#Indignación: talibanes le dan 74 latigazos y cárcel por no llevar el hiyab .

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14.01.2024 Irán.- La flagelación de una mujer iraní que se negó a llevar el hiyab obligatorio ha desatado el horror y la condena generalizados. Se llama Roya Heshmati y ha recibido 74 latigazos del régimen iraní por publicar una foto sin cubrir su pelo con el velo en redes sociales.

Mientras la azotaban, esta activista kurda ha gritado sin parar: Libertad a las Mujeres

Las autoridades iraníes ejecutaron la sentencia contra Roya Heshmati la semana pasad, provocando un torrente de indignación en las redes sociales.

Mazyar Tataei, abogado de Heshmati, declaró al periódico local Shargh que su cliente fue detenida en su domicilio en abril por la llamada policía de la moralidad, que le confiscó el teléfono móvil y el ordenador portátil y la mantuvo detenida durante 11 días.

Añadió que, inicialmente, Heshmati fue condenada a 13 años y nueve meses de prisión, 112.500.000 riales de multa y 148 latigazos, pero que una revisión del veredicto redujo la pena a 12.500.000 riales y 74 latigazos.

Heshmati compartió la noticia de su condena en Instagram, provocando una avalancha de reacciones.

La joven, de 23 años, dijo que se quitó el pañuelo de la cabeza al llegar al tribunal para recibir su sentencia, tirando a un lado otro que un grupo de agentes femeninas le colocó a la fuerza en la cabeza.

En un relato desgarrador, dijo que al final la esposaron y la obligaron a llevar un pañuelo en la cabeza, la encadenaron a una cama en una habitación que parecía una “espantosa” cámara de tortura medieval y la azotaron en los hombros, la espalda, la cintura, los muslos, las pantorrillas y las nalgas.

Heshmati declaró que intentó no mostrar dolor durante el suplicio, susurrando las palabras “En nombre de las mujeres, en nombre de la vida, se rasgan las vestiduras de la esclavitud, amanecerá nuestra noche negra, y todos los látigos serán hachados…”, mientras llovían latigazos sobre ella y los grilletes le magullaban las muñecas.

Posteriormente fue llevada ante el juez mientras una agente se aseguraba de que no se quitaba el pañuelo de la cabeza. La joven describió su conversación con el juez en Instagram, afirmando que le dijo que podía abandonar el país si quería vivir de otra manera.

“Este país es de todos”, dijo Heshmati. “Dejemos que la ley haga su trabajo; nosotros continuaremos nuestra resistencia”.

La agencia de noticias Mizan, afiliada al sistema judicial iraní, informó de que Heshmati tuvo “comportamientos fuera de la norma”. Además, mencionó que estaba “presente en un estado muy inapropiado en las calles de Teherán” or esta foto.

El término “estado inapropiado” se refiere probablemente a una imagen en la que aparece caminando por las calles de Teherán sin pañuelo en la cabeza, con una camiseta de manga corta y una falda larga.

Tras las reacciones generalizadas a la noticia, calificada de “violencia y brutalidad por parte de las autoridades de la República Islámica”, diversas personalidades expresaron su condena, entre ellas la artista y política Zahra Rahnavard, quien, junto con su marido, el ex primer ministro Mir Hossein Musaví, lleva años bajo arresto domiciliario desde 2010.

Rahnavard se dirigió a las autoridades afirmando: “Azotáis a Roya Heshmati, pero ella, con su conciencia despierta y su resistencia, se ríe de vosotros. Me repugna vuestro gobierno”.

En respuesta a la escalada de reacciones a su historia, Roya Heshmati compartió un nuevo post en Instagram, expresando su gratitud por la solidaridad mostrada. Dijo que no esperaba que su historia recibiera tanta atención.

Hashemi aclaró que compartió la historia en privado en su página, subrayando que no es una “figura pública” y que no tiene interés en cambiar ese estatus.

Por ello, dijo que había decidido desactivar “voluntariamente” sus cuentas de Facebook e Instagram para evitar polémicas.

La Misión de la ONU en Afganistán dice estar profundamente preocupada por los recientes arrestos y detenciones arbitrarios de mujeres y niñas por parte de los talibanes por incumplir el código islámico de vestimenta.

Desde el 1 de enero, la UNAMA ha documentado una serie de campañas para hacer cumplir el decreto sobre el hiyab.

En la capital, Kabul, se ha advertido y detenido a un gran número de mujeres y niñas. En la ciudad de Nili, provincia de Daykundi, también se ha detenido a mujeres y niñas.

Para obtener la libertad, se ha exigido a un mahram, o tutor masculino, que firme una carta en la que garantice su cumplimiento en el futuro o, de lo contrario, se exponga a un castigo.

“Las medidas coercitivas que implican violencia física son especialmente degradantes y peligrosas para las mujeres y niñas afganas”, declaró Roza Otunbayeva, representante especial del Secretario General y jefa de la UNAMA.

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