HACERLO MEJOR

/ Verónica Baz /

El emprendedor y experto en inclusión financiera, Rnjit Sarai, advirtió hace tiempo que las personas no necesitan bancos, sino servicios financieros. En esta lógica, y aprovechando las infinitas posibilidades que nos brinda la tecnología en el mundo de las finanzas, es de donde toma fuerza el sector fintech.
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México es, por supuesto, un gran lugar para el crecimiento de esta industria, tanto para el desarrollo de nuevos proyectos como para la llegada de empresas extranjeras, muchas de las cuales buscan, a partir de su base en México, expandirse a otros países. De acuerdo con la empresa Finnovista, en el arranque de este año estaban en operación 650 financieras tecnológicas en el país.

Las razones son varias, entre ellas destaca que muchas personas aún están al margen de la bancarización, el efectivo sigue siendo muy importante (lo que nos habla del tamaño de la oportunidad), los fondos de inversión han aumentado su participación en el sector, y cada vez más personas tienen la conectividad y los equipos necesarios para beneficiarse de estos servicios.

En el ámbito regulatorio, es importante destacar que México fue el primer país en América Latina que en 2018 creó una Ley para Regular a estas instituciones, la Ley Fintech. Después de unos años se puede decir que, si bien el costo de cumplir ha sido altísimo para muchas empresas, sobre todo para las que inician, le ha dado mucha certidumbre al sector. Los requisitos tienen el objetivo de supervisar, desde riesgos de ciberseguridad, o prevención de lavado de dinero, hasta reportes financieros, operativos, y políticas de control interno y gobierno corporativo.

Echarse un clavado al mundo fintech es fascinante e inspirador, sobre todo por el potencial que tiene para incluir a quienes han estado al margen del sistema financiero tradicional y para reducir los costos de transacción en un sinnúmero de frentes. Son plataformas que tienen el potencial de cambiar las vidas de personas, pero también de cambiar el cómo operan empresas, proyectos y sectores enteros.

Por ejemplo, por qué personas con recursos limitados pagarían altas tasas de interés en un préstamo bancario cuando en plataformas como Doopla otras personas te pueden prestar a una menor tasa y además tener una ganancia interesante; por qué invertirías en bienes raíces por tu cuenta cuando puedes diversificar a través de expertos con plataformas de crowdfunding como M2crowd; por qué cobrarías en efectivo o pedirías una transferencia cuando puedes ofrecer otra opción de pago con tarjeta a través de una terminal como la de Clip; por qué te esperarías al lunes si hay plataformas como Baubap donde puedes pedir un préstamo chico los 7 días de la semana las 24 horas del día; o por qué pagarías grandes comisiones en una tarjeta de crédito cuando puedes tener una sin anualidad o saldo mínimo como la de Nu.

Este sexenio hemos escuchado muchas veces al Presidente quejarse de las utilidades que tienen los bancos. La solución no es obligar a los bancos a cobrar menos y mucho menos crear un banco del Estado. La solución va a estar en una combinación de factores como innovación, regulación que dé certeza, acceso a tecnología, conectividad y, quizás lo más importante, educación financiera.

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