Hay periodistas visionarios en Veracruz

**Alma Grande.

/ Ángel Álvaro Peña /

El tiempo pone a cada quien en su lugar y termina con ingenuidades, mentiras y promesas. La política es una actividad que desenmascara al más hábil y descubre su verdadero rostro en poco tiempo. Porque uno es el personaje en campaña y otro, muy diferente el ser humano que ostenta el poder.

Qué razón tenía mi gran amigo y compañero, un colega distinguido que desde la campaña me advertía sobre los cambios repentinos de carácter del actual gobernador de Veracruz. Desde ese entonces me lo describía de cuerpo entero y yo no sólo no le creía sino que refutaba su postura y lo convocaba a darle el privilegio de la duda.

Mi amigo, con la nobleza que le caracteriza, aceptó esta petición en nombre de la concordia que nuestros compañeros practicamos diariamente. Porque a los periodistas nos sucede lo que, a los mariachis, podemos estar peleados entre nosotros, tener diferencias, pero a la hora de tocar estamos juntos. Cuando hay que enfrentar calamidades comunes somos uno solo, y a nuestro gremio se le ha castigado como nunca antes.

Esta verdad las muestras de incapacidad en el gobierno estatal no sólo nos obligó a algunos a reconocer que los compañeros tenían razón en ver como un farsante al actual gobernador sino que reafirmó la amistad entre colegas.

Hoy me disculpo y reconozco que me equivoqué cuando lo convoqué a creer en la mentira. Grave error, pero nunca es tarde para reconocer. Cuitláhuac García nunca estuvo preparado para un cargo público, su falta de imaginación, sus limitaciones, que no son pocas y su falta de preparación lo muestran tal como es.

Desde aquellos desayunos de prensa cuando se le cuestionaba precisamente su falta de experiencia y ponían a prueba su vocación política, los cuestionamientos parecían anunciar el desastre que ahora vive el estado de Veracruz, donde la autoridad brilla por su ausencia y como dice este gran amigo, los obradoristas que el gobernador colocó en el gabinete, los colaboradores cercanos del gobernador, los secretarios y subsecretarios parecieran estar e improvisando todo el tiempo.

Poco a poco fui descubriendo la adversidad social e individual y mi ingenuidad tuvo su castigo porque fui el primero en renunciar al cargo que me había ofrecido el gobernador, simplemente porque nunca hubo pago, pero tampoco atención, ni oídos para escuchar lo que, desde mi experiencia con los medios se requería para que tuviera una mejor imagen.

Veracruz necesita una verdadera reconstrucción, porque pareciera que la ineptitud de los funcionarios creó una guerra a lo largo y ancho de la entidad. El tejido social se ha polarizado y ellos derechos se han violentado. En el estado hay presos políticos, como en ningún otro y la inseguridad se desborda a toda hora del día.

Desde los primeros meses empezó a mostrar una adversidad contra los medios y los periodistas que no conocía en los funcionarios públicos, sin que nadie le hiciera nada los consideraba sus enemigos, posiblemente porque sabía q lo que vendría y se veía, desde ese momento, impotente ante la responsabilidad que le esperaba.

Después de cuatro años, la verdad surge ante los ojos de incrédulos e ingenuos. Quienes vimos en el cambio una esperanza ahora vemos que hay que reforzar nuestro trabajo para seguir investigando a fondo lo que sucede en una administración pública que nunca debió insultar a los veracruzanos con esos personajes.

En cuando a mi amigo y compañero vayan estas líneas a manera reconocimiento por su visión de futuro y de descubrimiento de las personalidades poco equilibradas.

PEGA Y CORRE

De nuevo un ex gobernador de la oposición se vuelve por arte de magia, diplomático. Ahora, Joaquín González se va a representar a México en Canadá, y el Presidente sigue dividiendo a los partidos de oposición.