/ Eduardo Sadot /
Jalisco ha sido famoso por sus hembras hermosas y por el prototipo de los machos mexicanos hombres recios y valientes, vestidos de gala charro, García Harffuch tienen sangre jalisciense y herencia de hombres valientes y leales, Omar no es un hombre que se amedrente con nada, ni le tiene miedo a nadie ni a nada, lo trae en la sangre lo demostró al sobrevivir a un terrible atentado y no salió huyendo al extranjero como muchos que por seguridad lo habrían hecho, tiene empeñada su palabra con la presidenta Sheinbaum y ella lo sabe tanto como él, ella sabe que es un hombre que honra su palabra, y con nadie se siente y está segura la presidenta como con él.
Presidencialmente podría decirse que es la reencarnación de su abuelo el General Marcelino García Barragán, que en su momento, en su tiempo y en su época, dejó más que acreditada su lealtad a la figura del presidente de la república, hoy a Omar le ha tocado hacer lo propio y no variará lo que le es heredado en la sangre, no hay que olvidar que también en su momento a su padre, Don Javier García Paniagua, también le tocó ceder su poder y respaldo para buscar la presidencia de la república y se replegó a la determinación del presidente de la república en turno. Por esto último, también algunos izquierdistas le guardan rencor y se suman a la larga fila de enemigos del secretario.
Hoy, Omar García Harfuch está al frente de la más importante y peligrosa responsabilidad que ningún funcionario haya tenido en los últimos cincuenta años de la vida de México, una tarea que de salir victorioso y contar con todo el respaldo de la presidenta – y cuenta incondicionalmente con su respaldo para cumplir con su tarea – independientemente de las posibilidades políticas que tendrían, contaría con el reconocimiento de muchos mexicanos dentro y fuera de su partido, por haber logrado una tarea que se ha creído casi imposible, pacificar al país, aplicar la ley y poner orden en un México, donde la autoridad ha sido omisa circunstancial o intencionalmente, privilegiando al crecimiento de la delincuencia.
García Harfuch está bajo fuego real de la delincuencia y fuego político de todos los aspirantes a ocupar el lugar de Claudia Sheinbaum, sin duda Adán Augusto, Monreal, Ebrard, de la Fuente, Noroña, algunas gobernadoras y gobernadores y Andy harán cualquier cosa por descarrilar al secretario de seguridad para la sucesión presidencial aún prematuramente, sin perder de vista que ha sido evidente la relación secreta de algunos de ellos con la delincuencia y con quien además están aliados o tienen fuertes vínculos.
Por su parte, la delincuencia organizada, en los estados donde se encuentran asentados – que son todos o casi todos – también está dispuesta a hacer todo lo que esté de su parte, para que el secretario no siga ocupando un lugar destacado en el gobierno de Sheinbaum y en el ánimo de la presidenta.
Las armas que utilizarán para lograr su objetivo, serán todas las que puedan: políticas, propagandísticas, intrigas palaciegas, calumnias y el uso de todo tipo de armas en manos de la delincuencia, atentados aéreos, armas de alto poder, recursos para comprar voluntades traidoras, información de sus desplazamientos, no van a escatimar recursos y oportunidades. Ojalá no lo logren, por el bien de México, de la presidenta y de él.
Es lamentable que un mexicano con talento y la mejor voluntad de servir a su patria y a su jefa, haya de ocupar también parte de su tiempo para establecer medidas de seguridad que garanticen en la medida de lo posible su integridad.
A la estructura de Harfuch le han hecho daño, el homicidio del licenciado Morales Figueroa y recientemente a elementos de su dependencia, más las amenazas con carteles de los cárteles, son claro ejemplo de lo que son capaces, para dimensionar y darnos una idea del valor del secretario y de trascendencia de su tarea, basta intentar ponerse en su lugar y reflexionar si cualquier ciudadano estaría dispuesto a correr los riesgos que corre él.
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