Justicia para los y las hijas del Feminicidio.

**Alguien como tú.

/ Gladys de L. Pérez Maldonado /

Justicia para los y las hijas del Feminicidio.

Alguien como tú.

Gladys de L. Pérez Maldonado.

 

 

El artero ataque que privó de la vida a la abogada Cecilia Monzón Pérez, madre de un menor de edad, en el municipio de Cholula, Puebla, irremediablemente nos lleva a reflexionar nuevamente sobre el tema de los feminicidios en nuestro país.

Desde este espacio “Alguien como tú” expresa el dolor que nos causa que una más de nuestras congéneres ya no esté.

El 56% del territorio mexicano se encuentra en Alerta por Violencia de Género, en nuestra Entidad existen dos AVG, una por feminicidio (2016) y otra por Agravio comparado (2017).

En el primer trimestre del año 2022, en México se han registrado 229 feminicidios, de acuerdo con la más reciente actualización del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública con corte al 31 de marzo.

El país ha mantenido, un promedio mensual de 78 feminicidios, cuyo punto más alto fue febrero, en el que se registraron un total de 82.

En materia de feminicidios, Veracruz sigue ocupando los primeros lugares a nivel nacional, al alcanzar 21 casos, tan solo de enero a marzo de 2022, según datos del SESNSP, aunque el Observatorio Universitario de Violencia contra las Mujeres de la Universidad Veracruzana reporta la comisión de 28 femicidios. Las cifras oficiales arrojan que de enero a marzo de este año en Veracruz se registraron mil cincuenta y cinco mujeres víctimas de delito.

El 8 de abril de 2019, en el estado de Puebla se declaró una Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres para 50 municipios. Con cinco feminicidios en el primer bimestre del 2022,  ocupa el lugar once a nivel nacional con mayor número de casos, según estadísticas oficiales.

Terriblemente los datos anteriores los hemos ido naturalizando, lo cual trataremos en otro espacio, ahora nos ocupa preguntarnos: ¿En dónde están las niñas y los niños que quedan huérfanos después de que estos crímenes son cometidos y cuya situación económica y psicológica se ve gravemente afectada poniendo en riesgo su futuro? ¿Están en edad escolar? ¿Asisten a la escuela? ¿Quién los cuida?

Desafortunadamente no existe una base de datos oficial o extraoficial de quienes son, en dónde están, quién los cuida, simplemente no existen.

Estos infantes han sido sometidos en su corta vida a situaciones de violencia familiar extrema, tan es así que muchos de ellos fueron testigos del momento que privaron de la vida a su madre, son minimizados por las autoridades considerando que por su edad no han entendido lo vivido, y resulta todo lo contrario, las circunstancias les han provocado un daño psicológico, que de no ser tratado por especialistas puede llegar a ser irreversible.

En el mejor de los casos, estas niñas y niños quedan bajo el cuidado de las familias maternas, casi siempre por personas de la tercera edad, que por su condición cronológica son personas jubiladas o pensionadas y que su ingreso económico no es suficiente para la manutención de los menores de manera adecuada.

Otro escenario es cuando quedan bajo la custodia de los padres agresores o de la familia del agresor, siendo sometidos a situaciones de violencia motivada por el odio y rencor hacia la mujer que les dio la vida.

Solo el 25% de los asesinatos en México se acreditan como feminicidios, pues ni todos los asesinatos de mujeres se tipifican como feminicidio, ni las investigaciones abiertas reflejan el número de mujeres asesinadas en el año y en algunos casos se ha determinado la muerte por homicidio doloso. No obstante, aunque nos escuchemos feministas y cause escozor en las personas, estas muertes han sido ocasionadas en su mayoría por violencia generada en el núcleo familiar o de relaciones de pareja.

La pregunta obligada es: ¿Cuántos personas dependían de esa mujer muerta? ¿Cuántas mujeres muertas eran madres?, ante esta situación los tres niveles de gobierno deben identificar y apoyar a las y los huérfanos del feminicidio y homicidio, para sacarlos de situaciones de violencia con programas para cubrir sus derechos humanos, siempre velando por el interés superior del niño y la niña, el cual está protegido en la Constitución General de la República en el artículo 4, en el que se establece que el Estado otorgará facilidades a los particulares-ascendientes, tutores o custodios- para que coadyuven al cumplimiento de los derechos de la niñez.

Las niñas y los niños tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. La orfandad provoca problemas psicológicos y económicos, generando a futuro mujeres y hombres sin rumbo, que pueden llegar a tomar el camino del dinero fácil y la violencia. Si no hay atención profesional de sanación los estereotipos se repiten.

Las hijas y los hijos son víctimas colaterales del feminicidio u homicidio de sus madres, la sociedad y el Estado no podemos ser indiferentes ante la  re victimización que viven, pasemos del discurso a los hechos…

“Tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por a justicia.” Cecilia Monzón Pérez QEPD

 

 

 

 

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