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/ Escrito por Wendy Rayón Garay. /
17.05.2025 /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- Los Incels o célibes involuntarios son una cultura del internet en la actualidad donde se culpabiliza a las mujeres por no poder acceder a relaciones sexuales. Usuarios y usuarias, navegan ahí, en lo que se le conoce como la manosfera, un rincón violento más del internet, para intimidar, castigar y amenazar a las mujeres y los ataques y agresiones digitales ya han traspasado al mundo real.
«Soy el chico perfecto y a pesar de ello se arrojan a todos esos hombres odiosos en vez de a mí, el caballero supremo. Las castigaré a todas ustedes por ello», esas fueron las palabras de Elliot Rodger, un hombre estadounidense que en 2014 realizó un tiroteo en Isla Vista (California, Estados Unidos) en el que resultaron 13 heridos y 6 muertos, después de anunciar en YouTube su venganza contra las mujeres al no conseguir tener relaciones sexuales con ninguna de ellas.
A este ataque le siguieron el de Christopher Harper-Mercer con un tiroteo en el Umpqua Community College en Oregon; Alek Minassian cuando atropelló a varias personas en su furgoneta en Toronto; Scott Paul Beierle con un tiroteo en un local de Yoga en Tallahassee, Florida; Alexander Stavropoulos al agredir a una mujer con su hijo en un parque en Ontario, Canadá; y el de Alexander Stavropoulos tras ataca el juzgado federal Earle Cabell de Dallas, Texas.
Cada uno de estos eventos, ocurridos entre 2014 y 2019, estuvieron motivados por el odio de los hombres hacia las mujeres al rechazar sus acercamientos afectivos o sexuales a los que consideran que tienen derecho por naturaleza. Los perpetuadores se hacen llamar así mismos “célibes involuntarios” o Incels y su movimiento es organizado desde la manosphere o manosfera, una red de sitios webs, páginas o foros desde donde se promueve la misógina y la oposición al feminismo.
Los incels son tan solo una de las subculturas que navegan en la manosfera, también existen los Activistas por los Derechos de los Hombres, Hombres que Siguen su Propio Camino, Artistas del Ligue, hombres cristianos conservadores tradicionales, algunos subgrupos geek e incluso gamers. Sin embargo, los incels se diferencian al presentarse como víctimas de su baja posición en la jerarquía social entre su mismo género, «perpetuada desde el feminismo».
Paradójicamente, el concepto de los incels fue creado por una mujer canadiense nombrada Alana que al tener dificultades para encontrar una pareja buscó crear un espacio amigable para que las personas pudieran compartir su experiencia, apoyarse mutuamente y aprender a relacionarse. Ella hizo su página web “Proyecto Celibato Involuntario Alana”, logrando formar una comunidad; sin embargo, se alejó al mejorar su vida sentimental.
En la década de los 2000, el término comenzó a ser utilizado en diversos foros de internet transformándose gradualmente. La comunidad que lo conformaba experimentó una masculinización progresiva y migró a plataformas como Reddit y sitios dedicados específicamente a esa cultura. Derivado de la incitación a la violencia que generaban, en 2017 se cerró su espacio en esta red social, pero el movimiento ha demostrado que puede migrar a otros espacios de internet.
Una respuesta a la cuarta ola del feminismo
De acuerdo con el articulo «Jóvenes en la manosfera. Influencia de la misoginia digital en la percepción que tienen los hombres jóvenes de la violencia sexual», el desarrollo y la potencialización de las culturas misóginas que navegan en la manosfera, es una contra respuesta de la cuarta ola del feminismo, la cual se caracteriza por denunciar la violencia de género, especialmente la violencia sexual, desde el entorno digital.
Movimientos como el #MeToo, han visibilizado las experiencias de las mujeres en el espacio público y privado, generando una movilización global que trasciende fronteras. Este comenzó en 2006 con la activista Tarana Burke cuando utilizaba esta frase en la red social MySpace para mostrar empatía a mujeres de que habían sido abusadas sexualmente. En 2017 fue retomado por Alyssa Milano tras la exposición de las acusaciones sobre el cineasta Harvey Weinstein.
A través de las redes sociales, el feminismo ha logrado democratizar el acceso a la información, crear redes de apoyo y fomentar una conciencia colectiva en torno a las desigualdades de género, consolidándose como un movimiento interseccional y transnacional que interpela tanto a las instituciones como a las prácticas culturales cotidianas.
Sin embargo, paralelamente al avance del movimiento feminista, han surgido respuestas antifeministas promovidas desde la extrema derecha e impulsando un discurso que niega la existencia de la violencia de género y la presenta como un mecanismo para criminalizar a los hombres. Este negacionismo ha penetrado en la esfera pública, especialmente en hombres jóvenes.
Por ello, la manosfera actúa como un espacio desde donde se construye la identidad masculina. Dentro de este entorno, los hombres encuentran respuestas y validación frente a la confusión que sienten por los cambios en los roles de género y el avance del feminismo. Comparten experiencias, frustraciones y consejos alineados a una visión hegemónica y tradicional.
Cada subcultura, como los incels, promueve un modelo diferente de «lo que es un hombre», desde la estética hasta la dominación sexual; sin embargo, todas se oponen al feminismo y coinciden en que existe un supuesto privilegio injusto de las mujeres.
Además, tienen una confusión sobre lo que considera violencia sexual, reduciendo el término a casos extremos de violación con fuerza física sin considerar las formas más sutiles o estructurales de violencia como el acoso verbal o el chantaje emocional. Esto provoca que minimicen ciertos comportamientos, especialmente en relaciones de pareja o encuentros sexuales en donde hay «exageraciones» o «malos entendidos», banalizando la violencia contra las mujeres.
También se detecta una fuerte desconfianza hacia las denuncias de violencia sexual. Se mencionan con frecuencia los casos de denuncias falsas, muchas veces sin datos que respalden esas afirmaciones. Esta percepción está alineada con el discurso manosférico que acusa al feminismo de manipular la verdad y de criminalizar a los hombres.
Sin embargo, la violencia que los incels promueven en el ámbito digital ha trascendido al mundo real, materializándose en ataques masivos con el objetivo de asesinar al mayor número posible de mujeres. Un caso emblemático es el de Elliot Rodger, quien en 2014 perpetró un tiroteo en Isla Vista, California, motivado por su odio hacia las mujeres, lo que lo llevó a ser considerado por estas comunidades como el «rey de los incels».
Anatomía del pensamiento Incel
De acuerdo con la investigación “Celibes Involuntarios: ¿terroristas? Análisis cualitativo del fenómeno Incel y discusión conceptual sobre el terrorismo”, su ideología es altamente machista y sigue los pasos de la masculinidad hegemónica tradicional en el que se busca perpetuar la dominación social masculina, la cual describen que «está en riesgo» gracias a los cambios sociales y económicos en el mundo.
Por lo general son varones jóvenes, solitarios, con dificultades sociales, violentos y con ideas violentas contra las mujeres en el que expresan un deseo y odio por su frustración sexual. Por ello, odian, violentan y se sienten superiores a las mujeres y a los hombres hegemónicamente atractivos. Particularmente, en ellos se puede encontrar las siguientes características:
- Determinismo biológico: creen que los factores biológicos relacionados con la apariencia son inmutables y estos determinan el éxito romántico y sexual. Por ejemplo, nacer blanco, delgado, alto, entre otras características.
- Jerarquía basada en el atractivo: aceptar la jerarquía social masculina por la capacidad de atraer parejas sexuales. Entre más alejados estén del hombre hegemónico, menos oportunidades tendrán con las mujeres.
- Hipergamia femenina: sostienen que las mujeres buscan una pareja dependiendo del estatus socioeconómico que puedan obtener y del atractivo físico.
- Desesperanza aprendida: perciben que su posición en la jerarquía masculina es inamovible, generan patrones de pensamiento fatalistas.
Uno de sus mayores simbolismos es la Pastilla Roja (Red Pill) en referencia a la película Matrix. Se trata de una escena en la que el protagonista debe elegir entre tomar una pastilla azul y permanecer engañado e ignorante o una roja, que muestra la realidad. Para los incels, su verdad es la necesidad de luchar por la liberación del hombre frente al engaño y el odio al varón y los privilegios de las mujeres.
También adoptan la Pastilla Negra (Black Pill) para decir que los hombres poco atractivos no tienen oportunidad de triunfar con el resto de las mujeres que no son acaparadas por los hombres hegemónicos. De esta manera, los incels son varones jóvenes, con dificultades para relacionarse, violentos y quienes perciben a las mujeres con odio y deseo. Protestan por su situación de inferioridad en la jerarquía masculina donde buscan ascender. Se frustran por no poder acceder a relaciones sexuales con las mujeres porque ellas “no lo permiten”, de ahí su nombre “célibes involuntarios”.

