Hypatía y las niñas.

*Palabra  de Antígona.

/ Sara Lovera /

SemMéxico Este 11 de febrero se cumplen 10 años desde que UNESCO declaró  el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un día para reflexionar sobre  la brecha enorme  entre  mujeres y hombres en la ciencia. El inocente dato de la UNAM de que en el actual ciclo escolar ingresaron 200 hombres a estudiar matemáticas y sólo 32 mujeres, revela  por sí sólo un asunto que debiera importar.

En nuestro país viven casi 9 millones de niñas, entre 6 y 13 años. Niñas que según la organización Mexicanos Primero, todavía no aprenden a comprender lo que leen, limitadas en el razonamiento, mientras que en el sistema educativo nacional se fomenta el mito de que las niñas no tienen vocación para las matemáticas debido a  su sensibilidad. Ellas destinadas a “servir” se dedicarán a las ciencias sociales, siempre y cuando logren acceder a la universidad.

La política educativa en México ha echado por la borda dos elementos sustantivos: las habilidades y las competencias, con el principio ideológico de que las competencias son asuntos individuales y no colectivos. Demagogia pura.

Lo que es increíble en el siglo XXI es que todavía se piense que a las mujeres no les interesan las ciencias exactas. Una tragedia de más de un siglo. Una brecha que entre otras cosas significa que no tenemos bases reales para enfrentar la revolución tecnológica en igualdad.

Hoy tendríamos que recordar cómo el 24 de agosto de 1887, Matilde Montoya se convirtió en la primera médica mexicana cuyo título tuvo que firmarlo Porfirio Díaz porque la Ley de Educación de entonces prohibía a las mujeres ingresar a la universidad.

Tendríamos que recordar a Hypatía (355 A.C.) de Alejandría, considerada la primera matemática, con conocimientos en filosofía, que escribió de álgebra y  astronomía y también a decenas de inventoras, filósofas y científicas que la historia ocultó.

Lo cierto es que las cifras de la UNAM ​son contundentes. El porcentaje femenino en las carreras de Matemáticas, Matemáticas Aplicadas, Física y Ciencias de la Computación es reducido,  en contraste, Biología, Ciencias de la Tierra y Física Biomédica tienen mayoría femenina.

De la población escolar de nivel licenciatura en Ciencias, en este  ciclo  escolar están inscritos  11 mil 161 estudiantes, el 60.87 por ciento  hombres y el 39.13 por ciento mujeres. Contradictoriamente, en promedio en todas las licenciaturas son más mujeres que hombres.

Las cifras aburren, pero es el único dato científico para mirar desde otro lugar  cómo se mantienen las desigualdades. Cerrar la brecha entre hombres y mujeres  en la ciencia urge a derribar estereotipos, promover modelos de conducta que inspiren a las niñas, apoyarlas a través de programas específicos, políticas y acciones que promuevan la inclusión en serio. Un reto fenomenal que no está en las prioridades de este gobierno. Miles, no millones, de niñas  reciben la beca Rita Cetina, pero lo que necesitan no es un dinerito sino acceder a un sistema educativo con futuro.

Un dato aterrador es que la semana pasada se anunció que todas y todos los adolescentes podrán ingresar al bachillerato sin examen en la Ciudad de México. No sé si habrá que llorar porque eso significa sepultar las habilidades y las competencias para siempre, además irresponsablemente se fomenta no saber, no estudiar, no tener incentivos para progresar. Lo que sin duda afecta esa brecha.

¿Qué cuentas va a rendir México en el 30 aniversario de la IV Conferencia Mundial de la Mujer que evaluará el progreso de las mujeres? Los esfuerzos solamente discursivos, sin presupuesto para la educación, indican el desprecio al conocimiento y, sí, también revela que a las niñas se les deja atrás. Veremos.

Periodista. Editora de Género en la OEM. Directora del portal informativo http://semmexico.mx