Yamiri Rodríguez Madrid
La semana pasada, el Organismo Público Local Electoral (OPLE) de Veracruz, aprobó la creación de cuatro nuevos partidos políticos estatales: “TXVER, A.C.”, “¡Podemos!”, “Bienestar y Justicia Social, A.C.” y “Unidad Ciudadana, A.C.”
Algunos de estos son institutos políticos nuevos, tienen las mismas caras viejas, como Cinthya Amaranta Lobato Calderón, quien fue candidata por Convergencia por la Democracia y el Partido Acción Nacional (PAN); Gonzalo Morgado Huesca, priista de casi toda su vida hasta que decidió emprender nuevos caminos o Francisco Garrido Sánchez, ex presidente municipal y hoy fundador de Podemos.
Precisamente, que le pregunten a Paco Garrido, cuánto tiempo sobrevivió Alternativa Veracruzana (AVE), partido donde él estuvo junto con quien fuera su líder, Alfredo Tress Jiménez. Dale alas a Veracruz, rezaba su slogan, aunque muy pronto clavaron el pico.
Decían ser una iniciativa que se regía bajo los principios de la social democracia; un proyecto político con ideología de centro izquierda, una conquista de la pluralidad, sin radicalismo, un proyecto construido para aquellos que ponen a Veracruz por delante, abanderando como prioridad, la gestión organizada de la ciudadanía, candidaturas ciudadanas y la revocación del mandato; vaya, tan parecida a la supuesta nueva oferta de estos cuatro.
Todos, ayer, hoy y los que vendrán seguramente mañana, se venden como partidos integrados por miles de veracruzanos, como opciones naturales que buscan el genuino interés de resolver los problemas del estado.
Sin embargo, los tiempos del priismo, donde se financiaban partidos satélites, hace mucho que terminaron. Sin la visión de que la chiquillada partidista era la que fragmentaba el voto a la oposición, no hubiesen tenido razón de existir. Habrá que ver cuántos de estos sobreviven su primera elección pues, conforme lo marca la legislación electoral, no podrán ir en alianza formal con ningún otro partido político. De ahí que veremos mucho relleno en sus próximas candidaturas, gente sin experiencia ni perfil, así como varios cadáveres políticos, que los harán abanderados a diputaciones locales y presidencias municipales, como aquel que va a la guerra sin fusil, a que lo masacren.
Aspirantes fuertes, con capital político, difícilmente le apostarán a irse al membrete de estos flamantes partidos, por lo que a la vuelta de un año ya veremos cómo les fue a estos nuevos integrantes del tablero electoral.
@YamiriRodríguez