La indefensión de las niñas.

Docentes Feministas por la Coeducación/DoFemCo/ España /

Hoy toca Educación Física en el instituto. Mi hija de 12 años ha salido con la bolsita en la que lleva lo necesario para cambiarse de camiseta y asearse. Su profesor les ha dicho que es obligatorio cambiarse de camiseta y deben enseñarle la muda como prueba de que lo han hecho antes de volver a clase.

Hasta aquí todo normal. Nada diferente a lo que hacían en el colegio. La novedad es que este año está obligada a cambiarse con un niño en sus vestuarios, un niño que se ha autoidentificado como niña en 6º de Primaria en la escuela. Ella no quiere hacerlo, no le gusta cambiarse delante de nadie pero delante de un niño, menos. En cuanto acaba la clase, sale disparada al único urinario que hay para meterse allí y cambiarse. Es decir, que la salvaguarda de su intimidad depende de lo rápida que sea corriendo al váter. En este centro educativo, ¿a ningún docente se le ha ocurrido pensar que están vulnerando los derechos de las niñas de esta clase? ¿O acaso tienen tanto miedo de que se les acuse de transfobia o de fachas que lo de la intimidad de las niñas es un mal menor?

Ella no quiere hacerlo, no le gusta cambiarse delante de nadie pero delante de un niño, menos.

Como docente me pregunto hasta qué punto somos cómplices de este sistema que ningunea a las niñas desde pequeñas, las abandona a su suerte y les dice que “se aguanten”. ¿Es la ley del agrado? ¿Hay que aguantar que nos pasen los hombres por encima desde que somos pequeñas?

Como madre me pregunto cuál es el mensaje que les transmitimos a nuestras hijas, ¿que sus derechos están supeditados a los deseos de cualquier varón? Y esto es un aprendizaje para la vida y, aunque en casa lo hablamos y ella es consciente de que está viviendo una injusticia, tiene miedo de quejarse, de ser señalada, miedo de molestar.

Nadie está pensando en estas niñas que acaban de entrar al instituto, muchas tendrán su primera menstruación aquí y, ¿de verdad este no puede ser un lugar seguro para ellas? ¿No existe su derecho a la intimidad? ¿En qué momento la sociedad ha decidido que nuestras niñas no importan?

Como miembro de DoFemCo, ya conozco las leyes de mi Comunidad Autónoma. El protocolo de acompañamiento para garantizar el derecho a la identidad de género, la expresión de género y la intersexualidad, de 15 de diciembre de 2015 de la Comunidad Valenciana dice que “se garantizará al alumnado el acceso a los lavabos y los vestuarios de acuerdo con la identidad de género manifestada. Conviene estudiar y repensar la disponibilidad y distribución de lavabos de chicos o chicas, o la posibilidad de que sean mixtos”. ¿Por qué hay que “repensar”? Ya sabemos que hay casos de agresiones sexuales en colegios e institutos con baños para chicos o para chicas. Desgraciadamente, nos llegan nuevos casos todas las semanas. Es decir, en un mundo hostil y violento para las niñas, en un contexto de creciente violencia sexual, decidimos que hay que repensar convertir los baños en mixtos para evitar que algunas personas -siempre varones, cumplan sus deseos y se sientan cómodos compartiendo baño con las niñas. Vuelvo a repetir, ¿y la seguridad de las niñas? ¿Y su derecho a la intimidad? ¿Alguna autoridad política o educativa sabe cuál es el impacto psicológico en ellas al ser obligadas a admitir algo que no quieren hacer? ¿Qué pasa con la protección a la infancia y la famosa Ley Rhodes cuando se trata de las niñas?

en un mundo hostil y violento para las niñas, en un contexto de creciente violencia sexual, decidimos que hay que repensar convertir los baños en mixtos para evitar que algunas personas -siempre varones, cumplan sus deseos y se sientan cómodos compartiendo baño con las niñas.

En el mismo protocolo, podemos leer: “Los centros educativos realizarán actuaciones que favorezcan la plena inclusión del alumnado con un desarrollo sexual diferente, con una identidad de género divergente, y protección y respeto a la identidad de género manifestada por el alumno”.

¿Qué es la inclusión? Como docente, entiendo por inclusión tratar con equidad al alumnado para poder disminuir las diferencias socioeconómicas y de origen que puedan suponer un obstáculo y que nos encontramos en las aulas. La coeducación real bien implementada permite reducir las desigualdades entre chicos y chicas, entre niñas y niños. En pro de una inclusión mal entendida, las consejerías de educación de las diferentes Comunidades Autónomas están dejando a las niñas desprotegidas y les están robando sus derechos.

Desde aquí, hago un llamamiento a otras familias que estén en mi misma situación para que nos unamos y actuemos contra una normativa injusta que abandona a nuestras niñas y las subordina a los deseos masculinos. Y, por supuesto, este llamamiento es una alerta a las autoridades y al profesorado que no actúa desde su responsabilidad ética con la igualdad.

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