La hora de la venganza

ALHAJERO.

Marta Anaya.

 
Llegó la hora de la venganza para AMLO. Su propio plato de videoescándalos lo disfrutó en plena mañanera ¿Por qué no buscas el video? ‒pidió el Presidente de la República a su director de comunicación, Jesús Ramírez‒. Vamos a pasarlo aquí…; ayudamos a que se difunda para que se vea cuánto dinero recibían.

Sí, el video, las imágenes, transmitidas desde el mismísimo Palacio Nacional. En la mañanera (emulando a Brozo en el horario estelar mañanero del Canal de las Estrellas), a petición y para regocijo del propio Andrés Manuel López Obrador.

‒Estos no son portafolios, son maletas, maletas…‒, destacaría con sorna comparando las imágenes de hoy (dos funcionarios del Senado del sexenio pasado vinculados al PAN, recibiendo bolsas con fajos de billetes) con las de René Bejarano (su operador político recibiendo dinero) hace 16 años. La hora de la venganza en plenitud.

Dieciséis años de espera para responder a los videoescándalos con que inició la guerra el entonces presidente Vicente Fox ‒apoyado por Diego Fernández de Cevallos, Carlos Salinas de Gortari, Rosario Robles, Carlos Ahumada, entre otros‒ para descarrilar la candidatura presidencial del entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y sepultarlo políticamente.

Y López Obrador lo disfrutaba. Era su turno. Ventilaba su propia trama de videoescándalos.

Qué más daba que se tratara de una filtración. Qué importaba que la Fiscalía General de la República dijera que ese video no formaba parte de las entregas hechas por Emilio Lozoya. Menos aún valía saber de dónde, para qué y para quiénes era ese dinero que recibían aquellos funcionarios. Y de la presunción de inocencia, mejor ni hablar. Lo importante era exhibirlos.

‒Este video que se dio a conocer muestra la inmundicia del régimen de corrupción que imperaba… Porque todo este dinero se utilizaba para comprar voluntades, conciencias, para comprar votos‒, aseguraría.

¿Medía AMLO sus palabras?, ¿se daba cuenta de las implicaciones de lo que expresaba?
¿Esas imágenes eran efectivamente “muestra de la inmundicia del régimen de corrupción que imperaba”? Es probable. Pero si aplicamos tal lógica, lo mismo podría decirse de las imágenes que implicaban a Bejarano y su propio régimen, aunque no fuera cierto. Pero AMLO estaba exultante. Quería más. ¡Que se difunda a nivel nacional e internacional!, como lo de Bejarano, parecía pedir.

“Tenemos que limpiar el país… ‒indicaría‒ Yo llamo a todos, que nos ayuden los medios a difundir todo esto, y de manera responsable. Repito, sin linchamientos políticos, todo de conformidad de la ley”.

Ojalá, pero ¿acaso lo que vimos en la mañanera no cae más bien en una violación al debido proceso; en lo que los juristas llaman “efecto corruptor”.

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