Semana LGBTTTIQ+
Reflexiones sobre el movimiento en actividades organizadas por la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM
En la lucha por el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBTTTIQ+ se registran avances en diversos ámbitos de la vida, principalmente en materia de leyes; sin embargo, este quehacer es de todos, a fin de concretar mayor inclusión, acabar con los crímenes de odio, los estereotipos y el machismo, que no es exclusivo de los hombres porque continúa dentro de la colectividad.
Lo anterior, forma parte de las reflexiones durante las actividades realizadas en la Semana LGBTTTIQ+ en la UNAM, en la cual participaron entidades de esta casa de estudios.
En el conversatorio Los Combatientes Deseos, efectuado como parte de los Viernes de Cultura Feminista de la Comisión Interna para la Igualdad de Género, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), la directora María Isabel Belausteguigoitia, subrayó:
Junto con el dolor de la pérdida de compañeras que han sido asesinadas o desaparecidas, también tenemos que celebrar la alegría, efervescencia, vitalidad y pasión que ellas, transexuales, gais, tienen.
En la sesión moderada por la investigadora del CIEG, Helena López González de Orduña, la escritora Yolanda Segura resaltó que la literatura es el mecanismo institucionalizado de contar historias y narrarnos, pero también hay potencia política en lo que se puede hacer desde los discursos literarios.
La escritora Lía García, conocida como “La novia sirena”, recalcó que la hoja de papel ha sido un refugio para “nosotras, las cuerpas disidentes, porque ha sido un espacio donde hemos soltado las manos y hemos encontrado la posibilidad de reescribir la historia. También me interesa la contrahistoria, lo que pasa cuando escribimos lo que soñamos y lo que imaginamos, como las historias que nos conectan directamente con otras narrativas, de la infancia en el caso de la literatura infantil, que me atraviesa en mi trabajo”.
Para Mana Muscarsel Isla, escritora argentina, la existencia de una literatura disidente en términos de lo LGBTTTIQ+ puede ser si se considera que hoy todavía sigue siendo lo no hegemónico, o si se piensa en quién la produce, cómo está escrita o quién tiene acceso a publicar o ser leído. Lo relevante en realidad es que “hay libros que son necesarios, porque pueden cambiar al mundo”.
Al participar en una de las más de cien actividades organizadas por la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM, Cynthia Acosta Ugalde, especialista en inclusión de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, dijo que no debería utilizarse una clasificación para exigir derechos, pero desafortunadamente ha sido así, aun cuando el “Estado está para proteger y garantizar situaciones de equidad”.
La maestra en Criminología recordó la cita del actor Ian Mckellen, Caballero de la Orden del Imperio Británico en 1991, quien manifestó: “Si la piel de todos los homosexuales se volviera morada de la noche a la mañana, la sociedad sorprendida por la enorme cantidad y diversidad de gente a su alrededor con ese color, dejaría de ver esto como un problema”.
La invisibilización
Ismael Espinosa García, historiador del movimiento LGBTTTIQ+, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, mencionó que aun con los avances en México en la lucha por los derechos de esta comunidad, hace más de 50 años, persiste la “invisibilización selectiva”. Se encuentra centrada únicamente en ciertos modelos de diversidad, por lo que debe repensarse y procurar incluir a todos los grupos, consideró.
Al dictar la conferencia Matarile al Maric*n: Estereotipos e Imaginarios de la Homosexualidad en Medios de Comunicación, en la sala virtual de la Facultad de Ingeniería (FI), expuso que “los varones afeminados han sido mediáticamente muy estigmatizados y sobrerrepresentados”, pues de los años 20 a los 50 del siglo XX se estableció un ideal de los hombres mexicanos: cabeza de familia, varonil que se corporaliza en el charro mexicano, camisa muy puesta, y todo aquello que no fuera así quedaba relegado.
En esta construcción de identidad, precisó, ni siquiera existía la palabra gay, sino “enfermo”, y en consecuencia era llevado al médico. Fue hasta que el escritor Salvador Novo, en su libro La estatua de sal, utiliza la palabra “ambiente”, con la cual empieza a reconocérseles.
La bandera
Leonardo Sven Valero Rodríguez, egresado de la licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana, aseveró que el machismo no es exclusivo de los hombres, porque continúa dentro de la comunidad.
Al ofrecer la conferencia Historia del Pride, también en la sala virtual de la FI, explicó que en algún tiempo “hombres blancos tomaron el control durante varios años del movimiento –no por ser gais no somos racistas– y se excluyó a algunos sectores por sus características físicas”.
Incluso, por eso se rediseñó la bandera del movimiento y se agregaron las franjas negra y café, para hacer presentes a las comunidades afrodescendientes y latinas, refirió.
Ciudades accesibles
Christina Chica, de la University of California, Los Ángeles, planteó que deben establecerse políticas que incluyan el derecho humano a los espacios público y privado. En ese sentido, la población sexo diversa no es un monolito, hablar de su derecho a la ciudad es referirnos a un mundo de personas diferentes de acuerdo con su contexto.
Enfatizó que las urbes son accesibles para los hombres, no así para las mujeres, quienes viven un grave problema de violencia. Por ello, se tiene que asegurar este derecho, en particular de aquellas personas bisexuales, lesbianas y transgénero, que son minorías sexuales y parte de la diversidad sexual.
En coincidencia, Ana Calderón y Abril García, integrantes de la colectiva Zines por morras, señalaron que en el espacio público se desarrollan diferentes interacciones sociales. Pero mientras los hombres lo habitan, las mujeres sobreviven a éste porque en la sociedad prevalece la idea de que sólo integran lo doméstico, y aquellas que son parte de la comunidad LGBTTTIQ+ deben hacer frente a una doble opresión.
Abril García indicó que en el espacio público el acoso hacia las mujeres es recurrente; no obstante, cuando se trata de lesbianas y bisexuales es todavía mayor la vulnerabilidad. Al participar en el Panel de Expertos Población Sexo Diversa en Espacios Públicos Urbanos: Todos los Derechos todos los Amores, organizado por el Programa Universitario de Estudios de la Ciudad, Ana Calderón externó que el espacio privado nunca es garantía de que sea seguro para la comunidad LGBTTTIQ+.
Martín Torres, académico de la Universidad de Chile, apuntó que cuando se generan políticas dirigidas a las mujeres se hacen desde la perspectiva masculina, lo mismo ocurre con las comunidades LGBTTTIQ+, históricamente hombres homosexuales las han hecho para mujeres, varones trans y lesbianas, y se tiende a perder la posibilidad de hablar de la experiencia corporal.
Decir que se harán políticas desde lo lésbico para este sector, o desde lo trans para ellos, etcétera, esa sería la forma correcta de ir generando espacio público, resumió.