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/ Eduardo Sadot /
La lucha de los diputados de oposición encabezada por el líder del PRI y el líder priístas en la cámara de diputados Rubén Moreira y el del PRI Alejandro Moreno, es la lucha de ése México que se debate entre la corrupción de un movimiento que prometió ser honesto y que resultó peor que lo que había vivido México.
Luchar contra un partido en el gobierno, que cuenta con todos los recursos, que además cuenta con sus aliados, la delincuencia organizada asociada con el régimen en boyantes negocios como, como el fentanilo y el huachicol más el total de los recursos públicos no es una tarea fácil.
Enfrentar a una mayoría construida con el fraude, que avasalla impone atropella igual derechos de los legisladores representantes del pueblo de México, que los derechos de los mexicanos, de manera cínica y descarada son desarticulados como la destrucción del Poder Judicial.
Políticas como la desaparición del Poder Judicial – que hoy es un evidente fracaso – quieran o no quieran verlo.
Como también es un fracaso el “aeropuertito” AIFA de 45 posiciones para aviones, que hicieron a cambio del de 275 posiciones del NAIN que hoy en el aeropuerto de la ciudad de México evidencia fracaso, igual que la política de abrazos no balazos, que dio en total de 199 mil asesinatos y que a López Obrador no le dio tiempo de acusar a los asesinos de esas casi 200 mil personas, tres ejemplos de fracaso contundente que sirve de estímulo para que en el Palacio Legislativo de San Lázaro griten eufóricos ¡es un honor estar con obrador! Cuando pretenden ignorar que hoy Claudia Sheinbaum es su “presidente” con “a” de mujer (sic).
Los diputados de oposición, abiertamente declarados así y acreditado con hechos, su definición ideológica y luchando frente al totalitarismo, dictadura o tiranía. Porque de que otro modo se puede decir a un gobierno que alcanzó la mayoría en el congreso con una interpretación constitucional chicanera, construida por los argumentos de un expresidente de la corte, supuestamente “imparcial” que hoy es el único exministro de la corte, que ha traicionado sus principios, manifestados en su tesis de licenciatura hoy es el más servil intérprete de la constitución, desde un cargo político subordinado al poder ejecutivo.
Un liderazgo de oposición frente a un MC que no termina de definirse, ni de deslindarse de haber llevado a la presidencia a López Obrador, que parece que transita en la comodidad que le da la flotación ideológica sin compromisos. Aquí reproduzco lo que manifestamos en clase, la diferencia entre colaborar o contribuir y comprometerse la tenemos en los huevos con tocino, la gallina colabora y contribuye, pero el cerdo se compromete.
Eso precisamente, les falta a los partidos satélites o de oposición, pálidamente vemos a un PAN donde el único aguerrido es Ricardo Anaya, pero en el MC en ocasiones Luis Donaldo Jr. ni ha asistido a sesiones
Así Rubén Moreira con sus diputados – mujeres y hombres – determinados a señalar al autoritarismo saben que no pueden modificar la terquedad del régimen, pero ahí queda para la historia, como en su momento, Belisario Domínguez, Serapio Rendón, o políticos-periodistas mexicanos, como Flores Magón, Francisco Zarco o Ignacio Ramírez “el nigromante” dejaron constancia de su lucha, de las injusticias cometidas por las “T” anteriores a la 4T, la 1T de Santa Ana, el traidor, la 2T de Porfirio Díaz el dictador – cuestionable su periodo por los claroscuros, por los asesinatos y también por el progreso que logró superior al de obrador – la 3T de Victoriano Huerta, el usurpador y ahora la 4T de López Obrador, narcopresidente del obradorato.
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