ACCESO LIBRE.
Carlos Zúñiga.
Si de algunos personajes se llega a hablar en libros de historia como los promotores de corrupción, será de los gobernadores.
Tomo como base el trabajo de José Ríos publicado ayer en estas páginas (El Heraldo). Casi una veintena de personajes que detentaron con excesos el poder en los territorios que gobernaron y hoy tienen sobre ellos la sombra del estigma.
Si de algunos personajes se hablará con consistencia en los libros de historia como los mayores promotores de la corrupción en México durante la década que está por terminar, es de los gobernadores. Priistas, panistas, perredistas, de todos los partidos o luego de ninguno.
Eran políticos que en su momento fueron virtuosos, pero que al convertirse en autoridad abrazaron el cinismo con tal fuerza que ni ellos mismos fueron capaces de visualizar el negro futuro que su gestión les deparaba.
En primerísimo lugar de la lista de la ignominia están con justo mérito los Duarte, cada uno con situaciones muy distintas. Javier, el veracruzano, preso desde hace dos años, esperanzado que llegue pronto 2020. Ha ido ganando recursos legales que, incluso, podrían permitir cambiar las celdas del Reclusorio Norte (donde está muy bien comunicado) por otra medida cautelar más amigable.
El otro Duarte, César, está prófugo en algún punto de Estados Unidos o Canadá. Dicen los malpensados que su detención ocurrirá en algún momento de crisis para desviar la atención.
El quintanarroense Roberto Borge sigue sumando vinculaciones a proceso. Lleva tres y por uno de estos procesos tendrá que estar en la cárcel cuando menos hasta 2021. Mientras, su paisano y colega Mario Villanueva también espera con ansias que suenen las 12 campanadas para ser beneficiario de un indulto por parte del presidente López Obrador.
Además de los Moreira, Padrés, Hernández o Reynoso, al inventario podrán sumarse pronto otros nombres, sobre todo de mandatarios de aquellos estados donde hubo alternancia en favor de Morena. El inicio de década no pinta bien para el bajacaliforniano Francisco Kiko Vega. Incluso antier ya se decía que estaba detenido por la policía de su sucesor Jaime Bonilla, quien ya tiene expedientes bien armados empezando por el delito de enriquecimiento ilícito.
A Miguel Ángel Yunes le siguen escarbando y quizá dentro de poco rinda frutos cualquiera de un puñado de denuncias que el Congreso y autoridades veracruzanas han presentado en su contra.
Aunque muchos incluyen en la lista a Graco Ramírez, será difícil que la 4T le malagradezca la operación política que hizo en 2018 para que AMLO ganara sin problemas en Morelos, muy a pesar de que esto permitiera convertir en gobernador a su archirrival Cuauhtémoc Blanco.
Otros, como Miguel Ángel Mancera, podrían empezar a preocuparse.
Quizá al nayarita Roberto Sandoval podrán probarle algo. Ya el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto,
confirmó que tienen a cuatro exgobernadores denunciados ante la FGR y tienen en la mira a otros aun en funciones. Ojalá la lección sea aprendida, porque la tentación de abusar del poder siempre estará allí.
Que se vaya y no regrese más una década de cínicos.