Inmolaciones.

Sergio Aguayo.

La de Virgilio Andrade fue por abyección, la de Irma Eréndira Sandoval por convicción. Ambos fracasaron y de manera estrepitosa. Enrique Peña Nieto y Manuel Bartlett siguen instalados en sus nichos VIP del “Santuario de los Presuntos Corruptos”.

El origen es idéntico: investigación periodística de calidad. Rafael Cabrera, Daniel Lizárraga, Irving Huerta y Sebastián Barragán, del equipo de Aristegui Noticias, expusieron la escandalosa historia de la Casa Blanca de Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto. Arelí Quintero -asociada de Carlos Loret de Mola- mostró el enriquecimiento inexplicable de Manuel Bartlett. Los dos textos descansan sobre firmes columnas documentales, disponibles para los interesados. El gobierno federal respondió enviando las revelaciones a la ventanilla de la Secretaría de la Función Pública (SFP).

Virgilio, licenciado por el ITAM y maestro por la Universidad de Columbia, es el típico funcionario priista, en su versión tecnocrática neoliberal. Mil usos, brincó de la banca de desarrollo al Consejo del Instituto Federal Electoral, luego fue asesor en diversas áreas de la Secretaría de Gobernación y de la Presidencia de la República y se hizo un lugar en la historia de la corrupción como el titular de la SFP, en donde intentó limpiar la imagen de Enrique Peña Nieto.

Virgilio sabía que sería descuartizado por la opinión pública cuando exonerara al Presidente; hizo un esfuerzo por justificarse abriendo los expedientes de su investigación al escrutinio público. Aunque el gesto fue poco apreciado, su breve informe sigue estando escoltado por miles de cuartillas, todavía alojadas en el portal de la SFP.

La doctora en Ciencia Política Irma Eréndira Sandoval viene de universidades públicas. En México, la Nacional Autónoma de México y la Autónoma Metropolitana, en Estados Unidos, la de California. Es una académica bien formada: tiempo completo del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y Nivel III en el Sistema Nacional de Investigadores. Entiende la importancia de apuntalar sus afirmaciones con referencias, citas y anexos. En un sólido libro del 2011 dedica 28 páginas a la “Bibliografía y hemerografía”. Por esos antecedentes, desconcierta lo descuidado del informe más importante de su carrera pública.

El texto de 29 cuartillas es lamentable tanto en el fondo como en la forma. Sólo investigó el año que lleva Bartlett como funcionario de la 4T. No escarbó las finanzas de la pareja de 20 años ni a los respectivos hijos; probablemente enriquecidos por la cercanía con el político. Se excusó diciendo: “ninguno de ellos es servidor público” y la relación sentimental “no cumple con los supuestos jurídicos de cónyuge o concubina”.

Informa haber realizado “alrededor de media centena de diligencias ante 15 instancias públicas y privadas de los órdenes federal y estatal”. Dedica 10 cuartillas a enumerarlas y cierra su escrito con un cronograma de las diligencias realizadas. Las 6,541 palabras carecen de anexos o documentos de respaldo. En síntesis, Bartlett se portó bien durante el último año, pero seguimos ignorando el origen de su fortuna.

El informe y las declaraciones posteriores de la funcionaria se encuadran en la tradición de los funcionarios que esperan ser creídos por su jerarquía y porque así lo decretó el titular del Ejecutivo. El abucheo ha sido generalizado y quienes la defienden reaccionan lanzando adjetivos sin contenido fáctico.

La historia se escribe con el choque de relatos que van destilando verdades. Como vivimos en la era de la razón, se imponen las historias creíbles por su argumentación y solidez informativa. Las filias, fobias e ideologías cuentan, pero bastante menos. Con estos criterios, los informes de Virgilio e Irma Eréndira son incapaces de abollar los reportajes de investigación.

Buena parte del espacio del “Santuario de los Presuntos Corruptos” sigue ocupado por funcionarios priistas -como Enrique Peña Nieto-. Un espacio más pequeño (y cuco) lo ocupan los panistas. Ya están habilitando la sección para los impresentables de la 4T -como Manuel Bartlett- señor de las sombras y los escándalos.

Esta historia continuará. Peña Nieto y Bartlett seguirán siendo investigados. Las inmolaciones de los dos titulares de la SFP quedan como ejemplos del significado de la disciplina hasta la ignominia.

Colaboró: Mónica Gabriela Maldonado Díaz.
@sergioaguayo www.reforma.com https://www.reforma.com/inmolaciones-2019-12-27/op171030?pc=102

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