La indiferencia del mundo ante la tragedia de católicos en Nigeria ; secuestran a más de 300 infancias

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23.11.2025. Niger, Nigeria.- Los cristianos en Nigeria están enfrentando el mayor genocidio de nuestra época: Mujeres secuestradas, violadas y obligadas a convertirse. Sacerdotes raptados. Fieles asesinados durante la misa. 52.000 cristianos asesinados; algunos informes hablan de más de 60.000. 18.000 iglesias y 2.200 escuelas destruidas.

En una sola noche, militantes fulani masacraron a 200 cristianos en Yelewata: quemaron familias vivas y persiguieron a quienes intentaban escapar. Y la tragedia continúa.

El ataque perpetrado contra la escuela católica St. Mary, en Papiri, estado de Níger, Nigeria, ha resultado mucho más grave de lo que se informó en un inicio. Lo que se reportó como el secuestro de 215 estudiantes se confirmó después como 303 alumnos y 12 profesores raptados por hombres armados, según la Asociación Cristiana de Nigeria. Las víctimas son en su mayoría niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años, lo que añade una dimensión de género a la tragedia.

El grupo armado irrumpió de madrugada en los dormitorios escolares y se llevó por la fuerza a cientos de estudiantes y maestros. Algunos jóvenes que intentaron escapar fueron capturados posteriormente, elevando la cifra de víctimas. La escuela operaba pese a advertencias de seguridad, lo que ha generado críticas hacia las autoridades locales y federales por la falta de protección en una zona donde los ataques a instituciones educativas se han vuelto recurrentes.

Este secuestro masivo recuerda el caso de Chibok en 2014, cuando más de 200 niñas fueron raptadas por Boko Haram, y otros episodios similares en estados como Zamfara y Kebbi. La estrategia es la misma: utilizar el secuestro de menores, especialmente mujeres, como herramienta de terror y control social. Las niñas son vistas como botín de guerra, objeto de explotación y símbolo de poder para los grupos armados. El hecho de que la mayoría de las víctimas sean adolescentes refleja cómo el extremismo religioso y el patriarcado convergen en prácticas que buscan someter y silenciar a las mujeres desde la infancia.

La vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, expresó alarma y exigió la liberación inmediata de los estudiantes, recordando que las escuelas deben ser espacios seguros y no blancos de ataque. Sin embargo, más allá de comunicados oficiales, la tragedia no ha generado la misma atención mediática ni política que otros conflictos globales. La indiferencia internacional frente a este secuestro masivo pone en evidencia una jerarquía de prioridades en la cobertura y respuesta mundial. Mientras ciertos hechos en Europa o Medio Oriente ocupan titulares, la violencia sistemática contra niñas en África suele quedar relegada a notas marginales.

El secuestro en Papiri es más que un hecho aislado: es parte de una crisis estructural que combina inseguridad, violencia de género y abandono estatal. La falta de protección a las escuelas, el uso de menores como instrumentos de guerra y la escasa reacción internacional son síntomas de un problema que exige atención inmediata.

La tragedia de St. Mary debería conmover al mundo. No se trata solo de cifras, sino de vidas truncadas, de niñas y adolescentes arrancadas de sus familias y de un futuro que se desvanece bajo la sombra del terror. La indiferencia global frente a este caso es, en sí misma, otra forma de violencia.

Aquí tienes la cronología ampliada y sobria de los principales secuestros escolares en Nigeria desde 2014, redactada en texto limpio y sin resaltados:

Cronología de secuestros escolares en Nigeria

2014 – Chibok, estado de Borno
Más de 200 niñas fueron secuestradas por Boko Haram en un ataque a una escuela secundaria. El hecho generó la campaña internacional “Bring Back Our Girls” y puso en evidencia la vulnerabilidad de las instituciones educativas frente a grupos extremistas.

2018 – Dapchi, estado de Yobe
Un grupo armado secuestró a 110 estudiantes, en su mayoría niñas. Aunque la mayoría fueron liberadas semanas después, cinco murieron durante el cautiverio y una joven cristiana, Leah Sharibu, permaneció retenida por negarse a renunciar a su fe.

2020 – Kankara, estado de Katsina
Más de 300 estudiantes varones fueron secuestrados en una escuela secundaria por hombres armados. El ataque ocurrió mientras el presidente del país se encontraba de visita en la región, lo que evidenció la falta de control estatal.

2021 – Jangebe, estado de Zamfara
Unos 279 estudiantes, principalmente niñas, fueron secuestradas en un ataque nocturno. La mayoría fueron liberadas tras negociaciones, pero el hecho reforzó el patrón de violencia contra menores en las escuelas.

2021 – Birnin Yauri, estado de Kebbi
Al menos 150 estudiantes fueron secuestrados en una escuela mixta. Algunos permanecieron cautivos durante meses, y se reportaron muertes en el proceso de liberación.

2025 – Papiri, estado de Níger
El ataque contra la escuela católica St. Mary dejó 303 alumnos y 12 profesores secuestrados. La mayoría de las víctimas son niñas de entre 12 y 17 años. Este hecho se considera uno de los secuestros masivos más graves desde Chibok.

Este recorrido muestra que los secuestros escolares en Nigeria no son hechos aislados, sino parte de una estrategia sistemática de grupos armados que utilizan a los menores como instrumentos de presión y terror.

El sesgo de género es evidente: las niñas son las principales víctimas, lo que refleja cómo el extremismo y el patriarcado convergen en prácticas de sometimiento y exclusión.