacia la Otra Vía: “noviolencia activa, un valor central del Evangelio que combina el rechazo de la violencia con el poder del amor y la reconciliación en acción” (Pope Francis opened space for the nonviolent shift, Pressenza, 24-4-25).

Francisco entre Guerras, Genocidios y Gaza

Francisco fue hombre de acción por la paz, “metió el cuerpo” con testimonio directo en territorios claves de la guerra y la inhumanidad mundial, para testimoniar por la paz y a favor de las víctimas: islas de Lampedusa (8-7-13) en Italia y Lesbos en Grecia (5-12-21) con los migrantes; Irak (5-8 marzo 2021); República Centroafricana (noviembre 2015); en abril del 2019, durante un retiro en el Vaticano -¡inclinándose y besándoles sus pies! en una acción cristiana tan profunda- le rogó al presidente (Salva Kiir Mayardit) y dos líderes más del genocidio en Sudán del sur que aceptaran los acuerdos de paz, algo que hicieron pocos días después. En febrero del 2023 fue a Sudán del sur a abogar nuevamente por la paz.

Por otro lado, el papa tuvo un gran maestro de vida en su homólogo de Asís. Recordemos lo ejemplar y profundamente inspiradora desde la noviolencia que fue la acción de Francisco de Asís cuando se embarcó hacia Jerusalén como “peregrino en son de paz”, junto a algunos de sus hermanos menores, en 1219 durante la V Cruzada. Así, hizo presencia en el lugar de la guerra y la inhumanidad, junto a las víctimas. Pero además tuvo un encuentro personal con el sultán Malik al Kamil, quien -más allá de que le pidieran convertirse al cristianismo- reconoció la autenticidad de la fe y deseo de paz de Francisco, y le pidió que rezara por él. La Cruzada no se detuvo pero la lucha de Francisco por la paz se hizo radicalmente desde el evangelio de la noviolencia; la semilla y el ejemplo quedaron sembrados para siempre. En la epistemología de la paz y la noviolencia sabemos que las acciones no dependen de sus resultados finales o “periféricos” (Piaget), sino de los procesos y de la identidad moral que implica hacerlas.

A su vez, en la actualidad con el genocidio en Gaza, el papa Francisco fue sin duda una de las pocas voces políticas y religiosas mundiales de ese nivel y poder más firmes y claras. No usó la palabra “genocidio”, pero pidió que se investigara si eso era lo que estaba ocurriendo: “Lo que está sucediendo en Gaza, que según algunos expertos parecería tener las características de un genocidio, debería ser investigado con atención” (17 noviembre del 2024). Continuamente declaró contra el sufrimiento del pueblo palestino, por el cese a los bombardeos, por la ayuda humanitaria y la liberación de los rehenes israelíes. Días antes (14 de noviembre) había recibido en el Vaticano a 16 israelíes que habían estado cautivos de Hamas por muchos meses.

Muy cerca de la navidad del 2024 (22 de diciembre) decía -suscitando protestas airadas del Ministerios de Asuntos Exteriores israelí- que: “Es con dolor que pienso en Gaza, en tanta crueldad, en los niños ametrallados, en los bombardeos de escuelas y hospitales. Cuánta crueldad…Estos no es la guerra. Quería decir esto porque toca el corazón”. Asimismo, poco tiempo antes, frente al cuerpo diplomático internacional, había denunciado que “No podemos aceptar de ninguna manera el bombardeo de civiles. Que los niños mueran de frío porque se han destruido hospitales o se ha dañado la red energética de un país”.

