Escrito por Arantza Díaz .
22.07.2024.- Ciudad de México.- El fin de semana la información que le dio la vuelta al mundo fue que el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se bajaba de la candidatura para su reelección e inmediatamente se filtró que podría ser una mujer quien tomara el lugar y hoy se confirma que será la vicepresidenta Kamala Harris, quien asuma este escenario político para darle a la competencia al trumpismo.
A tan solo un día de este anuncio, Kamala Harris aventaja carrera recibiendo el apoyo de 179 figuras políticas de 263 personas que ocupan el Senado pero, ¿por qué el apoyo ha sido tan exacerbado y cuáles son los aciertos por los que apuesta Harris para convertirse en la próxima presidenta?
Primeramente, es necesario señalar que el ascenso de Kamala Harris para la candidatura no ha sido sencillo, sin embargo, tras una posible derrota del partido demócrata con Joe Biden liderando, era momento de dar una ofensiva contra los republicanos que ya cantaban victoria.
Tras una mala racha donde se puso en duda las capacidades neurológicas de Joe Biden, el camino se disipó para la vicepresidenta quien resultó electa para tomar la bandera demócrata en un intento de dar una remontada y conseguir la victoria en esta carrera presidencial que les estaba mandando al segundo lugar.
Las juventudes parecen encontrar en Kamala, la respuesta que necesitaban para volcar su foto a favor: Feminismo y derechos humanos.
Kamala Harris: Los aciertos para entender sus políticas
Los puntos más sólidos de Kamala Harris en materia de género han sido sus poderosas inversiones para cerrar brechas específicas, como las digitales y la igualdad salarial.
Fue durante la pandemia que Kamala Harris mostró músculo y que hoy, le vale el apoyo de diversas colectivas, movimientos feministas y mujeres que se vieron beneficiadas por sus políticas de género.
Impulsora de una política que aseguró que las mujeres trabajadoras y estudiantes, tuvieran acceso a internet y otros recursos, Kamala Harris priorizó cerrar esta brecha digital para que ninguna mujer quedara en situación de vulnerabilidad con la pandemia y pudiese laborar o estudiar desde casa.
Asimismo, es conocida por impulsar el llamado Plan de Rescate, una clase de sistema de cuidados que tenía por objetivo apoyar a las mujeres trabajadoras tras la pandemia. Una de las maniobras más costosas en la historia de los Estados Unidos, donde se invirtieron mil 900 millones de dólares, la ayuda financiera más costosa desde el periodo de la Gran Depresión.
En su programa, Kamala Harris ofreció guarderías, centros de cuidado gratuitos, apoyos económicos y permisos laborales remunerados.
Por otra parte, una de las políticas donde se cimienta el trabajo de la actual vicepresidenta, es su lucha por mejorar los sistemas de salud, específicamente, en materia de derechos sexuales y reproductivos. Esto último, uno de los temas más importantes en la agenda feminista de los Estados Unidos y que bien podría ser su bastión que la impulse para ganar el voto de millones de mujeres.
El tema del aborto ya se encontraba dentro de la agenda demócrata, sin embargo, Joe Biden evitaba mostrar un respaldo total; entre su incomodidad como ferviente católico, la interrupción del embarazo ponía en aprietos a Biden. Un escenario opuesto a Kamala Harris, quien desde hace años ha visitado clínicas de aborto y apoyado este derecho a través de sus legislaciones cuando se desempeñaba como líder del Senado.
Asimismo, tras la penalización del aborto en diversos estados del país, Kamala Harris intentó tapar estas políticas, impulsando una legislación donde las entidades debían estar sujetas a un recurso llamado «autorización previa», donde las leyes en materia de aborto debían ser aprobadas, primero, a nivel federal para que pudieran entrar en vigor en lo local. Aunque la legislación quedó descartada, Kamala Harris posee un historial que podría vislumbrar que los derechos sexuales y reproductivos, estarían al centro de sus políticas en caso de resultar electa.
En materia de asuntos migratorios, la vicepresidenta ha puesto el ojo en México y centroamérica, visitando los países y refiriendo que tratar la crisis migratoria no es solo una política, sino una apuesta por los derechos humanos: «Estamos hablando de niños, estamos hablando de familias y sufrimiento», señaló en 2021, durante su gira por centroamérica.
