¡¡¡Fuera Gatell!!!

Guadalupe Loaeza

No pertenezco al “ballet folklórico de la derecha”, sin embargo, las recientes declaraciones del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, me pusieron a bailar el Jarabe Tapatío, pero no nada más a mí, sino a miles de mexicanos que vimos la entrevista que le hicieran los moneros de El Chamuco, en el canal 22, al doctor en cuestión. No lo podía creer, subí dos veces el volumen de mi televisor, seguía sin creerlo; como el encuentro era entre moneros, incluyendo a López-Gatell, pensé que se trataba de una sátira, del teatro del absurdo. La actitud de los caricaturistas era de risa, más bien de carcajada; se bebían sumisamente las palabras del entrevistado: “claro que sí…”, asentían con absoluta veneración como si los dichos del invitado los hubiera proferido un Premio Nobel de Medicina. Todo era tan ridículo, tan falto de seriedad, pero sobre todo, escuchar a Gatell resultaba indignante y vergonzoso.

La reacción en las redes no se dejó esperar, la mayoría eran de protesta contra las temerarias afirmaciones de Gatell; no obstante, no faltaron los que lo apoyaban e incluso halagaban su valentía al exhibir “la conjura internacional en contra del gobierno de México”. Pero nada de lo dicho en el programa se compara con la realidad y esta realidad se refiere particularmente a la angustia y desesperación de los padres de niños y adolescentes afectados por el cáncer que tienen todo el derecho de protestar. Nada es más importante que la salud, ni la política, ni la economía, ni la imagen de la 4T. ¿Cómo explicarle a un médico epidemiólogo, educado en universidades extranjeras, consentido del líder, que piense primero y después se exprese y no al revés? ¿Cómo hacerle entender que su imagen está totalmente difuminada, que ya nadie le cree (salvo los moneros y La Jornada)? ¿Cómo decirle que por ética profesional y por juramento hipocrático, no se puede anteponer la política a la salud? “¡¡¡Fuera Gatell!!!”, yo también grito, como vociferaban no veinte, sino cientos de padres de familia que se manifestaban en el aeropuerto de la capital y en otros estados del país.

¿Quién conminó a ese palero del Presidente a que fuera entrevistado en El Chamuco?: “Te me vas de volada al canal 22 y a ver cómo le haces para explicarle al público lo de la tardanza de los medicamentos contra el cáncer. Como puedas, dales a entender que todo este desabasto se trata de una conspiración con fines golpistas contra nuestro gobierno. ¿Entendiste? No te preocupes, los moneros, que siempre nos han apoyado, estarán en la misma frecuencia del Palacio Nacional”. ¿Por qué en momentos como este con una pandemia encima, con récord de muertos, quieren exhibir las irregularidades de las farmacéuticas, problema conocido desde antes de la 4T? Porque no saben cómo resolver el desabasto de medicamentos, en especial los que tienen que ver con la parte más sensible de la población: los niños con cáncer. En otras palabras, son unos ineptos. Más que crueles, son in-com-pe-ten-tes, incapaces e inútiles. Confundieron la lucha contra la corrupción con la lucha contra las enfermedades potencialmente mortales: destruyeron la cadena de distribución de medicamentos, que porque supuestamente era corrupta; destruyeron el seguro popular, pensaron que distribuir medicamentos era cosa fácil, cuando compran a las farmacéuticas -que por cierto no son ejemplo de bondad- el gobierno no paga y, más que nada, están contaminados por una supina ignorancia de economía básica: oferta y demanda. Y por si fuera poco, y como castigo divino, cae una pandemia en la que se gasta hasta el último centavo, porque no guardan reservas para emergencias. Por añadidura AMLO le ha pegado a la industria farmacéutica en general por quererle pegar a ciertos distribuidores. El sector salud está muy lastimado por todo esto y, claro, son los pacientes quienes pagan el pato.

Cada vez que López-Gatell abre la boca y mete la pata (muy seguido), imagino a su padre, al urólogo, el Dr. Francisco López-Gatell Trujillo, perturbado y sintiendo una enorme pena ajena. “A ver, Hugo: ¿para qué exponerse tanto? ¿Por qué quieres quedar tan bien con un Presidente como este, que incurre en tantos despropósitos y que no tiene la menor idea de administración pública, y que además se deja guiar por impulsos? ¿Eres médico o político? Si eres lo primero no eres tan malo, pero si eres lo segundo, estás perdido…”.

Por último y lo más importante, ¿hay o no hay desabasto?