*Alguien como tú.
/ Gladys de L. Pérez Maldonado. /
Culturalmente se ha transmitido la creencia de que procrear es el destino de todas las mujeres, que las actividades domésticas y de cuidado de la niñez depende de ellas, que la maternidad es un rol instintivo, y que además debe ser asumida con sacrificio, abnegación y negación de otros escenarios en la vida de las mujeres.
Ser mujer nos da la opción natural de optar por la maternidad en algún momento de nuestras vidas, como también decidir no ser madres es una opción válida y que con más frecuencia -hoy en día- es recurrida por mujeres jóvenes que anteponen proyectos personales a la maternidad y eso está muy bien.
El libre desarrollo de la personalidad, es un derecho consagrado en los artículos 1 y 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es un derecho personalísimo que deriva de la dignidad humana, por el cual las personas pueden elegir de forma libre y autónoma su proyecto de vida, sin coacción ni controles injustificados, con el fin de cumplir metas y objetivos que se han fijado de acuerdo a sus valores, ideas, expectativas, gustos, entre otros.
En este contexto, este derecho comprende, la libertad de procrear hijos y cuántos o bien decidir no tenerlos. Bajo este derecho fundamental se encuentra la maternidad deseada.
No podemos cerrar los ojos ante la presión social que viven las mujeres a lo largo de su vida y desde temprana edad, cuando la maternidad por el solo hecho de haber nacido mujer se hace inherente a la esencia de ellas y se da por sentado que llegada la hora su futuro será convertirse en madres.
Regina Soledad Cruz Vega, Directora de Prevención y Bienestar Familiar, del Estado de México, en su artículo “Maternidad: ¿una misión de vida obligatoria?”, publicado en Nueva Época, Año 1, Num. 3, Mayo 2022, de la CDHEM, asegura que el modelo patriarcal de nuestra sociedad ha limitado el papel de las mujeres a las tareas domésticas y de crianza, a ser madres y esposas, lo que hace que se vea la soltería o la ausencia de hijos como una tragedia o un fracaso, al grado de que quienes deciden no ser madres son vistas de manera negativa y se hacen acreedoras a diferentes violencias que van desde lo simbólico hasta lo concreto, ya que la burla y presión social se transforma en formas de discriminación o desvaloración de la persona.
Cruz Vega, continúa argumentando que en nuestra sociedad no es suficiente con ser madre, si no que, además, hay que ser “buen madre”, pues se ha mal entendido como un sacrificio personal permanente y definitivo, que significa poner cualquier aspiración o interés personal en segundo plano, tirar a la basura años de estudio y enterrar talentos profesionales, para obtener un trabajo de medio tiempo, con horario flexible que permita dar prioridad a la crianza, lo cual sucede porque, según la costumbre ampliamente aceptada, esa responsabilidad recae principalmente en los hombros de las mujeres, mientras que los padres tienen una participación mínima y también demandan apoyo para su propio desarrollo profesional.
Una madre soltera enfrenta más exigencias aún, empezando por justificar ante la sociedad, el porqué de su decisión de optar por la maternidad sin contar con una pareja y deberá demostrar que es muy “buena madre”, conciliando los tiempos laborales con los de crianza.
En el marco de la celebración en México del Día de las Madres, es importante resaltar lo dicho por la Doctora en Derecho Marylú Toledano López (QEPD), quien fuera catedrática de la Universidad Cristóbal Colón de Veracruz, además puntual lectora de Alguien como tú, ejemplo claro del esfuerzo de ser mujer profesional y extraordinaria madre: “Para ser una gran mujer no es necesario ser madre y cada vez es más común en nuestra sociedad que muchas mujeres jóvenes opten por renunciar a la maternidad y se sometan a procedimientos definitivos de esterilidad; por lo cual se deben generar las condiciones dignas y adecuadas para que las personas tengan una vida plena y productiva, sin prejuicios, sin estereotipos y sin roles de género, para decidir, en etapas productivas, sin sacrificar proyectos individuales y sin tener que optar simplemente por subsistir, y sin forzar situaciones involuntarias, mucho menos cuando existen derechos que fueron conquistas de luchas sociales del pasado.”.
Un punto importante en cuanto a los embarazos no deseados, es que, la educación sexual aún en estos días sigue siendo un tabú dentro del círculo más cercano de la infancia y la adolescencia, lo que conlleva a maternidades a temprana edad, que ponen en riesgo la salud de las niñas y adolescentes.
Como dato destacable y que abordaremos en detalle en otra emisión de Alguien como tú, cada 24 horas se embarazan 1000 niñas o adolescentes en nuestro país, lo cual cancela sus posibilidades de aspirar a una mejor y más digna calidad de vida y que las lleva a sufrir violencia y acoso, ser etiquetadas y denostadas, correr mayores riesgos de explotación sexual, ser más vulnerables a una mayor dependencia en general, sufrir baja autoestima, ansiedad, depresión e ideación suicida, enfrentándolas de un día para otro, sin las herramientas necesarias, y en la mayoría de las ocasiones sin el apoyo del padre, a un futuro hostil.
Los tiempos han cambiado, debemos hacer conciencia en las familias y en la sociedad en general, que optar por la maternidad o no, es una decisión personalísima de cada mujer.
Para las mujeres que optamos libremente por ser madres, lo asumimos con responsabilidad, sin sacrificio alguno, lo hemos disfrutado a pesar de los estereotipos asignados a nuestro género y hemos cumplido con nuestro rol de madres de la mejor manera posible, somos exitosas como mujeres y madres, pero que no se olvide, lo somos en ejercicio de nuestro derecho de optar como parte de nuestra vida: la maternidad.
Este mes de Mayo, celebremos a nuestras madres y a todas aquellas mujeres que osaron serlo y a las mujeres que han determinado hasta este momento de su vida no serlo o que en definitivo no lo son por voluntad propia, celebremos con ellas la libertad de su decisión…