LA DICTADURA AVANZA

Por Beatriz Pagés

La reforma a la Ley del Banco de México junto con la reforma al Poder Judicial son claras señales de que la dictadura avanza y de que no se detendrá. Con la primera, López Obrador —ávido de recursos— busca abrir las puertas al lavado de dinero y dar el primer golpe a la autonomía del banco para controlar las reservas.

Con la segunda, pretende tener bajo control a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para no dejar pasar leyes o controversias constitucionales que afecten a su régimen.

Señoras y señores, México está por perder dos de los más importantes contrapesos al poder absoluto y el futuro del país está quedando cada vez más bajo el control de un solo hombre.

Al mismo tiempo que un gobierno arbitrario y destructor del Estado de derecho avanza a pasos a agigantados, importantes sectores de la sociedad actúan como si no pasara nada.

Peor todavía, mantienen una incomprensible actitud de sumisión y complacencia ante un poder que terminará por quitarles todo. Me refiero especialmente a empresarios y legisladores que siguen aplaudiendo o votando a favor del supremo con la esperanza de que les haga caso.

La vida de la democracia se acorta cada vez más.

López Obrador trabaja aceleradamente para que, antes de las elecciones del próximo año, se aprueben las reformas que puedan darle facultades absolutas. Si su partido pierde los comicios, tendrá a la Corte a su disposición para declarar inconstitucionales las iniciativas aprobadas por la oposición.

Ante este escenario ¿qué hacer? La alianza entre el PAN, PRI y PRD es el primer paso, pero sin duda no es suficiente.

El tamaño de la amenaza exige actuar con más estrategia y decisión. Hace falta un “Manifiesto por la Democracia” donde partidos y sociedad le hablen de frente a la ciudadanía y la hagan consciente del peligro en el que se encuentra el país.

Es imprescindible explicar que tres distintas corrientes de pensamiento político se alían —por primera vez en la historia—, no con el mezquino afán de repartirse candidaturas, sino para impedir que sean aniquiladas las libertades.

Para evitar que un gobierno despótico siga dando machetazos a la economía, salud, la educación y socavando la energía de la gente.

Urge hacer pública una declaratoria que saque a los partidos locales de la inercia. La resistencia del PAN, PRI y PRD en los estados para formar alianzas, dejan ver que no están entendiendo la dimensión de la amenaza. Que se trata de impulsar un diálogo entre todos los sectores sociales y políticos democráticos en las regiones para impedir la instauración de una dictadura.

Ese Manifiesto debe ser un llamado a buscar aliados para defender las instituciones y las libertades. Para convocar a la formación de un “comando ciudadano” dispuesto a pelear por lo que SÍ quiere México. Que encabece una campaña de votación en contra del NO a la mediocridad e ineptitud de los tiranos.

Los altos índices de aprobación del Presidente es para espantar a los timoratos. Él esta reprobado. Moral, política y sicológicamente desahuciado. México no tiene por qué pagar los costos de quien decidió enfermar de poder, pero sí podemos pagar las consecuencia si nos quedamos cruzados de brazos.

“La esperanza no es estar sentado en las líneas laterales o huir de la lucha. La esperanza es lo que insiste en decirnos que nos espera algo mejor si tenemos el valor de trabajar por ello. La esperanza es la creencia de que el destino no va a ser escrito para nosotros, sino por quienes tiene el valor de construir el mundo como debe ser”.