La Nueva Era .

  • La Corte .

/ Azul Etcheverry /

La tensión regional en Oriente Medio sigue escalando. Los sucesos que hemos presenciado en los últimos meses han sido de los más relevantes en los últimos años, hemos vivido de los momentos más tensos en este conflicto de décadas entre Israel y Palestina, que, dicho sea de paso, se extiende mucho más allá de los dos territorios. Hay intereses e influencias de otras partes del orbe, el mundo se divide ante el conflicto e incluso la evolución de éste afecta la situación social y democrática en otros y viceversa, la realidad y acontecimientos políticos en otros países afectan cómo avanza el enfrentamiento.

Las variables son muchísimas y todas de diferentes ángulos, lo que nos deja mucho más que un conflicto, sino todo un suceso de política mundial complejo que nos debería de interesar a todos. ¿Por qué? Aunque las tendencias de los últimos años apuntan hacia el aislacionismo, hacia revivir nacionalismos que cierran las puertas al exterior, la realidad es que el mundo de hoy es un mundo interconectado e interdependiente, lo económico es predominante y, al tener mercados mundiales ya muy amalgamados, cualquier suceso de este calibre tiene un efecto dominó en nuestro día a día.

La nueva era de la diplomacia y relaciones internacionales nos ha alcanzado. La semana pasada vimos un ataque con drones por parte de Irán a Israel en respuesta al bombardeo israelí en la embajada de Irán en Siria, lo que despertó opiniones fatalistas que apuntaban al inicio de una tercera guerra mundial y aunque esto, por el momento, suene sensacionalista o exagerado, la realidad es que si bien no se trata de nada que no hayamos visto antes en el pasado reciente, sí viene a sumar a una escalada de tensión y violencia.

Recordemos que este año hay elecciones en la mitad del mundo, y es aquí donde los intereses unilaterales son parte importante del juego, nadie está dispuesto a sacrificar la estabilidad necesaria para el ejercicio democrático por enfrascarse en un conflicto bélico. Más aún cuando la democracia ha sido tan puesta en duda y es este año, si tenemos elecciones exitosas, en que puede reivindicar su papel en el mundo y renovarse frente a la nueva realidad mundial. Estados Unidos y sus amigos de Occidente, autoproclamados garantes de la democracia, no están interesados en otra cosa, por ahora, que no sea proteger su sistema, no están siendo proactivos, sino sólo reactivos ante cualquier suceso externo. ¿Apáticos?, no. También se están preparando, junto con su sistema, para renovarse y hacer frente a los nuevos retos del orbe.

El statu quo se queda como está. Así también lo han demostrado los estadunidenses en los días anteriores, cuando en Naciones Unidas decidieron vetar la resolución que proponía el ingreso de Palestina a esta organización como miembro de pleno derecho.

Es cierto, el poder de decisión sigue estando en las manos de unos pocos y parece imposible entonces hacer un cambio en el sistema, sin embargo, tenemos que reconocer que la voz impulsora de cambios y de quebrar esquemas (para bien y para mal) también está tomando fuerza en el sistema internacional. Los ataques a las embajadas de Irán por parte de Israel, a la de México por parte de Ecuador, ataques con drones y una resolución que propone a Palestina como miembro de pleno derecho en el foro multilateral más importante que tiene la humanidad son hechos que están marcado precedente en la historia y que, en el futuro muy próximo, van a tener eco para cambiar el mundo tal como lo conocemos hasta ahora.

 

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