*Desde el Café .
/ Bernardo Gutiérrez Parra /
Por donde se le mire, es imperdonable, vergonzoso y criminal que la doceava economía más grande del mundo padezca desde hace seis años (cinco de AMLO y casi uno de la señora presidenta), de desabasto de medicamentos. Y que el problema, que ha cobrado miles de vidas principalmente de niños con cáncer, no tenga para cuándo resolverse. Porque en serio, no tiene para cuándo.
Han sido 144 meses o 2 mil 190 días que los mexicanos hemos escuchado la misma cantaleta convertida en burla: “Pronto terminará el desabasto o dejo de llamarme Andrés Manuel”. Y el desabasto sigue ahí, carcomiendo los empolvados anaqueles de hospitales y clínicas.
Ya con el mitómano patológico en Palenque, en enero vimos una luz. La doctora Claudia Sheinbaum dijo que uno de sus objetivos era resolver el problema en dos meses “con la compra complementaria de medicamentos que se hizo y que ya comienzan a distribuirse, y con la nueva compra para los siguientes dos años”.
Pero marzo vino y se fue, lo mismo que abril y mayo. Y luego de que en junio se detectaron irregularidades en el proceso de compra, la presidenta aseguró: “En julio se normalizará todo el abasto”.
En julio hubo medicamentos que se repartieron de inmediato, pero no alcanzaron. ¿Y ora? No pues a echar otra mentira, o mejor dicho, a recurrir a la que tan efectiva le resultó al señor de Palenque: culpar a las farmacéuticas del desabasto. Pues órale.
Y ahí tienes este martes en la mañanera a Eduardo Clark, lector. El subsecretario de integración y desarrollo del sector Salud, salió a escena blandiendo una lista de empresas “algunas nacionales y muchas extranjeras” que no han entregado lo pactado. Y al más puro estilo de Andrés Manuel, las exhibió para que el pueblo generoso se diera cuenta de la clase de gandallas que hay en el mundo de la farmacéutica.
Eso sí, el funcionario aseguró que a pesar de los pesares y al corte del 20 de septiembre, “en el IMSS ya se tiene un 97 por ciento de abasto de medicamentos, en el IMSS Bienestar un 92 por ciento y en el ISSSTE un 97 por ciento”.
¿Y por qué ese porcentaje no se ve reflejado en los anaqueles? ¿Y por qué siguen faltando medicamentos oncológicos? La primera pregunta se la saltó a la torera el joven funcionario y se fue sobre la segunda. “Es que hay cinco empresas que no han entregado medicamentos oncológicos, entre las que se encuentra Zurich Pharma de la que faltan 56 mil medicamentos. Si una empresa de oncología incumple con 56 mil piezas, mete problema a todos los pacientes mexicanos”.
Ah vaya, ¿así que es por eso? Pues ya estuvo suave.
El día 15 y en reunión con representantes de las farmacéuticas, Clark les dijo que el gobierno “no estaba jugando” y que tenían dos semanas para entregar los medicamentos o de lo contrario se rescindirán los contratos.
Y ayer en la mañanera la presidenta remachó; las farmacéuticas tienen hasta fin de este mes para cumplir, de no hacerlo, quedarán inhabilitadas “ya no podrán venderle al gobierno” y habrá denuncias penales.
Más claro no pudo ser el mensaje: “Surtan o los suspenderemos y pueden ir al bote”.
Pero…
Juan de Villafranca, presidente de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos, dijo que más del 90 por ciento de quienes aparecen en la lista que presentó Eduardo Clark no son fabricantes, sino distribuidores. Y que están en la mejor disposición de seguir surtiendo medicinas porque la industria mexicana está cumpliendo, a pesar del adeudo que tiene el gobierno con las farmacéuticas.
Este adeudo que se viene arrastrando desde el 2021, es de 15 mil millones de pesos; pero de esto no ha dicho ni media palabra la señora Sheinbaum en sus mañaneras. Lo que sí hace su gobierno es recurrir al agandalle: “Te debo y luego te pago, pero súrteme los medicamentos porque te lo estoy ordenando”.
Y mientras son peras o manzanas el desabasto continuará. ¿Por cuánto tiempo y cuantas muertes más va a causar? Sólo Dios sabe.
Reitero, es imperdonable y vergonzoso que la doceava economía global carezca de medicamentos desde hace seis años. Pero es más imperdonable que no se llame a cuentas al criminal que provocó el desabasto, nos prometió que tendríamos un sistema de Salud como el de Dinamarca y se largó dejándonos un sistema de Salud que es hermano gemelo del que hay en Uganda.
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