La elección de famosos no demeritaría más al Congreso de la Unión.

Miradas de reportero

Por Rogelio Hernández López

Exageran periodistas y analistas hipercríticos al descalificar que prácticamente todos los partidos promuevan, como nunca, al menos a 30 personas famosas en el deporte y la farándula como candidatos a cargos de elección popular, la mayoría a diputaciones federales.

Pocos entienden que ése es otro fenómeno nuevo en el actual ciclo de mutaciones en la política mexicana y que encausa los amagos de violencia física de la polarización actual hacia la zona de cambios pacíficos por la vía electoral.

Los disgustados por esas candidaturas arguyen que carecen de formación académica y política y no sabrán polemizar y menos legislar, que el Congreso bajará de calidad. En eso tienen cierta razón, pero no será por los ídolos porque ya ha caído demasiado el nivel cualitativo desde la histórica LIII Legislatura. Por eso los partidos y los diputados están en el último escalón de aceptación ciudadana.

Aquella legislatura

Una constancia de reportero. En julio de 1982, poco después de haber hecho la cobertura periodística de toda la campaña de Arnoldo Martínez Verdugo a la presidencia de la República, Roberto Rock Lechón y yo hicimos un libro que se llamó Zócalo Rojo. Después fui designado por el director de Excélsior para hacer la crónica parlamentaria de las legislaturas LII y LIII en la Cámara de Diputados.

En aquella LIII Legislatura se reflejaba un vórtice de cambios sustanciales del régimen político del país, como el que se vive actualmente, con la diferencia de que entonces la Cámara de Diputados se integró con una auténtica pléyade de políticos con ideologías firmes, unos bien formados en el ejercicio de gobierno y otros en las oposiciones de izquierda y derecha.

El pragmatismo ramplón y hasta corrupto para obtener votos y empleos estaba lejos de permear al Congreso y a todas las capas de políticos.

De los debates y las leyes resultantes de esa legislatura fuimos testigos privilegiados durante tres años. No fueron pocos quienes destacaron como conocedores de leyes, como polemistas, fueron al menos 75 tribunos de alta calidad en los tres polos políticos.

Los 30 del gobierno

En esa legislatura el partido del gobierno (PRI) y sus adláteres (PARM y PPS) contaban con por lo menos 30 conocedores de sus temas y polemistas del mejor nivel: Beatriz Paredes Rangel, César Augusto Santiago, Dante Alfonso Delgado Rannauro, Eduardo Robledo Rincón, Elba Esther Gordillo, Eliseo Mendoza Berrueto, Fernando Ortiz Arana, Germán Corona del Rosal, Guillermo Cosío Vidaurri, Guillermo Fonseca Álvarez.

También descollaban Luis Donaldo Colosio, Jesús Murillo Karam, José Ángel Pescador Osuna, Juan José Bremer, Manuel Gurría Ordóñez, María Esther Sherman, María Luisa (La China) Mendoza, Miguel Ángel Barberena Vega, Nicolás Reynés Berezaluce, Renato Vega Alvarado, Ricardo Canavatti, Santiago Oñate Laborde, Sócrates Rizzo y Víctor Hugo Islas entre otros.

Los 20 del PAN demócrata

El Partido Acción Nacional (PAN) estaba unido, contaba con muchos abogados y tenía centros de capacitación jurídica, además concentraba familias desarrolladas en la oposición. Bernardo Bátiz y Jesús González Schmall nos presumían que era una “corriente de mexicanos que se alejaban de su posición de derecha extrema y promovía la democratización del régimen político más que combatir a ultranza al partido del gobierno”.

De este partido dieron batallas memorables como tribunos al menos 20 de sus legisladores, pero destacó siempre por su sapiencia y formas de argumentar Juan de Dios Castro Lozano. A él lo reforzaban Pablo Emilio Madero, Alejandro Cañedo Benítez, Cecilia Romero Castillo, Consuelo Botello de Flores, Federico Ling Altamirano, Gabriel Jiménez Remus, Ricardo García Cervantes, Gonzalo Altamirano Dimas, Héctor Terán Terán, Jesús González Schmall, Gabriel Jiménez Remus, Jorge Eugenio Ortiz Gallegos, José Ángel Conchello y Manuel Orci Gándara con otros más.