Kamala Harris ha referido que se deben apoyar a las empresas para aminorar las brechas de pobreza y violencia, prometiendo hasta 950 millones de dólares para apoyar a la región centroamericana. Sin embargo, el discurso comienza a tambalearse cuando se encuentra que Kamala Harris es partidaria de poner mano dura en la frontera con México.
El contrapeso
«No vengan, no vengan», refirió Kamala Harris durante su última visita en Guatemala en 2021. A pesar de que Joe Biden apostó por relajar algunas medidas migratorias en la frontera en comparación a Donald Trump, Kamala Harris ha enviado un mensaje importante para la comunidad migrante: No busquen cruzar la frontera hacia Estados Unidos, no vengan o serán rechazados.
Kamala Harris fue nombrada la responsable de atender el triángulo norte (México y Centroamérica), sin embargo, tras sus declaraciones que mostraban su rigidez para cerrar la frontera y no permitir la entrada migrante, la vicepresidenta fue señalada por sus pares demócratas y es que, también fue cuestionada por no haber ido, si quiera, a visitar la frontera con México para reconocer la situación tan vulnerable que atraviesa a las familias que intentan cruzar.
Kamala Harris le respondió a la CNN que no había pisado la frontera porque no era lo primario en su agenda. Esto le valió que muchos sectores migrantes no simpatizaran con la vicepresidenta
Otra de las posturas de Kamala Harris es su lucha contra el racismo y que ha sido objeto de dudas. En 2020 tras la muerte de Georgle Floyd, la vicepresidenta impulsó una ley para prevenir la «mala conducta» de las fuerzas armadas, sin embargo, esto quedó congelado y no se volvió a saber sobre el estado de la legislación.
A raíz de esto, la comunidad afrodescendiente y simpatizantes del movimiento «Black lives matter«, mostraron inconformidad por la escueta respuesta que había dado Kamala Harris, suponiendo que, como mujer de origen afrodescendiente, se ejercería un trabajo más fuerte para erradicar la violencia y criminalización contra esa población en los Estados Unidos.
Esto terminó por recrudecerse luego de que un año después de estos hechos, Kamala Harris sentenciara:
«Estados Unidos no es un país racista»
La vicepresidenta lo señaló en apoyo a la postura de su par, el senador ultraderechista y republicano Tim Scott, político que ha señalado que no existe el racismo sistémico y que también, ha exigido cerrar las fronteras en reiteradas ocasiones a través de violentas medidas contra la comunidad migrante.
De acuerdo con la vicepresidenta, era momento de hablar «con la verdad», pues el racismo no era sistémico, sin embargo, reconoció que no se debía olvidar la historia de la comunidad afro. Esto terminó por consolidar que Kamala Harris fuera etiquetada por algunos sectores como racista o demasiado privilegiada para reconocer la violencia racial.
Otro apunte importante por el cual ha ganado el rechazo de algunas personas votantes, es su postura a favor de Israel. En sus declaraciones ha referido que «es devastador lo que pasa en Palestina, pero Israel tiene derecho a defenderse».
Asimismo, ha señalado que la prioridad era poner fin al terrorismo en Gaza y consolidar la seguridad israelí. Es importante señalar que, también ha exigido un cese al fuego, sin embargo, sus declaraciones han producido que Kamala Harris sea alienada a la lucha contra Palestina, la verdad es que la vicepresidenta no ha dado una postura concreta sobre sus intereses políticos respecto al conflicto en la franja de Gaza.
Siendo así, que solo quedaría prestar atención al desarrollo de la contienda electoral en los Estados Unidos que ha dado un giro importante, sobre todo, para los republicanos trumpistas, que tienen que mover su estrategia si quieren vencer a la autoproclamada feminista, Kamala Harris quien vino a cambiar el paradigma de la política estadounidense y de paso, a exponer el sexismo en las filas republicanas que solo se han limitado a señalar que vencerla será más sencillo que a Biden.
A solo cuatro meses de las votaciones presidenciales, no se puede despegar el ojo de la contienda que, a partir de ahora, iniciará un proceso de reconfiguración política. ¿El tiempo de las mujeres también escalará a los Estados Unidos o se verá eclipsado por el nacionalismo antiinmigrante del partido republicano?
