*Hiel y Miel.
“El imperio de la política es, pues, el imperio de la mentira”, José Ortega y Gasset.
/ Tere Vale /
En mi vida he conocido a muchos mentirosos, desde el típico defraudador profesional que nos miente con el siniestro encanto de un sociópata educado y frío o el vulgar mentiroso que no sabe urdir buenas historias, que se hace bolas con la segunda mentira que tiene que hilar y al que cachas en un dos por tres en su torpe y falsa verborrea. ¡Ah, los mentirosos patológicos! tan interesantes y al mismo tiempo tan despreciables.
Y digo interesantes porque el mecanismo cerebral que hace que digas la mentira es de lo más complejo. Esto es, el mentiroso sabe que está diciendo algo que es una fabulación, pero actúa y verbaliza con gran seguridad para que no se note que todo lo que dice es falso. Vaya que se necesitan neuronas para hacerlo.
Pero el más mentiroso de los mentirosos es, probablemente, el político, con honrosas excepciones desde luego. Traidor, embustero, desleal, sin escrúpulos y falso en tratar los negocios públicos; es un ser nefasto para sus conciudadanos.
En el siglo XXI, los políticos no han perdido la horrible manía de mentir. He aquí algunos ejemplos de la hipócrita austeridad que hoy nos rodea: la diputada Andrea Chávez aceptó hace un par de años que su familia y ella viajaron en un avión privado (negó haber volado en uno de la SEDENA) para acudir a su informe de gobierno en Chihuahua. Lo confesó porque no le quedó más remedio ya que se filtraron fotos de tal evento.
Noroña, después de negarlo muchas veces, finalmente aceptó haber viajado a Francia en “business class” (dijo astutamente que Air France no tiene primera clase) y que el viajecito lo financió en parte con recursos propios: recordemos que el distinguido legislador se ha ufanado durante muchos años de ser un político surgido del pueblo.
Los franciscanos Pedro Haces y Ricardo Monreal dijeron que ellos no son “hipócritas” y que, después de que los cacharon, aceptaban haber viajado con frecuencia en su actual encomienda en lujosos helicópteros. El señor Monreal dijo, además, que desde que fue gobernador de Zacatecas constantemente usó transportes aéreos privados y que siempre pagó por dichos servicios. ¡Caray y le alcanzaba!
Y para qué les digo de esos políticos veracruzanos, ejemplo de probidad y principios, los señores Yunes, que hace unos cuantos días fueron fotografiados en un lujoso club de playa italiano, comiendo langosta y bebiendo champaña, disfrutando de la vida. Recordemos que los Yunes fueron decisivos para la aprobación de la reforma al Poder Judicial al votar a favor de ella junto con el oficialismo.
Esta otra de Monreal es reciente y también es muy buena, cuando no acudió a la reunión de consejo de su partido, Morena, por estar desayunando en el Villa Magna, hotel de lujo de Madrid, en la celebración de su 40 aniversario de boda.
Pero no pasa nada, como diría el destacado compositor y filósofo mexicano Don Armando Domínguez:
Y qué más da, la vida es solo una mentira, miénteme más que me hace tu maldad feliz.