Los patriarcados, como los imperios, se ejercen con gran violencia, y la violencia sexual sostenida ha sido necesaria para mantener tanto el orden imperial como el patriarcal, afirmó en la UNAM, Breny Mendoza, académica de la Universidad Estatal de California.
En la conferencia Lectura Descolonial de la Violencia Sexual, coorganizada por el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) y la Red Feminismos, Cultura y Poder. Diálogos desde el sur, la experta señaló que ese fenómeno tiene una función importante en los sistemas de poder; dentro de la constitución de imperios, del colonialismo y del capitalismo, ha sido central para la estructuración de las sociedades.
Los imperios, explicó, son la máxima expresión del patriarcado, y la violencia sexual y el feminicidio no sólo son sus elementos constitutivos, sino que son esenciales para el sostenimiento del poder imperial.
Hoy, la violación de mujeres indígenas es endémica tanto en Canadá como en Estados Unidos. No sólo reciben el mayor índice de violaciones per cápita de todos los grupos étnicos raciales, sino que a diferencia de los demás, son perpetradas en su mayoría por hombres blancos y no por varones de su propio grupo. Además, el grado de violencia utilizado contra ellas es despiadado.
Aclaró que la violencia sexual no terminó con la abolición de la esclavitud, sino que se convirtió en un fenómeno endémico, incluso se intensificó contra los descendientes de los esclavizados. Los cuerpos de las mujeres negras se consideraron accesibles a todos los hombres blancos, incluso a los más empobrecidos.
Detalló que un tercio de las mujeres encarceladas del mundo están en Estados Unidos, y la mayor parte de ellas pertenecen a esos grupos de la población, que además han sido víctimas de violencia sexual antes de ser privadas de la libertad.
Dijo que el genocidio y la violencia sexual fueron armas estratégicas para la construcción del estado colonial en Norteamérica, pero esta historia es casi indistinguible de la historia en el sur, bajo los imperios ibéricos.
El mestizaje nace de la violación de las mujeres indígenas por parte del invasor europeo. Ello caracterizó al imperio español, donde el mestizaje y la lógica de eliminación operaron juntos. La violencia sexual sistémica de la época colonial también produjo el fenómeno del mulataje, concluyó.
En el encuentro realizado en formato híbrido, también participaron la socióloga Karina Ochoa Muñoz, de la UAM Azcapotzalco, y Lucía Núñez Rebolledo, investigadora del CIEG.