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/ Paula Roca /
Dicen las voces populares que la intuición va más allá de lo tangible, que si la siento es porque vibran mis emociones, mis fibras más íntimas, y que me conecto con algo superior a mí.
¿Será cierto que esta sensación la percibe mi espíritu y se manifiesta en mi cuerpo? ¿Qué me quiere decir esta emoción, este susurro desde lo más profundo de mi ser?
Quizás la vida me está invitando a mirar hacia adentro, a dejar de perseguir la perfección externa para comenzar a vivir según mis propios deseos, mi verdad. Me pregunto qué quiero realmente, cierro los ojos, escucho… y algo en mí dice: “Baila”.
Así que me dejo llevar y bailo, y en ese instante siento cómo mi espíritu me agradece por escucharle. Junto mis manos y agradezco este mensaje. De ahora en adelante, prometo danzar al ritmo que me marque mi esencia, mi alma y mi cuerpo, en una armonía que sólo yo puedo entender.
Y el mensaje parece claro: no se trata de bailar solamente, sino es una metáfora para decir que cada paso que tomamos en la vida merece una reflexión, una celebración, y que cada movimiento es una afirmación de la libertad que reside en vivir desde adentro, al son que toque el espíritu de cada persona.