La izquierda con ideología

Esa legislatura representó el ensanchamiento de espacios para personas con ideología de izquierda. Confluyeron los líderes más destacados de todas las corrientes de las izquierdas políticas, obreras, campesinas universitarias y populares. Sus tribunos y legisladores más resaltantes fueron al menos 25:

La fracción del Partido Socialista Unificado de México (PSUM) la encabezaba su líder Arnoldo Martínez Verdugo. Formaban parte Alejandro Encinas Rodríguez (actual subsecretario de Derechos Humanos en la Segob) quien suplió al líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo​. Fueron notorios también Arturo Whaley Martínez, Eraclio Zepeda, Gerardo Unzueta Lorenzana, Jorge Alcocer Villanueva, José Camilo Valenzuela, Juan Nicasio Guerra Ochoa, Leopoldo de Gyvez de la Cruz, Manuel Terrazas Guerrero, Pablo Pascual Moncayo, Ramón Danzos Palomino.

El grupo del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), que luego se disolvió en el PMS, lo presidía Heberto Castillo Martínez y le seguía Alejandro Gascón Mercado, Miguel Eduardo Valle Espinoza (El Búho), Miguel Osorio Marbán, José Luis Díaz Moll. En el grupo del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) destacó más aún Rosario Ibarra de Piedra y le seguían, también como polemistas destacados: María Rebeca Ramos Márquez, Pedro José Peñaloza, Ricardo Pascoe Pierce.

Era una Cámara de Diputados que, en sus debates y productos, reflejaba alta calidad en la definición ideológica, en la formación académica, política y de liderazgo social de sus integrantes. No se ha repetido ese nivel y sí ha decaído.

¿Qué viene?

Hasta los primera días de abril se validarán las candidaturas a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión e iniciarán las campañas.

De acuerdo con reportes más recientes de los partidos políticos, 448 de los 500 diputados actuales quiere reelegirse. Eso lo decidirán los dirigentes de sus partidos. Muchos seguirán.

Mientras tanto los dirigentes de Encuentro Solidario (PES), Redes Sociales Progresistas (RSP), Movimiento Ciudadano, la coalición del PRI-PAN-PRD y hasta Morena siguen buscando famosos con rating para que les arrimen más votos.

Las estrategias de la oposición quieren arrebatar la mayoría a Morena en esa cámara. Y quizá, con más votos y con la combinación de candidatos famosos y otros con arraigo social logren sacar del actual descrédito a los partidos y diputados.

Según encuesta de Consulta Mitofsky en diciembre de 2020, la policía ya no está en el fondo de la aceptación ciudadana. Cuando inicien las campañas los diputados y los partidos políticos estarán hasta abajo en la confianza social, en penúltimo y último lugares.

Los nuevos legisladores normalmente reciben de sus partidos cursillos de una o varias semanas para prepararlos. Lo que resulta absolutamente insuficiente si no cuentan previamente con algunas virtudes:

Cuatro condiciones para el buen legislador

Políticos experimentados y teóricos aseguran que toda persona que ingrese a la política sea o no famosa o provenga de capas sociales humildes debería contar con al menos las siguientes características:

  1. Sensibilidad social para entender los padecimientos de los grupos sociales a los que quieran representar:
  2. Capacidad para mantener comunicación con sus representados y elevar su organización ciudadana, más allá de disciplinas partidistas;
  3. Actitud y visión amplia para correlacionar los distintos problemas sociales y derivar propuestas de solución, y
  4. Consultar a personas estudiosas o expertas en todo momento para suplir las oquedades de conocimiento que tienen todas las personas en diversos temas.

Esas peculiaridades son las que debemos observar las y los periodistas en cada persona electa o por elegirse, sean ídolos del deporte, del espectáculo o deriven de grupos sociales de las actividades cotidianas. Así que no exageremos cuando los tiempos nos obligan a buscar otros métodos de análisis para no descalificar sin entender. Ustedes ¿Qué opinan?