Inician protestas en malls y outlets de EU .

*La Espinita

/ Andy S. K. Brown /

 

Indolencia y falsedades de Julio Berdegué

Pepe Mujica (+) y la hipocresía cuatrotera

 

El miedo no anda en burro, tampoco en vuelo comercial y, menos aún, en avión privado.

Desde el inicio de la semana, por temores bien fundamentados, funcionarios de los tres niveles de gobierno y sus familiares ya debieron haber cancelado sus planes de viajar a los Estados Unidos, curándose en salud pues no vaya a ser que al llegar a los puestos de migración les quiten la visa.

Y es que en materia de corrupción, contactos y protección a los delincuentes mexicanos por parte de quienes se asumen “gobernantes” –en un país desgobernado– parece no haber excepciones. De una u otra forma, tooodos aquellos que usufructúan parcelas de poder político en nuestro país están implicados por comisión u omisión, o hasta son cómplices de quienes delinquen, ya sea con cuello blanco y/o con metralleta.

Que estos mexicanos ya no vayan al shopping en la Unión Americana provocará y seguramente ya causa un notable descenso en las ventas de los malls y outlets de San Diego, Los Ángeles, Tucson, El Paso, San Antonio, Dallas, Houston y, entre otros, de Miami.

Sume a ello que las ventas a través de la internet les han restado clientela, por lo que muchos negocios al punto de la quiebra han preferido cerrar sus puertas ante la escasez de clientela mexicana con alto poder adquisitivo.

En escasas semanas van a iniciar las protestas contra el gobierno del Orange Trump en demanda de que a sus mejores compradores ¡no les quiten las visas!

Y si se las llegaran a cancelar, pues tendrán que viajar a la madrileña calle Serrano, a la parisina Rue du Faubourg Saint-Honoré, incluso a la londinense Bond Street o a Brompton Road, donde se ubica Harrod’s… ¡porque la compulsión neoliberal por el shopping spree, esa sí, nadie se las va a poder quitar!

 

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En la “menti-ñera” del martes, Claudia Sheinbaum advirtió que su secretario Julio Berdegué se acercaba a los micrófonos casi echando espuma por la boca, por lo que le advirtió que no se calentara, granizo.

“No te enojes, Julio”, dijo la presidente formal al titular de eso que abrevian SADER. Pero éste siguió mostrando una incontenible furia en contra de “nuestros socios comerciales estadounidenses”, como los calificó, porque a su (des)leal y escaso saber y entender, ¡los gringos deben cargar con toda la culpa de la epidemia que afecta al ganado a causa del gusano barrenador.

Y en su enorme excusa lavó sus responsabilidades. Mintió y volvió a mentir, pues dijo que su patroncito santo López Obrador hizo todo cuanto estuvo a su alcance para evitar que el bicho llegara a México, lo cual se desvirtúa si se observan los grandes recortes presupuestales que en el sexenio anterior sufrieron las instancias encargadas de combatir el contagio.

Uniones ganaderas también han desmentido a este furioso Cid campeador autóctono. Le advirtieron que el gusano se acercaba desde el anterior noviembre y nada hizo.

Enójese, don Julio. Pero antes de ello revise su propia dejadez e indolencia.

¡Ah! También cuanto dinero escamoteó AMLO a dichos programas para sus campañas electorales, bolsillos de su parentela y obras elefantiásicas e inservibles. En ese orden.

 

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¿Vidas paralelas las del recién fallecido Pepe Mújica y López Obrador?

¡No manchen!

El uruguayo fue un auténtico líder social que no vaciló en tomar las armas y actuar en la clandestinidad en contra de la dictadura que asolaba a su nación.

El tabasqueño tomaba pozos petroleros dizque en defensa de los campesinos afectados por los derrames del crudo y era el primero en correr cuando las fuerzas policiacas se acercaban a los manifestantes que encabezaba.

Mújica sufrió la cárcel.

López se exhibía en el Zócalo que ocupaba con sus acarreados y luego cobraba a Carlos Salinas y a su regente Manuel Camacho para desalojarlo, con cuantiosos recursos que le entregaba Marcelo Ebrard.

Don Pepe vivió en una humilde chacra, incluso cuando fungió como presidente de Uruguay y sus traslados los hacía en un destartalado Volkswagen, relegando los vehículos oficiales y las escoltas.

AMLO escogió a un palacio para habitar durante su primer mandato y se trasladó en costosas camionetas machuchonas y blindadas, lo mismo que su parentela que ingresó a la categoría de nuevos ricos.

Cuando Mújica se retiró de la vida pública, enfermo, regresó a su empobrecida finca.

El de Tabasco, en cambio, se fue a Casa “La Chingada”, cuidado por el Ejército, con pensión millonaria, a mecerse en la hamaca, aunque hay quienes sostienen que se esconde en el mismísimo Palacio Nacional.

Lo que los diferencia aún más es que Mujica amplió las libertades de sus gobernados, mientras que López las restringió e impuso una dictadura.

Congruente fue don Pepe Mújica. Incongruente y traidor a sus promesas y compromisos es López Obrador.

La falsa izquierda y la hipocresía campean en la Cuarta Transformación de cuarta.

 

@AndySKBrown1