La cacería de latinos.

*Linotipia

/ Peniley Ramírez /

Cuando lo “levantaron”, Mauricio esperaba el autobús para ir del trabajo a casa. Llevaba días con un mal presentimiento. En Facebook había visto videos de agentes encapuchados deteniendo a personas. Mauricio tenía miedo, pero no podía faltar al trabajo. En la parada, dice que otras personas se veían como él: “Morenos, chaparritos”. Llegó una camioneta sin placas especiales ni identificación oficial.

Unos hombres vestidos de civil se acercaron y le mostraron una foto. “¿Lo conoces?”, preguntaron en perfecto español. Mauricio negó. Vio cómo otras personas se echaron a correr. Corrió también. Uno de los hombres lo tiró al suelo. Lo metieron en la camioneta y siguieron “cazando” a otras personas. “Ahí va otro”, decían. La camioneta daba la vuelta para interceptarlos.

Los llevaron primero a unas oficinas cerca de allí, en Los Ángeles. Después los trasladaron a un campo de detención de migrantes en Texas.

Durante cinco días la madre de Mauricio no supo qué había pasado con su hijo. No respondía al teléfono ni aparecía siquiera en los registros de migrantes detenidos. En esos días, las autoridades de migración le dijeron a Mauricio que solo podía hacer una llamada si les daba el nombre y la dirección de la persona a quien quería contactar. Él no quiso arriesgar a su madre. También le dijeron que podría ver a un juez de migración, pero implicaría pasar meses detenido y sin garantía de quedarse en EU. En cambio, le ofrecieron una solución rápida: firmar un documento que aceptara su salida voluntaria de EU.
Mauricio lo firmó, como también lo hicieron más de 30 hombres de México y Centroamérica detenidos junto a él. Solo después de que firmó le devolvieron su celular, que le habían quitado cuando lo “levantaron”.

Mauricio usó ese término, levantados, el mismo que he escuchado muchas veces en voz de madres de personas desaparecidas o de familiares de víctimas de desaparición forzada. “A lo mejor me expresaría como que hubiera sido un arresto cuando traen uniforme y en realidad ellos no traen uniforme; estaban de civiles”, me dijo.

Entrevisté a Mauricio una tarde soleada de finales del verano, en su pueblo, en el Estado de México. Habían pasado varias semanas desde que lo deportaron a Juárez. Nos recibió en su casa, a medio construir, rodeada de flores y nopaleras. Se fue a EU justo para terminar de construir esa casa. Ahora vive con la sensación de haber defraudado a su familia.

En la entrevista, estaba conmigo Fernanda Echavarri, la jefa editorial de Latino USA, el programa de radio que dirijo. Fernanda, con nuestra conductora Maria Hinojosa, entrevistó a la madre de Mauricio en Los Ángeles. La mujer les relató la angustia de esos cinco días cuando no supo de su hijo.

En México, Mauricio nos contó que el trauma sigue con él. Sueña que lo persiguen, que unos guardias lo atrapan. Su madre, en California, también tiene pesadillas. Sueña que alguien se meterá en su casa, que se la van a llevar.

Esta semana, publicamos “Levantados”, una investigación de Latino USA con Futuro Investigates y CalMatters. Karen Bass, la alcaldesa de Los Ángeles, nos dijo que las redadas actuales de migración no son operativos habituales, sino una “cacería de latinos”. Ahora, la Suprema Corte de EU ha validado que los agentes detengan a personas por su “perfil racial”. Es decir, estás en peligro solo por verte latino, estar en un lugar donde hay latinos o por hablar español.

Como parte de la historia, mis colegas fueron a la mañanera. Claudia Sheinbaum les dijo que su gobierno tiene líneas de ayuda 24/7 y que ha enviado cables diplomáticos en protesta por las redadas a las autoridades de EU.

Pudimos confirmar que de poco sirven las líneas de ayuda si te detienen y no puedes llamar por teléfono, o los cables diplomáticos cuando arrestan en la calle a cualquiera que se ve “moreno, chaparrito”.

El gobierno de Trump dice que está limpiando su país de criminales. Nuestra investigación demuestra que esto es falso. Solo 3 de cada 10 detenidos tienen antecedentes penales.

En México, activistas promigrantes nos dijeron que el gobierno de Sheinbaum debe hacer mucho más para enfrentar a Trump y para ayudar, a largo plazo, a las personas “levantadas” que lidian con el trauma causado por un gobierno que caza, sin consecuencias, a cualquiera que se vea distinto.