Alguien como tú.
Gladys de L. Pérez Maldonado.
El 3 de diciembre pasado Laura Karen Espíndola fue reportada como desaparecida ante las autoridades de la Ciudad de México, ya que había enviado un mensaje de WthasApp a su madre diciéndole que el chofer del taxi en el que circulaba se veía sospechoso y grosero e inmediatamente apagó el celular y se desentendió de la situación.
De manera entendible su madre y su familia cayeron en la desesperación, temiendo por la integridad física de Karen, esto no es fortuito, pues no podemos dejar pasar por alto, que la situación de inseguridad que se vive diariamente en nuestro país nos ha situado en estado de alerta las 24 horas del día.
No existe día que las redes sociales, los portales electrónicos de noticias y los medios de comunicación en general dejen de reportar personas desaparecidas, en su mayoría mujeres y niños, mujeres encontradas muertas, ultrajadas, descuartizadas, hombres ejecutados y tirados desnudos, etc.
A raíz de la denuncia de desaparición de Karen, las redes sociales no se dejaron esperar y volvieron viral la búsqueda bajo #KarenTeBuscamos. Las autoridades de la Ciudad de México aplicaron los protocolos de búsqueda correspondiente, todo México y seguramente en el extranjero por el alcance de las redes sociales estaban atentos y pidiendo que Karen apareciere con vida.
Veinte horas después de ese poco afortunado mensaje de WthasApp, Karen llegó a su casa con vida y sin ningún rasguño, Karen “no estaba muerta, andaba de parranda”; no queremos ni imaginar cuantas mujeres, durante su búsqueda, fueron victimadas y muertas.
Las redes sociales nuevamente se activaron, pero ahora en su contra, criminalizando su conducta, la tildaron de mentirosa –llegando a los insultos- y bueno no podemos decir lo contrario, la actitud de Karen no había sido la correcta en el sentido de enviar un mensaje en el sentido que lo hizo, apagar su celular y no dimensionar el alcance de su contenido y que había dejado a su madre y a su familia en estado de zozobra de su ubicación, creyendo que había sido víctima de violencia.
Afortunadamente, Karen esta viva y no fue encontrada en la cajuela de un auto o tirada en despoblado descuartizada, violada y muerta, aquí no vamos a satanizar su conducta.
Lo que nos ocupa ahora es ¿Cómo va a reaccionar la sociedad después de Karen? ¿Seguirá haciéndose viral la desaparición de una mujer y la petición de ayuda por parte de los familiares?
En el mundo 3 de cada 10 mujeres son víctimas de violencia de género; en México 7 de cada 10, esta estadística enmarca la crisis de derechos humanos que estamos viviendo, pero esto no es de este año, esto ocurre desde hace varios años, a las mujeres las están matando y las mismas mujeres no han tomado conciencia de lo que sucede alrededor de su entorno, no toman con madurez -algunas- la inseguridad en la que estamos viviendo.
Las mujeres debemos ser responsables de nuestra conducta y estar en permanente comunicación con nuestra familia, por y para nuestra seguridad, advertimos la falta de comunicación en las familias, el núcleo de la sociedad también esta en crisis. El momento social que estamos viviendo es de miedo por la pérdida de un ser querido.
Después de lo ocurrido esta semana, existe incertidumbre e incredulidad entre la población y ahora se duda de compartir y hacer viral una llamada de ayuda por la desaparición de alguien, ya sea hombre o mujer.
Que México no pierda esa esencia de ayuda, hermandad y solidaridad para con los demás que siempre nos ha caracterizado. Que el error cometido por un ser humano, no nos lleve a retroceder en nuestro instinto de apoyar a través de las redes sociales, pues comprobado está que en muchas ocasiones han sido fundamentales para la localización de personas desaparecidas.
Aceptemos las disculpas que Karen ofreció públicamente y empecemos de cero, confiando en el grito de auxilio de alguien que nos necesita y que con nuestro apoyo quizás contribuyamos a evitar que una persona pase a ser parte de las estadísticas.