FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO
DESDE A JANELA
Sucedió lo que tenía que suceder, lo que era sabido casi por todo mundo debido a su notoriedad pero que faltaba que una autoridad lo validara y eso sucedió cuando la Auditoría Superior de la Federación cumplió con su trabajo e hizo públicas las revisiones a la cuenta pública de 2019, el primer año de la administración actual, en las que no solo salieron a relucir sendas irregularidades tanto en las principales obras como en los programas implementados por el gobierno sino que también y más importante aún, se les puso valor en pesos.
Siendo esto último importante porque el mensaje en primer lugar proviene de una autoridad competente para emitirlo y por la otra no es lo mismo ver, intuir o incluso especular con cantidades a que se conozca un valor preciso; vaya la contundencia de la información es totalmente diferente cuando se reúnen estos dos requisitos y tan fue así que las reacciones del gobierno por muy fuertes que estén siendo, no van a lograr devolverle la flotación al barco de la honestidad que tanto pregonan.
Y es que es fácil enterarse de que a algún pariente, conocido o vecino le entregan becas de “Jóvenes Construyendo el Futuro” teniendo trabajo formal solo por contar con algún conocido en el gobierno o que se inscribe en el programa para recibir mano de obra gratuita sin dar capacitación, ya que no informan ni son fiscalizados; mas esa información no pasa de ser aislada mientras que si el ente fiscalizador informa que dicho programa carece de mecanismos para monitorear, verificar y dar seguimiento tanto a los datos de los aspirantes a la beca como de los centros de trabajo inscritos, entonces la cosa cambia y se da uno cuenta que se trata de un problema cierto y generalizado.
Y si a lo anterior sumamos que el ente fiscalizador detectó que más de 5 mil becarios doblaron becas al cobrar otras para continuar con sus estudios, lo cual va en contra de la normativa del programa y cuyo monto fue de 50 millones de pesos o que centros de trabajo que supuestamente capacitaron a jóvenes en realidad no existen o no están inscritos en el programa y ya ni qué decir de la cereza de ese pastel los 68 difuntos que recibieron hasta 5 millones de pesos en becas.
Sucediendo lo mismo con las becas “Benito Juárez” en la que también fallecidos recibieron dichos beneficios y tampoco se comprobó que muchos beneficiarios no recibieran ayuda de otros programas sociales.
Mientras que en “Sembrando vidas” se demostró que a muchos beneficiarios se les entregaron cantidades de dinero muy superiores a las programadas y no se justificó en muchos casos que requirieran dicha ayuda o que fueran población objetivo.
También se encontró que Pemex sigue gastando dinero a manos llenas sin salir del estado de quiebra técnica y que no ha combatido el robo de combustible y ya ni qué decir de que las obras principales del sexenio están repletas de irregularidades como la no consulta a los indígenas mayas de Yucatán sobre la construcción del “Tren Maya”, el cual además no demuestra que vaya a ser un proyecto económicamente viable.
Como podemos ver toda esa información emitida por la Auditoría Superior de la Federación es demoledora para un gobierno que presume de ser honesto, ahorrativo y anticorrupción; ya que demuestra justo lo contrario y vemos que es mentiroso al decir que ayuda a los que menos tienen cuando bien que saben que mucho de ese dinero se entrega a quienes no lo necesitan; que es gastador a manos llenas por todas esas cifras millonarias que sean perdido en gastos inútiles como Pemex o la duplicidad de gastos al cancelar un aeropuerto y empezar a construir desde cero otro más modesto pero igual de caro y sobre todo que es tan corrupto o aún más que los gobiernos que le precedieron, ya que pagar ayudas sociales a difuntos es el pináculo de la corrupción, ya que el nombre lo da el difunto pero el dinero se lo queda un “vivo” en sus dos significados.
Claro que después de semejante golpe, tenía que venir una respuesta y vino en forma de presiones, insultos y reclamaciones sin sustento; ya que mientras el informe de la ASF cuenta con una metodología que le da sustento técnico, el presidente y sus compinches solo respondieron que era algo político por ser año electoral y que ellos tenían otros datos, sin decir cuáles son y cuál es su metodología, y presionaron al órgano fiscalizador para obligarlo a desdecirse y decir que cometió errores técnicos y que las pérdidas en algunos casos como las del Aeropuerto de Texcoco eran menores a las reportadas.
Sin embargo ninguna de esas respuestas repara el daño recibido por el gobierno, ya que la percepción generada por ese informe técnico es de absoluta credibilidad por estar sustentado en metodologías profesionales y verificables mientras que, incluso el intento de matizar las cifras dadas por la propia ASF se ve como una clara presión por parte del gobierno y de sus diputados y es que ese órgano depende de la Cámara de Diputados y al tener ésta una mayoría artificial (no producto de la votación sino del mercenarismo legislativo, cambiar diputados de un partido a otro) en favor del gobierno, lo más probable es que rechacen el dictamen de la cuenta pública y busquen cambiar a los auditores profesionales por amigos del presidente, tal y como ha sucedido en otros órganos autónomos.
Siendo precisamente esto lo que hace ver peor al gobierno, ya que en lugar de acatar las observaciones o de tratar de solventarlas y corregir lo que está mal como sucedería en cualquier otro gobierno; éstos se lanzan con todo y descalifican a quienes los emitieron al repetir una y mil veces que fue con intenciones políticas o que no saben hacer cuentas los de la auditoría.
Y yo pregunto: ¿No saben hacer cuentas los contadores?, ¿No saben hacer cuentas si aparte de ser contadores son especializados en auditorías que además justificaron metodológicamente su trabajo?
Aunque la respuesta a ambas preguntas es lógica, para Rocío Nahle es diferente ya que dice que solo se trata de unos contadores que no son ingenieros los que detectaron los sobrecostos de la refinería de Dos Bocas y que deberían de darse una vuelta en el lugar para ver que las cosas son diferentes a los reportes de gastos, es decir la simple vista es mejor que la ciencia.
Así es como se piensa y actúa en este gobierno y esto no va a cambiar hasta que no exista un equilibrio legislativo que los obligue a rendir cuentas e incluso a corregir sus yerros y eso que solo se trata de lo descubierto en el primer año, faltan los demás con ellos ya más consolidados en el poder en donde seguramente se verán cosas peores, pero si se quieren descubrir es necesario tener una Cámara de Diputados menos complaciente con el gobierno.
Lograr esa cámara debe de ser nuestra tarea para este año.
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Twitter: @FelipeFBasilio