La elusiva justicia.

*Paralaje .

/ Liébano Sáenz /

A Irma Hernández Cruz, porque tú sí te quedaste sola

El país arrastra una gran deuda histórica que hoy se ha convertido en un factor de riesgo mayor: el déficit de justicia, que alimenta la impunidad. El régimen aprovechó el agravio social por la ausencia de justicia y certeza de derechos, pero en vez de atender sus dimensiones más críticas como la justicia local, ministerios públicos, las áreas de investigación criminal y un sistema carcelario convertido en escuela y santuario del crimen, lo usó en su beneficio. El desencanto y enojo ciudadano sirvió de justificación para herir de muerte la parte más sana, el poder judicial federal; lo demás quedó intocado. Ahora el régimen contará con un sistema de justicia a modo.

La expectativa política se volverá en contra, no será porque los jueces se rebelen a la consigna política, sino porque la justicia es un ámbito complejo que exige calidad profesional y criterio del juzgador. Llevar esa responsabilidad a improvisados no sirve a nadie, ni siquiera al régimen. Algunos casos de interés del gobierno podrán resolverse por consigna, pero los demás, que son la abrumadora mayoría, quedarán al garete. Esto beneficiará a quien tenga poder de influencia o de intimidación. La justicia a la medida del mejor postor o del más poderoso.

La impunidad persistirá lo que perfila una justicia no para el ciudadano, sino al servicio del régimen. Ya no se trata sólo de insultos y agresiones a medios, editorialistas y periodistas desde la más alta responsabilidad pública, sino de determinaciones judiciales -en este primer momento en la justicia electoral- para castigar la libertad de expresión. Los ejemplos son recurrentes y se ha utilizado la figura de violencia política de género no sólo para blindar a encumbrados personajes del escrutinio público, sino para sancionar con severidad a quienes ejercen el periodismo, incluso a ciudadanos que expresan su opinión en el ámbito digital.

Aun en el régimen no democrático se cuidaba el valor de la justicia, al menos en el ámbito federal. La transformación democrática de fin de siglo aportó lo más importante: una Corte independiente que hacía valer la Constitución frente a todo y todos. Sin embargo, lo que viene anticipa su peor momento: la elusiva justicia.