¿IMPORTAN LAS RAZONES?

DE FRENTE Y DE PERFIL

RAMÓN ZURITA SAHAGÚN

Nunca en la historia moderna de México, desde que se encuentra vigente la Constitución de 1917, han importado las razones que usan los servidores públicos (sin distingo de cargos) para renunciar o solicitar licencias a los cargos que detentan.

Surgen por ahí algunos cuestionamientos, sobre el qué provocó la salida del personaje, pero desde el propio gobierno se encargan de enterrar cualquier explicación.

Gobernadores, secretarios del gabinete, directores, embajadores, diputados, senadores y toda la fauna al servicio de la administración pública renuncia o la renuncian, sin más y todos conformes.

Que si se cayó de un caballo, que se siente mal, enfermo o tienes otro tipo de problemas, lo requieren en su casa, desea pasar más tiempo con su familia, son las principales menciones para dar salida a una renuncia o licencia, ya que solamente en casos menos frecuentes se dice que fue renunciado por su jefe (el Presidente de la República).

En el México del pasado, casi nadie daba o pedía explicaciones. Se entendía que simplemente no respondía a las necesidades del cargo o no había podido cumplir con los requerimientos del mismo o había perdido la confianza.

Antes de la renuncia de Eduardo Medina Mora, Carlos del Río Rodríguez, también Ministro de la Corte había presentado su renuncia, aunque no era otro de los Ministros, sino que venía fungiendo como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El retiro del cargo se justificó por motivos de salud, aunque al poco tiempo fue designado como Embajador en Portugal, sin importar los diversos escándalos que se habían forjado alrededor de su papel como Ministro.

La Corte no ha estado exenta de escándalos de algunos de sus integrantes, aunque son pocos los que se separan del cargo y resisten las tormentas. Antes de del Río, Ernesto Díaz Infante se fue a su casa, sin dar mayores explicaciones.

Una reciente publicación de Genaro Góngora Pimentel (presidente de la SCJN de 1999 al 2003) da cuenta de algunas situaciones anómalas vividas al interior del máximo tribunal del país.

La realidad nos enseña que los Ministro(a)s de la Corte son tan mortales como cualquiera otra persona y no los dioses del Olimpo que algunos intentan dibujarnos.

Tal vez por eso Ricardo Monreal Ávila, presidente de la JUCOPO del Senado de la República pidió no crear un clima de linchamiento en torno a la figura de Eduardo Medina Mora, por lo que la aceptación de la renuncia del Ministro está “planchada”, por lo que el Presidente de la República podrá enviar a la brevedad la terna que analizarán los legisladores.

El ex Ministro Medina Mora no desea detallar la exposición de su renuncia, ni tampoco comparecer ante los senadores para ello, por lo que los trámites correrán más aprisa.

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La Ciudad de México está convertida en una metrópoli sin ley, donde impera el “valemadrismo” y las escasas respuestas a las necesidades de las mayorías.

Las manifestaciones van desde un puñado de inconformes, que bloquean las principales vías, sin importar si son rápidas como Periférico o las más transitadas, Insurgentes, Reforma, etc. Otros más, recurren a la violencia sobre negocios y monumentos y hay también quienes sacan su impotencia agrediendo a otros ciudadanos o la propia autoridad.

Todo esto ante la complacencia de las autoridades que pregona con la teoría de la tolerancia y el no a la violencia.

Email: ramonzurita44@hotmail.com