La democracia de MRN no es la de México .

**FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO

/ DESDE A JANELA /

Después de lo visto el pasado fin de semana, la reforma electoral impulsada por López Obrador ya ni siquiera debiera de ser discutida en las cámaras del Congreso de la Unión; ya que, por un mínimo pudor, cosa que sus partidarios no han demostrado tener hasta el momento, debieran de retirar esa iniciativa de reforma constitucional.

Vaya, con lo visto en esos días, lo propuesto por López Obrador no solo está políticamente muerto (como ya lo estaba debido a la carencia gubernamental de los votos necesarios en ambas cámaras para conseguir su aprobación en la primera fase del proceso a cargo de las cámaras del Congreso de la Unión), sino que ahora ha quedado demostrado por medio de la realidad el caos que habría en cada proceso electoral en caso de que esa iniciativa de reforma constitucional prosperase y el INE actual fuera sustituido por los delegados (o como quiera que les llamen) que en votación abierta fueran electos por voto popular para ser autoridades electorales.

Y es que, como ya se ha dicho miles de veces en esta columna, la realidad es la encargada de poner en su lugar a todas las ocurrencias de López Obrador; solo que esta vez lo hizo de una manera contundente y que, por lo mismo, no deja lugar a dudas: una elección llevada a cabo al estilo López Obrador sin un árbitro estricto y confiable, va a terminar en todo menos en un proceso democrático.

Y dirán Ustedes amables lectores ¿qué fue lo que sucedió y que produjo una opinión tan contundente?

Les cuento, el partido hoy en el poder M.R.N. llevó a cabo unas elecciones que casi nadie sabía bien a bien para qué servían pero que a todos sus principales políticos les interesaba participar en ellas.

Según tengo entendido, fueron unas elecciones internas para elegir a miles de delegados, quienes a su vez van a designar consejeros y dirigentes nacionales y locales con la excepción del presidente y secretaria general del partido, que van a quedar como ahora están (esas posiciones no se consultan, son a decisión del presidente de la república); quienes además van incidir en la conducción de los procesos internos de ese partido para designar a los candidatos a puestos de elección popular en los próximos años y por si ya esto es demasiado confuso, todavía se le agrega que el ciudadano que votó en estas elecciones internas, automáticamente quedó afiliado al partido.

Vaya, unas elecciones apegadas cien por ciento al estilo de López Obrador, es decir, sin ser comprensible su objetivo, abiertas a toda la ciudadanía, sin tener idea de cómo conducirlas y por supuesto con un fin propagandístico y no democrático.

Y el resultado, pues fue el esperado por cualquiera que conoce como han sido todas las elecciones internas en las que en toda su carrera el hoy presidente de la república ha tenido algo que ver: acarreos masivos, zafarranchos, votaciones dobles o múltiples, urnas rellenadas y todo un sinfín de linduras electorales que solo se veían en el país antes de la institucionalización de los procesos electorales o en donde ésta no llegaba, como en las elecciones internas del P.R.D. en la época en la que López Obrador lo dominó.

En resumen, vimos una mezcla de lo mejor de la era de los mapaches electorales del P.R.I. y de las tribus que habitaban en el P.R.D., ya que los políticos de M.R.N. son los mismos que hicieron de la suciedad electoral su modus vivendi en esos partidos y por ello, en su nuevo partido simplemente no pueden actuar de otra manera.

Ahora bien, eso que vimos fueron unas elecciones internas de M.R.N y efectivamente ellos así son y no pueden ser de otra manera; pero la pregunta obligada que debemos hacernos es las siguiente: ¿la democracia de M.R.N. es la misma que la de México?

A saber, en la actualidad existen varias diferencias de fondo entre una y otra, ya que los integrantes del partido en el poder son felices sin autoridades imparciales que conduzcan apegados estrictamente a una reglamentación sus procesos electorales, el país cuenta con instituciones independientes a cualquier poder de la Unión que organizan, escrutan y validan los resultados electorales.

Mientras en el partido oficialista las elecciones se llevan a cabo sin saber siquiera quienes van a votar y cuantas veces lo van a hacer, en el país las elecciones se llevan a cabo con un padrón electoral en el que están registrados quienes pueden votar y además existen candados para evitar que una persona repita su voto en la misma o en otra casilla electoral.

En M.R.N. ni siquiera de manera indiciaria se sabe cuál fue el resultado de las votaciones que llevaron a cabo ni tampoco si hubo irregularidades a pesar de que ya pasó casi una semana de su ejercicio electoral; lo cual es muy diferente a lo que ocurre en las elecciones mexicanas, en las cuales existen el PREP y los conteos rápidos a cargo de las autoridades electorales, los cuales son herramientas que con una muy grande precisión permiten conocer los resultados de las elecciones.

En suma, mientras M.R.N. reedita todos los vicios electorales que México ha superado con mucho esfuerzo; el sistema electoral vigente en el país es un modelo mundial para organizar procesos electorales confiables.

Como bien nos damos cuenta, existen diferencias abismales entre ambos modelos electorales y por lo mismo se debe de defender el modelo electoral vigente, el cual supera por mucho al que López Obrador pretende imponer; ya que dicho modelo no es más que una calca de lo que vimos en las elecciones internas de su partido.

El desorden y el imperio de la ley de la selva en un partido puede ser hasta chistoso, pero en un Estado es intolerable.

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Twitter: @FelipeFBasilio

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