/Dante Gutiérrez/
Sábado 2 de febrero de 2020.- El Día de la Candelaria es una tradición que ha cruzado de lo religioso a lo popular, así lo expuso Gisela von Wobeser, emérita del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM. Este día se festeja la «presentación del niño Jesús en el templo» que así concluyen las festividades relacionadas con el nacimiento e infancia de Jesucristo que inician con la Navidad y luego la llegada de los Reyes Magos.
La costumbre popular es poner un nacimiento en las iglesias y casas donde el centro es la imagen del niño Jesús o Niño Dios el cual se arrulla el 24 de diciembre, y para el 6 de enero cuando «llegan los Reyes Magos», los cuales “traen” regalos a los niños de carne y hueso, es cuando se parte la rosca de reyes y se acostumbra que quienes encuentren los muñequitos dentro del pan, se comprometen en invitar tamales y atole el 2 de febrero, «Día de la Candelaria». Entonces el niño es vestido y sentado en una silla, este día también se levanta el nacimiento.
La conquista de las costumbres
En México, con la llegada de los españoles en el siglo XVI, las celebraciones católicas fueron otra de las envolturas de la conquista, para desplazar las tradiciones y mitología de los pueblos originarios. Pero a pesar del triunfo militar de los conquistadores, la resistencia se mantuvo y adoptó formas singulares en la fusión entre las deidades en las que creían los indígenas y el culto católico.
En tiempos de los mexicas, cuando se rendía culto a Tláloc, a Chalchiuhtlicue (dioses del agua) y a los tlaloques (ayudantes del primero), se les ofrecían tamales para que estas deidades dieran lluvia a la tierra para beneficiar las cosechas. Es así que el 2 de febrero podría ser una fecha significativa en el calendario agrícola.
¡Haaaay tamales!
Pero más allá de lo religioso, este día los protagonistas indiscutidos son los tamales, acompañados de atole o café, una excusa para la convivencia con la familia, con amigos o hasta en los centros de trabajo.
Aunque no es claro el significado de comer tamales ese día, Wobeser plantea que “Algunos creen que se deriva de un sincretismo con las costumbres prehispánicas, pues en ciertas fiestas comían platillos preparados con maíz, que era su principal sustento, lo que tenía un significado simbólico. De acuerdo con algunos relatos prehispánicos, los dioses hicieron varios intentos para crear al hombre, hasta que encontraron el maíz y con él lo formaron”.
Los tamales son un alimento hecho de maíz que se preserva desde la época prehispánica y hay distintas variedades en el centro y sur de América. En México es de gran importancia culinaria por tener la mayor cantidad de variantes, hay grandes diferencias entre los que se preparan en Sonora, a los de Michoacán, Oaxaca o Puebla.
Los tamales pueden ser dulces o salados, ahora hay variantes veganas, usualmente son envueltos en hoja de maíz. Otros, como los tamales oaxaqueños, son envueltos en hoja de plátano; el tamal más grande sería el zacahuil, originario de la Huasteca, el cual se prepara en ocasiones especiales y se llega a hornear en el hueco de un árbol viejo, se podría decir que cada familia tiene una variante para prepararlos.
Con este motivo se lleva a cabo la XXVII edición de la Feria del Tamal que estará hasta el domingo 3 de febrero en el Museo Nacional de Culturas Populares, ubicado en Av. Hidalgo 289, col. Del Carmen, Coyoacán, en la Ciudad de México. En las mismas fechas frente a la alcaldía de Iztapalapa se realiza la 8ª Feria del Tamal.
Los tamales se pueden comer ese día en la casa, con los amigos o en el trabajo o donde se haya partido la rosca de reyes, es un momento de convivio y diversión.
¿Por qué la Candelaria?
Gisela von Wobeser destacó que la palabra candelaria proviene de candela: vela; por lo tanto, su significado está asociado a la luz. “La fiesta de la Candelaria se originó en oriente, durante los primeros años del cristianismo. Al igual que la Navidad, está vinculada a la luz, por eso a los árboles les colocaban velas (como hacen ahora con series de luces en el árbol navideño). Fue en el siglo VI cuando la Candelaria pasó a occidente y se empezó a festejar en relación con la vida de Jesús, porque todos los pueblos de la antigüedad veneraban al sol y la luna, porque la luz es vida y la religión dominante en Europa encontró así la manera de competir con el paganismo. En el cristianismo, uno de los símbolos asociados a Jesús precisamente es el sol”.
En la Ciudad de México la iglesia de la Candelaria ubicada en la alcaldía de Venustiano Carranza se llena de personas que llevan para bendecir las imágenes del Niño Dios. La romería se extiende hasta el populoso mercado de la Merced, este último sitio es donde se reparan y visten las imágenes de yeso.
“No creo que esta festividad se haya desvirtuado, al contrario, creo que sigue muy fiel a lo que ha sido siempre, a diferencia de otras fiestas, como la del Día de Muertos y la de Navidad, que se han fusionado con costumbres y tradiciones de otros países, principalmente de Estados Unidos”, asegura Wobeser.
La imagen de niño dios supera por mucho al ritual católico, debido que además de los atuendos permitidos por la Iglesia que son de santos, santas, vírgenes, ángeles y algunas imágenes como la del Sagrado Corazón, los devotos llegan a vestirlo de diferentes oficios y profesiones: desde médico o ingeniero, hasta futbolista de distintos equipos; también los hay de la Santa Muerte, hasta de huachicolero, demostrando que la tradición va superando la religiosidad.
Fuente: Gaceta UNAM