De acuerdo con una investigación del sitio web Incels.me en el que se analizaron 65 mil mensajes del foro que pertenecían a mil 250 usuarios entre noviembre de 2017 y abril del 2018 se encontró que esta cultura ha generado su propio vocabulario. Por ejemplo, los hombres hegemónicos a los que aspiran a ser son llamados «Chads o Alphas»; las mujeres atractivas (consideradas promiscuas) a las que nunca pueden acceder son Stacy; y finalmente las que no son atractivas se llaman «Becky».


También emplean patrones de conducta idealizados en varones, pero perpetuando la desigualdad (homofobia, misoginia, masculinidad frágil y dominación violenta), recurren a retóricas de incorrección política como memes humorísticos, usan teorías de la psicología evolucionista en el que se establece que las mujeres por selección natural son “irracionales, polígamas y proclives a emparejarse con machos alfa”, pero ante la escasez de hombres, ellas se conformarán con los “macho beta”.


La forma en que operan para tratar de intimidar, castigar y amenazar a las mujeres es diferente a como se hace en el plano físico. Entre sus estrategias recurren a la denuncia masiva de violaciones falsas en las cuentas personales de ellas, el hackeo de webs feministas, publicación de información personal o de fotografías de mujeres desnudas como pornografía, e incluso la alteración de imágenes con inteligencia artificial o herramientas de edición.