#Imperdible ¿Felices fiestas o feliz Navidad?

* Por: Juan Ordorica.

Me quiero y les quiero dar una tregua de los asuntos de la violencia que vivimos en Sinaloa. Sobre todo, hay que considerar que estamos a unas cuantas horas de Navidad. A fechas recientes, leí una nota sobre una legisladora que se le ocurrió la brillante idea de cambiar la tradicional felicitación decembrina de “Feliz Navidad” por una nueva “Felicitación del Bienestar”: Felices Fiestas. Esto bajo el argumento de no incurrir en ofensas a los no practicantes de la religión cristiana.

No dí mucho seguimiento a la nota o la propuesta de la señora legisladora. Ni siquiera tuve el deseo de averiguar su nombre; sin embargo, me hizo reflexionar sobre la celebración navideña desde un punto de vista meramente antropológico. Llegué a la conclusión de que la Navidad es la celebración de la humanidad más ecléctica e incluyente de la historia. A estas alturas, poco o nada tiene que ver con alguna religión en especial. Es una celebración casi casi profana.

En principio, la Navidad tiene que ver con el nacimiento de Jesús (una de las figuras religiosas más influyentes de la humanidad y pilar fundamental de la doctrina cristiana). Pero vayamos por partes. De acuerdo a la tradición cristiana, Jesús nació de una virgen para ser el salvador de la humanidad. Esta idea no era nueva en aquellos tiempos. En diferentes lugares del mundo este concepto ya estaba presente siglos antes del nacimiento del nazareno (Egipto, India, Oriente tienen figuras míticas nacidas de una virgen que salvan a la humanidad). Después, el día del nacimiento de Jesús (según concuerdan diferentes historiadores) fue movido de mediados del año al mes de diciembre para confluir con la festividad romana de las Saturnales y coincidir con el solsticio de invierno. Jesús era judío y parte de sus enseñanzas vienen directamente de los estudios de esa religión.

En pocas palabras, el origen mismo de la tradición navideña ya contempla la mezcla de religiones de oriente con las creencias del imperio Romano y la idiosincrasia del pueblo judío. Tres mundos diferentes unidos bajo una misma celebración. Pasaron los siglos y la celebración de la natividad se fue enriqueciendo más. En algún momento, el obispo de Bari (hoy Turquía) de nombre Nicolás fue incorporado a la celebración cristiana. Según la leyenda, el obispo era tan rico y generoso que no dudaba en entregar regalos entre la gente. Con el paso del tiempo, San Nicolás y Jesús compartieron la Navidad como una celebración conjunta.

El tiempo siguió su marcha, la Navidad seguía enriqueciendo su legado histórico e incorporando pequeñas celebraciones. La celebración llegó hasta las frías tierras nórdicas. De algún modo, el nacimiento de un niño carpintero de Medio Oriente y un obispo de Turquía fue incorporado por los descendientes de los vikingos. La mitología nórdica se fusionó con elementos cristianos para integrarse con la celebración moderna. Los elfos, árboles de Navidad, trineos, premios y castigos a los niños según su comportamiento entre otros tantos elementos, fueron asumidos como parte de las fiestas decembrinas.

El mundo y la civilización no detuvieron su marcha. Los pueblos del continente americano también sumaron parte de su cultura a la celebración. El famoso pavo/guajolote que es relacionado con la cena navideña es un producto 100 % de nuestro continente. La comida como elemento de identidad fue un regalo de las culturas americanas a una celebración global. Tampoco podemos dejar de lado las famosas posadas. Ese elemento es una contribución significativa de los americanos a la Navidad.

El broche de oro para convertir a la Navidad en una celebración más allá de cualquier elemento religioso descansa sobre la contribución de los Estados Unidos. La cultura norteamericana globalizó la iconografía navideña del Santa Claus rojo y bonachón que hoy conocemos. El pináculo de la actual Navidad es producto del marketing de una compañía refresquera.

En resumen, la Navidad actual es producto de la suma de los pueblos de Asia, Medio Oriente, Judío, del Bósforo, Nórdicos, Romanos, Españoles, Pueblos Originarios de América y de la cultura globalizada del siglo XX. Por más que busco, no encuentro otra celebración en la historia de la humanidad que haya sumado tantas ideologías, formas de ver la vida, religiones y culturas. Por lo tanto, decir “Feliz Navidad” es decir “Felices Fiestas”. La Navidad es una celebración de la humanidad y lo que podemos construir cuando nos ponemos de acuerdo sin que gobiernos, iglesias o políticos nos digan cómo celebrar. Celebrar la Navidad es celebrar a la humanidad.

FELIZ NAVIDAD}

Publicado en Línea Directa.