Incluso, una de sus últimas llamadas -como cada semana desde el inicio del genocidio-, fue a la parroquia católica de Gaza, encargada al padre Gabriel Romanelli, misionero argentino del Verbo Divino. Este sacerdote ha contado cómo estas llamadas del papa eran un “antídoto contra la desesperanza” para los jóvenes palestinos de la parroquia. Y también se acaba de saber que Francisco entre sus últimos deseos expresó que el “papamóvil” sea convertido en una clínica ambulante para los niños y niñas de Gaza. Esta iniciativa ya se está operando por la Cáritas Jerusalén (Sputnik Mundo). Dos acciones profundas, simbólicas y materiales muy concretas de empatía y solidaridad con las víctimas más indefensas del genocidio -niños-, y de denuncia evangélica -desde la vida de Jesús- de cómo actuar con los bienes de la Iglesia -papamóvil- frente a un genocidio.

Creo que, al respecto de Gaza, uno de los mayores elogios y piropos al trabajo por la paz del papa Francisco fue que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel borró las publicaciones de condolencias por la muerte del papa, de 10 de sus embajadas en el mundo.

Mientras escribo este artículo, tengo frente a mí la foto del niño gazatí Mahmoud de 9 años, amputado de sus brazos, tomada por la fotoperiodista palestina Samar Abu Elouf, ganadora del premio World Press Photo 2025. Las lágrimas de impotencia y coraje caen, junto a la pregunta de ¿qué más podemos hacer como acciones noviolentas solidarias o de lucha social -a tanta distancia geográfica- contra este genocidio encabezado por los gobiernos sionistas de Israel y Estados Unidos? Y justamente hoy -3 de mayo- aparecen en la prensa declaraciones del ex_primer ministro israelí Ehud Barak llamando a la “¡desobediencia civil!…En el nombre de cientos de miles de ciudadanos, de la oposición, de los dirigentes de la economía, de las tecnológicas, de los intelectuales, de los alcaldes, de los movimientos juveniles, del movimiento de los kibutz…todos lo pedimos”. En medio de manifestaciones cada vez más masivas bajo el lema de: “Netanyahu es un peligro para Israel” (aunque más bien para los palestinos diría yo…).

En todo este año y medio hemos venido sosteniendo por muy diferentes medios que la historia de la resistencia civil noviolenta, nos enseña que acciones tan inhumanas como un genocidio se detienen sólo -entre sus principales ejemplos- con grandes masas nacionales en las calles en desobediencia civil, y no dejando esos espacios hasta que los responsables renuncien a sus cargos o suspendan esas acciones. Y la pregunta que nos hacíamos siempre era: ¿dónde está la población masiva de Israel y Estados Unidos en este genocidio, porque son muy similarmente responsables como sus líderes políticos y militares si no hacen nada radical y proporcional contra el genocidio?

Por otro lado, como parte de una reflexión final (que hemos reiterado en muchos espacios diferentes con amor y respeto fraterno hacia Francisco, quien antes metió su cuerpo en Sudán del sur, Irak, República Centroafricana, entre otros territorios de muy alta violencia bélica), desde la práctica e historia de la noviolencia en situaciones de extrema violencia como es el caso de Gaza, nos ha quedado en el aire la inquietud de que el papa (sumado a líderes del islam, el judaísmo y otras tradiciones religiosas) fueran a Gaza -acompañados de quienes creyeran conveniente, y claramente nos ofrecíamos a ir con ellos si así lo consideraran-, y permanecieran allí junto a las familias palestinas y de los rehenes israelíes, en oración y ayuno hasta que cesara el fuego y entrara la ayuda humanitaria en este genocidio atroz. Lo digo realmente con toda humildad, sin ningún afán de culpabilizar o juzgar a nadie: ¡quién sería yo para hacerlo! Sino solamente como un hermano más de Francisco en la fe cristiana, que busca “pensar en voz alta” con humildad y angustia una acción noviolenta desde la justicia y la paz, en el estilo que creo Jesús y Gandhi nos enseñaron. Tal vez ahora, con su seguramente poderosa intercesión espiritual, Francisco nos ayude a inspirarnos y actuar ya mejor a todas y todos para ¡salir de esta impotencia y detener cuanto antes tamaño genocidio atroz!

*Pietro Ameglio. Miembro del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), del Colectivo “Pensar en voz alta”, y del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en 2011.