La Independencia y sus mujeres.

*Alguien como tú.

/ Gladys de L. Pérez Maldonado /

La Guerra de Independencia comenzó la madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando el padre Miguel Hidalgo da el llamado “Grito de Dolores” y termina el 27 de septiembre de 1821, con la entrada del Ejército Trigarante, encabezado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, a una por demás jubilosa Ciudad de México.

El principal objetivo de este movimiento armado y social fue liberar a nuestro territorio de la dominación española y derrocar al virreinato.

En esta emisión tenemos la firme intención de rendir un decoroso homenaje a aquellas mujeres que con valentía y por convicción propia enfrentando el peligro que significaba, dejaron la tranquilidad de sus hogares para avocarse a la lucha de la independencia en calidad de enfermeras, cocineras, espías, ocultando a los insurgentes perseguidos, siendo informantes, guías en el camino, que además transportaban armas o correos de manera clandestina y hasta haciendo la veces de soldaderas.

Muchas de estas mujeres a través de la historia no tienen rostro, pues en los relatos del movimiento –en su mayoría escritos por hombres- ha quedado desdibujada su participación, que sin ella, el sostenimiento exitoso de la guerra independentista por once largos años habría sido imposible.

Este olvido en lo acontecido se explica en virtud del papel subordinado y discriminante que enfrentaban las féminas  en el siglo XIX y que las hizo actuar en el sigilo para no ser vistas. No obstante se puede rescatar de las narraciones los nombres de algunas que demuestra la honorable participación de la mujer en el movimiento armado.

El modelo de mujer patriota se ve reflejado en Doña Josefa Ortiz de Domínguez, “La Corregidora”, ella fue iniciadora y promotora del movimiento independiente, quien tras enterarse que los realistas habían descubierto la conspiración, convenció a los insurgentes para adelantar la fecha de la independencia, motivo por el cual las autoridades la amenazaron con encarcelarla si seguía en dichas revueltas, su esposo Don Miguel, enterado de la situación la encerró en su cuarto para aislarla y protegerla, no obstante Doña Josefa se las ingenió para enviar un mensajero hasta San Miguel el Grande y dar aviso de la situación. La Corregidora fue apresada por los españoles, con el cargo de traición a la corona,  por mas de tres años. Falleció en 1829.

Así también, destaca Mariana Rodríguez del Toro, esposa del español Manuel Lazarín, autora intelectual del plan para tomar como rehén al virrey Francisco Javier Venegas, con la intención de obtener la libertar del Cura Hidalgo.

Otra mujer inteligente y valiente, es Leona Vicario, esposa de Andrés Quintana Roo, quien surge a la lista de las ilustres del movimiento, por su labor de convencimiento hacia los armeros vizcaínos del virreinato para la fabricación de cañones y fusibles para los insurgentes.

De la misma manera, Rita Pérez de Moreno, casada con el insurgente Pedro Moreno, acompañó a su esposo en la campaña de la independencia, estuvo en el sitio del Fuerte del Sombrero. Roto el sitio, fue hecha prisionera y conducida a León con sus hijos. Logrado el triunfo de la independencia regresó a su natal San Juan de los Lagos y murió a la edad de 82 años.

María Josefa Marmolejo de Aldama, hija del alcalde de León, José Francisco Marmolejo, se destaca por negarse a colaborar con la causa realista junto con las hermanas del cura Hidalgo y otras damas de sociedad. Se ocultó en San Miguel de Allende de la tropa del general Félix María Calleja y tras ser descubierta se negó a informar del paradero de los hombres que habían partido a la lucha. Esta valiente mujer se destaca por su aplomo, dignidad y su carácter indomable ante las fuerzas realistas.

Altagracia Mercado, originaria de Huichapan, formó un pequeño ejército con su propio dinero tras enterarse de la lucha por la libertad contra los realistas. Desafortunadamente, de ese pequeño ejército solo ella sobrevivió y aún así siguió luchando, acto con el cual se ganó la admiración de los jefes españoles, quienes fusilaban a los prisioneros, pero gracias a su valentía, se consintió que mujeres como ella no debían morir.

Antonia Nava de Catalán, conocida como La Generala, es recordada por presentarse ante el general Nicolás Bravo, con actitud enérgica al lado de numerosas mujeres, para decirle: “Venimos porque hemos hallado la manera de ser útiles a nuestra Patria. ¡No podemos pelear, pero podemos servir de alimento! He aquí nuestros cuerpos que pueden repartirse como ración a los soldados.” Y dando ejemplo de abnegación sacó del cinto un puñal y se lo llevó al pecho. Su proceder generó gran admiración y motivación, las mujeres se armaron de machetes y garrotes y salieron a pelear contra el enemigo.

Marcela, se desconocen apellidos y lugar de nacimiento, mujer de edad avanzada fungió como correo de los insurgentes desde León hasta Puerto Espino. Los mismos insurgentes en agradecimiento a la ayuda a la causa, la llamaron “Madre de los Desvalidos”.

María Manuela Molina, nacida en Taxco, anduvo en las campañas de Morelos al lado de otras mujeres, se le concedió el cargo de capitana y logró poner en fuga a los realistas.

No podemos concluir este escrito sin mencionar a Ana María Machuca, activista en la independencia;  a María Francisca “La Fina”, quien se dice actuaba como comandante y desapoderó a los españoles de varias propiedades, a Francisca Marquina de Ocampo, esposa de insurgente destacada , a María Josefa Martínez, que a la muerte de su esposo se vistió con ropa de hombre y al frente de los llamados rebeldes, combatió hasta que fue arrestada,  y a Rosa Jacinta de la Paz, mujer indígena del Valle de Maíz, se reconoce por avisar a los insurgentes de la próxima llegada al lugar de las fuerzas realistas y así no fueron sorprendidos.

Seguramente muchas mujeres virtuosas y valientes independientes se escapan en la mención, pero no por eso se dejan de reconocer en su participación valiosa para el logro de la libertad ansiada del yugo de la conquista.

Desde siempre la participación de la mujer ha sido relevante en la transformación de la historia de México, aunque no siempre visibilizada.

Vivimos una época de cambio de la presencia de la mujer en la vida pública, la lucha feminista de la mujer mexicana está recogiendo frutos, sin embargo, aún falta mucho por recorrer, no todo se ha logrado, todavía faltan libertades que alcanzar, como vivir una vida sin violencia, decidir sobre nuestro cuerpo libremente sin ser trilladamente censurada la conducta por grupos conservadores, aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación haya resuelto que no seamos penalizadas por hacer uso de nuestro Derecho Humano, obtener salario igual en el desempeño laboral, igualdad de oportunidades sin estereotipos de género, erradicación de la trata, por mencionar algunas.

Finalizo con una reflexión de Luz Espinosa: “La historia de México está llena de mujeres que se han atrevido a dar el primer paso para que sus iguales sigan avanzando y rompan los esquemas impuestos generación, tras generación.

Son las rebeldes quienes amplían las fronteras de los derechos, son ellas quienes borran, día a día, las diferencias de género y quienes saben que para tener el poder: hay que tomarlo.”.

¡Que Viva México! ¡Que Viva Las Mujeres Mexicanas que hicieron Patria!