Kelly Mojica Martínez analiza el estigma y actitudes en torno del aborto.

  • Kelly Mojica Martínez, egresada de la Maestría en Biología Integrativa, dijo que le interesa desmontar los discursos de criminalización existentes sobre el tema .
  • Las instituciones religiosas han jugado un papel crucial en la configuración de una opinión pública adversa a la despenalización .
  • Es necesario colocar en el centro la autonomía, el cuidado y la justicia social, dijo .

/ Paola Cortés Pérez / Fotos: Omar Portilla Palacios y Kelly Mojica Martínez /

22/05/2025, Xalapa, Ver.- Kelly Mojica Martínez, egresada de la Maestría en Biología Integrativa del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la Universidad Veracruzana (UV), desarrolló su tesis sobre uno de los temas relevantes en el ámbito de la salud y los derechos humanos, “Estigma y actitudes hacia el aborto tras su despenalización en Veracruz: influencia de la religiosidad”. 

En entrevista para Universo, dijo que el interés por investigar este tema surgió de la necesidad de contribuir a la transformación social desde una mirada crítica, feminista y con perspectiva de derechos humanos. 

“Mi motivación nace desde la inquietud personal y desde una postura política feminista de contribuir a desmontar los discursos de criminalización en torno a la interrupción del embarazo, ya que tiene consecuencias graves para las mujeres no solo desde lo legal, sino también a nivel social y emocional”, afirmó. 

Aunque desde 2021 el aborto fue despenalizado en el estado de Veracruz, el acceso efectivo a este derecho está todavía muy limitado debido a prejuicios sociales profundamente arraigados, por lo que uno de los puntos significativos es averiguar cómo ha evolucionado la percepción pública en la entidad desde dicha reforma legal. 

“Sí ha cambiado la percepción, pero no de forma homogénea ni definitiva; hay sectores que se han abierto a la conversación, que ahora reconocen que el aborto es un derecho, pero al mismo tiempo hay una fuerte polarización que se ha acentuado en redes sociales y espacios comunitarios”, advirtió. 

Mojica Martínez señala que esta transformación social ha sido influida por distintos factores: la movilización feminista, el acceso a información digital y la visibilidad de casos emblemáticos que han despertado empatía y cuestionamientos. 

“Cada vez más mujeres hablan públicamente de sus experiencias y eso genera resonancia, pero también reacciones conservadoras. Se trata de una batalla cultural constante”, mencionó. 

 

Algunos datos de su tesis han sido expuestos en eventos académicos, como el Congreso Internacional de Psicología Jurídica y Forense 2024

 

El estigma como arma de control 

Uno de los conceptos centrales de su investigación es el análisis del estigma, al que define como una construcción social que marca negativamente a una persona por ir en contra de lo normativo; opera en silencio, en miradas, en comentarios y en la negación de apoyo. 

En el contexto del aborto, esto se traduce en culpa, miedo, discriminación y aislamiento. Muchas mujeres enfrentan no solo la falta de servicios médicos adecuados, también el juicio social. Se trata de una violencia simbólica que deja marcas profundas. 

Detectarlo, dijo, requiere escuchar con atención los relatos de quienes han vivido este proceso: “Cuando una mujer te dice ‘no se lo conté a nadie’ o ‘me sentí una mala persona’, ahí está actuando el estigma”. 

Para Kelly Mojica, las instituciones religiosas, particularmente la Iglesia católica, han jugado un papel crucial en la configuración de una opinión pública adversa a la despenalización del aborto. 

“Durante décadas, el discurso religioso ha moldeado la idea de que la interrupción del embarazo es un pecado; aunque vivimos en un Estado laico, muchos argumentos morales que se usan en contra del aborto están profundamente vinculados con creencias religiosas”, argumenta. 

Esta influencia no solo se refleja en la sociedad, también en las decisiones de autoridades y profesionales de la salud, por ejemplo, hay médicos que se niegan a practicar abortos por convicción religiosa, y eso obstaculiza gravemente el ejercicio del derecho a tener servicios de salud de calidad. 

 

Recientemente aprobó su examen de titulación y prevé continuar con esta investigación

 

Barreras de acceso y retos estructurales 

Uno de los principales hallazgos de su investigación es la desconexión entre el marco legal y la realidad cotidiana de las mujeres veracruzanas; esto es, muchas desconocen que el aborto ya no es un delito, otras saben, pero no encuentran dónde acceder al servicio de manera segura, y unas más simplemente no se atreven por miedo al juicio, acotó la egresada. 

Las barreras identificadas por Mojica Martínez van desde la falta de personal capacitado, infraestructura médica insuficiente en comunidades rurales, hasta actitudes negativas dentro del sistema de salud. 

Sin embargo, la objeción de conciencia es uno de los principales desafíos, ya que no existen mecanismos claros para garantizar que una mujer reciba atención cuando el personal se niega por razones personales, esta “situación debería estar regulada”, indicó. 

Como alternativa, en su tesis la joven propone el desarrollo y aplicación de políticas públicas con perspectiva de género, ofrecer educación sexual integral y formación en derechos humanos para el personal médico. 

“No basta con capacitar técnicamente, hay que sensibilizar sobre lo que significa acompañar a una mujer en un momento tan complejo”, subrayó. 

Mojica Martínez reflexionó acerca del rol que deben jugar el feminismo y los enfoques de derechos humanos en el debate público: “Promover una perspectiva feminista implica reconocer a las mujeres como sujetas de derechos, no como ciudadanas de segunda, lo cual se construye desde la educación, los medios de comunicación y las políticas públicas”, afirmó. 

La egresada de la Maestría en Biología Integrativa consideró que es necesario despatologizar (despojar de la consideración de enfermedad o anormalidad) el aborto, quitarle el peso de la culpa y el castigo, y colocar en el centro la autonomía, el cuidado y la justicia social. 

“El feminismo ha logrado abrir esta conversación, pero necesitamos que otras voces se sumen: académicas, periodistas, médicas, funcionarias. Todas podemos jugar un papel en la transformación de la narrativa”, concluyó. 

Cabe mencionar que datos de este trabajo de tesis fueron expuestos en el Congreso Internacional de Psicología Jurídica y Forense 2024, y este año en el 40 Congreso Internacional Interamericano de Psicología que tendrá lugar del 14 al 18 de julio en San Juan, Puerto Rico.