Connie Peraza
Al respaldar a candidatos a los diferentes cargos públicos, especialmente a los presidentes municipales y regidores, debemos hacer el mejor uso de nuestro inmenso poder político, porque al fin y al cabo lo que estamos decidiendo es nuestro propio futuro y el de la sociedad a la cual pertenecemos.
Una vez que hayamos depositado el voto, no podemos retroceder. Mucho de los que se haga o deje de hacer en los siguientes tres años en la respectiva entidad territorial, está determinado por el grado de conciencia electoral depositado en las urnas, en ese momento sublime de encuentro con nosotros mismos, es decir, con los principios y valores éticos y morales, cualidades físicas y espirituales que nos hacen únicos en el universo.
Como no podemos inculpar a los demás de nuestros propios actos, lo mejor es que cuando vayamos a votar tengamos presente, en primer lugar las calidades, capacidades y experiencias demostradas por el candidato a elegir.
Como es evidente, no se puede seguir llevando a alcaldes que sean iguales o inferiores a la clase política y colaboradores inmediatos, con lo cual se convierten en marionetas de sus propias limitaciones.
En segunda instancia, que observemos con lupa las posibilidades de realización de su programa de gobierno, de acuerdo con las políticas, planes, programas, proyectos, estrategias, acciones, metas, actividades, indicadores y resultados, entre o (como se dice ahora), planteados y, sobre todo, al presupuesto de ingresos y gastos del municipio.
Ya es hora de que los ciudadanos evitemos los espejismos de los compadrazgos, partidismos, amiguismos y politiquería que tanto le han hecho daño al sistema político mexicano y nos han llevado a estados de postración, ostracismo y subdesarrollo o a lo largo y ancho del país.
Con esto electores y elegidos nos haremos un mutuo favor. Los integrantes de la sociedad no tendremos que sufrir y padecer las consecuencias económicas, sociales, culturales y ambientales de una mala administración y los gobernantes ineptos, las permanentes acusaciones, investigaciones y señalamientos relacionadas con peculados por acción u omisión (ocasionadas en la mayoría de los casos por el desconocimiento de las normas vigentes del servicio público) que nos han afectado de manera exponencial en los últimos años.
En definitiva, a todos los ciudadanos la realidad política actual nos impone rescatar el verdadero sentido de la democracia y comprenderlo como condición ineludible, para que nuestra sociedad haga de la justicia social no una deuda de los gobernantes para con los gobernados, sino una realidad cotidiana.
Lo principal para nosotros no es ver lo que se halla vagamente a lo lejos, sino lo que está claramente a la mano….Hoy como nunca, debemos estar muy atentos a todo el desfile de aspirantes a los diferentes puestos de elección que vendrán como siempre, a prometer no lo que nunca habrán de cumplir, rescatemos el poder que tenemos como ciudadanos para no dar el voto a personajes señalados en actos de corrupción u omisión, esos ya nos llenaron el buche de piedritas, y también cobremos en las urnas a todos aquellos partidos que han sido complacientes e indolentes, ante el reclamo de justicia para los ciudadanos que han sido agraviados en sus derechos legítimos de contar con buenos gobiernos para el progreso de nuestro entorno.
“Cuando le toque votar, entienda bien que en ese papel que usted marca deja lo más sagrado, lo más sublime que el ser humano tiene: su honor, su libertad y su conciencia” .
Hasta la Próxima….