Primero:
Cuando era embajadora, aprovechó la cercanía familiar con el Presidente para informarle sobre los acuerdos oscuros y comprometedores para la patria de Marcelo Ebrard.
Su esfuerzo atemperó algunas acciones, en especial frenar el intento del Gobierno de Donald Trump y el exsecretario de Estado Mike Pompeo de convertir a México en tercer país seguro.
En cambio, se montó el programa Quédate en México con un severo sistema de vigilancia para contener el flujo de extranjeros rumbo a Estados Unidos, aunque aún así hay desbordamientos y está saturada la frontera norte.
Esto ha generado muchos conflictos de seguridad, problemas adicionales para los estados fronterizos y muros policiacos y físicos como medidas de contención del lado estadounidense.
Hacinamientos con evidentes violaciones de los derechos humanos, exposición de migrantes al crimen organizado, narcotráfico, mayor violencia y un futuro incierto para decenas o tal vez cientos de miles.
En otra cita la diplomática, sin pasar por Ebrard, narró al Presidente la confidencia de Jared Kushner sobre las intenciones de Trump de enviar tropas para combatir grupos terroristas como el Cártel de Sinaloa. Se lee en Teléfono Rojo de José Ureña