Por Yamiri Rodríguez Madrid.
Han pasado ya seis meses desde que Leslie Mónica Garibo Puga dejó la Contraloría General del Estado y, en su lugar, llegó el pasado 13 de septiembre, Mercedes Santoyo Domínguez. Desde entonces no hemos sabido absolutamente nada del trabajo de dicha dependencia, mucho menos vemos a su titular, a pesar de que los casos de supuesta corrupción van en aumento, como en el DIF estatal y en la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV).
Es cierto que su llegada al gobierno fue muy vapuleada, dado que su perfil académico es de Ingeniería con especialidad en Control de Calidad y Administración, pero con el escaso trabajo parece que les ha dado la razón a sus críticos. La Contraloría veracruzana está hoy desdibujada e inexistente, pues es el sello, si así se le puede llamar, que Santoyo Domínguez le ha querido dar.
Pareciera que la funcionaria estatal se escabulle por los pasillos del Palacio para evitar hablar de las investigaciones por nepotismo que se supone debió abrir, en varias dependencias como Salud o Secretaría del Trabajo, por mencionar algunas, y que los medios constantemente señalan. Intenta hacer mutis porque se supone que, con este nuevo gobierno, la corrupción quedaría desterrada. Claro, si son de años para atrás, entonces sí, todo se investiga, todo se señala, todo se denuncia. Pareciera pues, que le tiene aversión –o precaución-, a los periodistas.
Ojalá y se ajustaran tuercas, se hicieran cambios en varias dependencias, ahora que apenas han pasado poco más de 15 meses pues de lo contrario, de un dolor de cabeza, se convertirán en migraña para el Gobernador: Gobierno, Salud, Seguridad y Contraloría, son los que tienen en jaque a esta administración estatal, los que lo ponen, para mal, en el reflector nacional. Aún se está a tiempo para más cambios, antes de que 2021 los alcance.
@YamiriRodriguez