Hasta el aire tiene miedo.

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/ Clara Scherer /

Aquí, allá y en todos lados, como la canción de The Beatles, de 1966. Pero, no es el amor lo que envuelve. La urgencia por escapar ha llevado a millones de personas a migrar. Lo hacen con el miedo en la espalda y a donde llegan, causan gran inquietud. Despiertan temores culturales, laborales y por la seguridad personal. Aquí, allá…

El maltrato y las amenazas contra ellas y ellos, ganan votos. Las mujeres ni entre los suyos están seguras. Cuando el hambre arrecia, cuando el desempleo es constante, venderlas, rentarlas, alquilarlas es negocio. Y no es raro que los autoritarios prometan encauzar el desorden obligándolas a cumplir con los roles tradicionales. Allá, en cualquier parte.

Los gobiernos autoritarios no tienen simpatía por las organizaciones civiles de feministas, de mujeres o de impulso a los valores democráticos. Prefieren el “trabajo de bases”, donde todas y todos caben mientras ensalcen al “líder”, donde les dan transferencias sin más requisito que vivir en México y acudir a sus mítines. Eso sucede aquí, allá y en todas partes.

La ministra Norma Piña lo reiteró: “Los derechos humanos están en riesgo permanente cuando el poder no puede ser contenido, frenado y controlado”. Tal y como sucede en Afganistán, donde ya prohibieron a las mujeres hasta hablar en la vía pública. Turquía, régimen autoritario, donde la igualdad de derechos es ley, pero la realidad aún permite los asesinatos por honor o los suicidios inducidos por la honra familiar mancillada. Aquí, allá…

Las mujeres que, quizá, sean deportadas, llevan ya meses viviendo con angustia. El 20 de enero, esa angustia se convertirá en terror. Las violaciones, tanto a sus derechos como a sus cuerpos, independientemente si son o no detenidas y expulsadas de la “tierra de la libertad” serán una constante con la que aprenderán a vivir por cuatro años. Allá.

Las que sean deportadas conocerán las estaciones migratorias que, dicen, se han remodelado. Si es estilo 4T, no esperen mucho. Dicen que el trato ha mejorado, pero cuando llegan miles y hay cientos de pendientes, el agobio arrasa con la paciencia. Lo visto del Instituto Nacional de Migración es engaño, hostigamiento y muchas otras conductas inhumanas. Garduño, al parecer, seguirá en el encargo. Aquí.

La Ministra Piña rememoró palabras de Morelos: “Que todo aquel que se queje con justicia tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo proteja contra el fuerte y el arbitrario”. En esos lejanos tiempos, nadie le habló de perspectiva de género. Nadie sabe si, de conocerla, utilizaría un lenguaje inclusivo, por lo que diría aquel o aquella. Necesario en todas partes.

Aquí vivimos pura incertidumbre. Miedo da que Morena coopte jueces, magistrados y ministros. Como se anotaron pocas mujeres, la paridad quedará en un cajón. Pero si hoy, con carrera judicial y talleres de perspectiva de género, la justicia para ellas huye despavorida, en tiempos de turbulencia perjudicial, será de terror. Aquí.

Allá, a partir del triunfo de Trump han aumentado los comentarios misóginos en internet y redes sociales. Piden la derogación del sufragio femenino, o dicen “como si pudieran opinar”; amenazan: “tu cuerpo, mi elección”. El señor Vance, con su frase, “puñado de señoras con gatos y sin hijos”. Allá.

En todos lados. La Ministra Piña recordó: “El ministro presidente del Supremo Tribunal de Brasil hizo una reflexión: ‘Hay auténticos patriotas con diferentes visiones del mundo. Nadie tiene el monopolio del amor a su país… cualquiera que piense diferente a mí no es mi enemigo, sino mi compañero en la construcción de una sociedad abierta y plural. Con buena fe y buena voluntad, casi todo es posible en la vida… La historia no es un destino que se cumple, sino un camino que se elige’”.

Pocas personas tan valientes como la ministra Piña.