*Se deslindan de actos vandálicos que pudieran darse por infiltrados oficialistas para desacreditar la marcha.
*Llaman a la prensa a estar presentes.
12.11.2025 Ciudad de México.- La Generación Z mexicana, integrada por jóvenes nacidos entre 1997 y 2012, ha irrumpido en el escenario público con una convocatoria nacional para marchar el próximo 15 de noviembre en el Zócalo capitalino.
La movilización, articulada desde redes sociales y colectivos digitales, busca denunciar la corrupción, el nepotismo político y la violencia estructural, pero también ha desatado una intensa controversia sobre su legitimidad, liderazgo y autonomía frente a los intereses partidistas.
La Generación Z se caracteriza por su hiperconectividad, su dominio de plataformas digitales y una conciencia aguda sobre temas como justicia social, medio ambiente, derechos humanos y transparencia institucional.
A diferencia de generaciones anteriores, su activismo se despliega en entornos virtuales y se traduce en acciones colectivas que desafían las formas tradicionales de organización política.
En México, esta generación ha comenzado a articularse en torno a causas concretas, como la exigencia de revocación de mandato de la presidenta Claudia Sheinbaum, la denuncia del asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, y el reclamo por una representación política que no les excluya.
Entre los rostros visibles de esta movilización destacan figuras como Sofía Torres, activista digital y estudiante de derecho en la UNAM, y Emiliano Ríos, creador de contenido político en TikTok con más de 300 mil seguidores.
Ambos han sido señalados como impulsores de la marcha del 15 de noviembre, aunque insisten en que el movimiento es horizontal, sin líderes únicos ni filiación partidista. Esta postura ha sido puesta en duda por sectores oficialistas, que acusan a la movilización de estar manipulada por intereses opositores y hasta oficialistas que pretenden desacreditarla
Descalificaciones
El senador Ricardo Monreal declaró el 6 de noviembre que “Los comentarios de los jóvenes en redes sociales están llenos de odio e ira, y no hay justificación para ello.”
Además, pidió cancelar la marcha de la Generación Z, argumentando que la presidenta Claudia Sheinbaum está dispuesta a someterse a la revocación de mandato, por lo que consideraba innecesaria la movilización.
Este tipo de comentarios, entre otros, se suman a una campaña de descalificación en medios afines al gobierno, donde se ha cuestionado la autenticidad del movimiento, se ha sugerido que responde a intereses externos y o simplemente los descalifican porque imitan lo que en su momento hicieron en el movimiento de López Obrador con insultos, estigmatizaciones, difamaciones, discursos de odio y exclusiones, primero con periodistas y más tarde agregando a su lista a las mujeres y luego a todos los sectores.
En respuesta, los colectivos juveniles han difundido comunicados rechazando cualquier vínculo partidista y denunciando intentos de cooptación y desprestigio.
Las demandas de la marcha son diversas y reflejan la pluralidad de preocupaciones de esta generación. Entre ellas destacan la exigencia de justicia por el asesinato de líderes comunitarios, el fin de la corrupción institucional, la garantía de derechos sexuales y reproductivos, la protección del medio ambiente, el acceso equitativo a educación y salud, y el respeto a la libertad de expresión.
La convocatoria incluye acciones simultáneas en otras ciudades del país, como Guadalajara, Monterrey, Veracruz, Puebla y Mérida, y se espera una participación masiva, especialmente de estudiantes y colectivos feministas.
La marcha del 15 de noviembre no solo representa una expresión de inconformidad, sino también una disputa por el sentido de lo público y la legitimidad de las nuevas generaciones como actores políticos.
En un contexto de polarización y desconfianza institucional, la Generación Z mexicana se posiciona como un sujeto colectivo que exige ser escuchado, sin intermediarios ni tutelas.












