*Gente Como Uno.
/ Mónica Garza /
El cierre de museos en el corazón de México por las razones dadas, va mucho más allá de un simple problema logístico, es un mensaje político de mayor alcance. Desde 2018 el presupuesto federal para la cultura ha sufrido injustos recortes y reasignaciones.
En la Ciudad de México —Capital Cultural de América según las páginas oficiales del Gobierno capitalino— hay algo que no debería estar ocurriendo, pero ocurre.
Esta semana los más importantes museos bajo resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia sorprendieron con la inédita advertencia: “cerrado hasta nuevo aviso por causas de fuerza mayor”, sin más explicación.
¿Qué causa de fuerza mayor podría cerrar el Museo de Louvre en Paris? ¿O el Museo Metropolitano en Nueva York? ¿O el Gran Museo Egipcio de Giza, en Egipto? Quizá un gran desastre natural, una guerra o una emergencia sanitaria.
El cierre del Museo de Antropología e Historia de la Ciudad de México, que en 2024 recibió más de tres millones de visitantes, tendría que estar bajo esas mismas condiciones extraordinarias, porque está al mismo nivel que cualquiera de los museos antes mencionados.
Quienes no parecen demostrar estar a su nivel son los que hoy administran el patrimonio cultural e histórico de México, contenido en gran medida en sus grandes museos.
Porque una falta de personal de seguridad, consecuencia de una torpeza en la gestión administrativa, que entregó la vigilancia de los museos a una nueva empresa incapaz de solventar el tamaño del compromiso, es realmente inverosímil.
Dejar por días a miles de turistas y ciudadanos sin acceso a recintos culturales tan fundamentales como el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, Museo de El Carmen, el Castillo de Chapultepec, el Museo Nacional de Historia, Museo Nacional de las Intervenciones, Museo del Caracol y el Museo del Templo Mayor, al mismo tiempo, era impensable.
Pero al parecer lo impensable ya nos alcanzó hasta en la cultura, en la misma semana que el Museo Nacional de Antropología e Historia fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025.
El cierre de museos en el corazón de México por las razones dadas, va mucho más allá de un simple problema logístico, es un mensaje político de mayor alcance.
Porque una situación semejante en cualquier capital cultural en Europa por ejemplo, “hasta nuevo aviso” o porque “se evalúan condiciones de seguridad”, sería un escándalo con consecuencias de fuerza mayor.
La respuesta desconcertada de la Presidenta Sheinbaum al respecto en la mañanera del pasado miércoles, evidenció la falta de información que tuvo sobre un asunto prioritario, por tratarse de la metrópoli con más museos en todo el mundo.
¿En qué cabeza cabe que no se le haya informado a la jefa del Ejecutivo de manera puntual, sobre un asunto tan relevante, sabiendo que va a enfrentar a la prensa? ¿Por qué exponerla de semejante forma?…
Mientras que la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, irónica mintió a los reporteros a su salida de Palacio Nacional, al asegurar que los museos cerrados ya estaban abiertos, 24 horas antes de hacer el control de daños para poder conseguirlo.
Es un mensaje doloroso y otra advertencia para el sector cultural mexicano, que ha resultado ser el más castigado desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder.
Porque desde 2018 el presupuesto federal para la cultura ha sufrido injustos recortes y reasignaciones, mientras se dirigían inmensos capitales a proyectos sexenales fallidos como el AIFA, el Tren Maya o la refinería Dos Bocas.
Es incomprensible, siendo la cultura uno de nuestros pilares y principal herramienta para nuestra economía a través del turismo, porque nada atrae a los extranjeros tanto como la oportunidad de perderse en la magia de la historia de México.
Pero así vamos, de descuido en descuido en áreas de vital importancia para la vida del país y la elección del poder Judicial probó ser otro ejemplo, luego de la jornada del domingo pasado, amañada y alineada a un solo partido político, que habla de una clara desconexión republicana.
La educación es otro tramo en peligro, sobre todo aquélla que está en manos de los integrantes de la CNTE, quienes violando la ley reiteradamente han mantenido por casi cuatro semanas a millones de niños sin clases, a miles de comerciantes asfixiados y a la capital mexicana sumida en el caos.
Mientras los negociadores encargados, tibios y poco firmes para alinear a interlocutores violentos, tramposos y políticamente insaciables, han abonado más a extender el desorden que a resolverlo.
En tiempos tan complejos para México de puertas para afuera, hacia adentro se requiere orden y mayor respeto a la ley, la educación, la salud y la cultura, como los valiosos antídotos que siempre han sido, contra la polarización y la violencia que tanto han contaminado nuestra cotidianidad…