Golpista #BajaCalifornia

MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN

Lo que ocurre en Baja California es una burla a los ciudadanos, una afrenta a las instituciones y una patada a la legalidad.

Seamos sinceros, ya muy poco nos puede sorprender. Hemos visto suficientes malabares e infinidad de trucos para doblar la ley, y que diga lo que alguien está interesado que diga. Pero cambiarla a capricho para hacer trajes a la medida y usurpar una posición de gobierno que no se obtuvo en las urnas, no sólo es burdo y grosero, sino antidemocrático e ilegal.

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La historia es como sigue:

En sesión extraordinaria, la medianoche del lunes, 21 de los 25 diputados locales de Morena, PAN, PRI, PRD, MC, PT y Transformemos, aprobaron la iniciativa del legislador Víctor Morán, de Morena, para que el recién electo gobernador —el 2 de junio— Jaime Bonilla, tenga un mandato de cinco años y no de dos, como lo votaron. Regalazo. De un plumazo, tres años más. Desde hace meses, Bonillabuscaba extender el mandato, que arranca el 1 de noviembre.

El periodo de dos años para el gobernador electo este 2019 se estableció en 2014, cuando se reformó la ley electoral para empatar las elecciones locales con las federales a partir de 2021. Dos veces el Tribunal Electoral local concedió la extensión del plazo, primero a cinco años y luego a seis, pero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) lo echó para atrás. La última vez, días antes de la elección.

Para el cambió, además del favor de la Legislatura local, Bonilla necesitaba la aprobación de tres de cinco cabildos. Ya la tiene. Se va saliendo con la suya.

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El Congreso de BC no tiene razón de ser. Sus integrantes no representan la voluntad popular ni defienden los intereses de los ciudadanos; están al servicio de una persona.

Borrar de un plumazo una ley, a destiempo y sin rubor alguno para favorecer a su jefe —el gobernador electo— rompe el orden democrático. Es ilegal e ilegítimo.

Los ciudadanos eligieron un gobernador para dos años. Ahora, ya electo, quiere cambiar la jugada y usurpar la voluntad popular, ampliando a su conveniencia su mandato.

Ayer platiqué en la radio, en MVS Noticias, con el diputado que promovió la iniciativa. “Los ciudadanos no votaron por dos años, sino por un gobernador”, me dijo. Y que se quede el tiempo que quiera, como quiera y si quiere, sino le hacemos otro traje a la medida, le faltó decir.

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Entre lo grave, lo más resulta que quienes ostentan un cargo de representación —los diputados— o están próximos a asumir el poder —el gobernador electo—, utilicen una vía distinta a la electoral para hacerse del gobierno. Eso es golpismo. La decisión es impugnable, por ilegal. Las instancias judiciales deberán parar el atropello. El Congreso federal está forzado a detener la intentona del Congreso de BC y abrir juicio político a sus integrantes. En el camino, hemos conocido al próximo gobernador. Bonilla quedó retratado como caprichoso ambicioso.

¿Qué dice el presidente López Obrador? “No opino, porque no quiero que se vaya a malinterpretar”, respondió en la mañanera. El presidente que, cuando algo no le gusta, atiza lo mismo contra la CNDH o el poder judicial, ¿prefiere no decir nada en este caso?

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN 

M.LOPEZSANMARTIN@gmail.com