Martha Anaya.
Tales eran las inquietudes y los temores de los participantes sobre el actuar del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, hacia el Instituto Nacional Electoral (INE), que la conmemoración del 30 aniversario del IFE-INE, poco tuvo de regocijo.
Al contrario, recogió frases como éstas: “Son horas áridas para fijar posición…”, “Es declarada la desconfianza del Presidente”, “Desde la Presidencia se regatea esta conquista ciudadana”, “La celebración del INE se da en un ambiente de hostilidad”, “Me siento como una aguafiestas…”
Convocados por Lorenzo Córdova, consejero-presidente del INE, los invitados a la celebración –Enrique Krauze, José Woldenberg, Jacqueline Peschard, Rosa Albina Garavito, Beatriz Paredes y Jaime Cárdenas– advirtieron sobre el acoso que vive la institución –y la democracia misma–, al punto de preguntarse:
¿Estamos ante una regresión autoritaria, o ante un cambio de régimen en marcha?
AMLO y la Guía Ética
Krauze, como historiador, arrancó con la propuesta de una Cronología Democrática, porque –apuntó– “modificar la verdad, modificar la historia, es una de las tentaciones de los regímenes democráticos”.
Pero fue Woldenberg, el primer consejero-presidente del IFE ciudadano, quien más fuertes cuestionamientos hizo al Presidente por “no valorar la autonomía del INE”, por “vulnerar su credibilidad” y “no comprender el alcance de las tareas” de la institución.
La democracia aspira a un poder regulado, fragmentado –con la división de poderes y gobiernos– y vigilado por autoridades, organizaciones y medios, expuso.
“Y a esas tres cosas, la actual administración, pero específicamente el Presidente de la República, no les da ninguna importancia”.
El poder en democracia tiene límites, afirmó.
La exconsejera Jacqueline Peschard no se quedó atrás.
Fueron directos sus señalamientos hacia el jefe del Ejecutivo, enumerados bajo los desafíos a enfrentar por el INE:
-Seguir trabajando en medio de la declarada desconfianza del presidente López Obrador porque no está bajo su mando directo y que gravita negativamente alrededor del INE, que se expresa en los recortes presupuestales que sistemáticamente han afectado al INE, cuando el INE enfrenta la elección más grande de la historia contemporánea.
Desde su perspectiva, “el mayor reto creo que es lograr que el Presidente de la República se ciña a las reglas de no difundir publicidad oficial durante las campañas políticas”.
La senadora Paredes reconvino a su vez la descalificación del árbitro electoral porque “se socavan los cimientos de la precaria institucionalidad democrática” que tenemos.
Advirtió que el pensamiento democrático está “a la defensiva, discutiendo cómo evitamos el desmantelamiento de tal o cual institución”, pidió defender a capa y espada la autonomía del INE y se preguntó: ¿Estamos ante una construcción democrática, o totalitaria?
La economista y experredista Rosa Albina Garavito subrayó el “acoso” a la autonomía del INE desde la Presidencia de la República y condenó el intento de la Presidencia de “regatear” esta conquista ciudadana.
Cárdenas, también ex consejero electoral, hizo una autocrítica del proceso de transición a la democracia que hemos vivido, entre los que mencionó: No se hizo lo suficiente para controlar el inmenso poder presidencial; no se logró la división entre los poderes fácticos del poder formal; el modelo neoliberal no fue suficientemente matizado desde la transición.
Y coincidió con lo expuesto por Woldenberg: El ejercicio del poder debe estar regulado, fraccionado y vigilado.
GEMAS: Obsequio de AMLO al INE: “Tengo el derecho a expresarme, más cuando se trata de ir en contra del proyecto que represento, incluso, en contra de mi persona”.
POR MARTHA ANAYA.
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