Historias de NegoCEOs
/ Mario Maldonado /
La candidatura de Santiago Taboada para competir por la jefatura de Gobierno el próximo año estaba acordada hace varias semanas con los liderazgos del PRI y el PRD. Y aunque llamó la atención que el PAN dio a conocer el cierre de filas de sus aspirantes unos días antes del anuncio formal de cada partido, todos sabían que la decisión estaba tomada: el candidato del grupo de Jorge Romero, “dueños” de la clasemediera alcaldía Benito Juárez, sería el abanderado, no solo por la persecución que desde el gobierno capitalino tienen contra ellos desde hace meses, sino porque las encuestas así lo indicaron.
La semana pasada expusimos que los liderazgos del PRI y el PRD estiraban la liga para negociar espacios con el PAN, pero que había claridad de que para arrebatarle la plaza capitalina a la izquierda era necesario cerrar filas lo más pronto posible, sobre todo ante el desenlace de Morena, que, ante la presión de sus bases y los llamados “puros”, se decantó por la exalcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada.
Hace tiempo se sabía también que el alcalde con licencia de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, tenía otras “alternativas”, pues a pesar de que se peleó con la exjefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, al inicio de su administración, luego de que le abrieron varias carpetas de investigación, el priista negoció con Morena, aunque todo apunta a que se adherirá al Partido Verde Ecologista (PVEM), aliado del oficialismo.
En el círculo de Jesús Sesma se escucha que Rubalcava podría ser una especie de Samuel García a nivel local, es decir, el personaje que divida el voto de la oposición y abra la puerta para el triunfo de Brugada.
El líder del PVEM en la Ciudad de México ya había amenazado con anular la alianza con Morena en la capital si el exsecretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, no era ungido como candidato. Ahora que Rubalcava está a punto de cerrar filas con el oficialismo, quizá lo premien con lo que tanto ha soñado: la titularidad de la Secretaría de Seguridad de la CDMX.
En este acuerdo también juega la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, quien abiertamente ha manifestado apoyo y “amor” a Rubalcava, aunque éste reconoce en privado que se siente incómodo con esa “historia de amor” ficticia y cuya razón de ser es eminentemente política y mediática. Cuevas no va a poder imponer a su sucesor, pues Ricardo Monreal –a quien le debe el puesto de alcaldesa– va a impulsar a su hija Catalina, y si bien había negociado una diputación federal por parte del PRI, hoy su futuro es incierto.
En Morena están conscientes de que pueden perder la capital y que una amplia proporción de los capitalinos, según la encuesta que el partido presentó antes de designar como candidata a Brugada, estaría dispuesto a votar por el perfil que se oponga a la aspirante radical.
En la capital del país el padrón de electores es de 7.9 millones de personas. Para ganar la elección con tranquilidad, Clara Brugada o Santiago Taboada deben asegurarse unos 3 millones de votos, en un escenario en el que se estima que alrededor del 70% de los habitantes de la CDMX podría salir a votar el próximo 2 de junio. En 2018, con todo la ola morenista y de AMLO, Sheinbaum sumó apenas 2.5 millones de votos para vencer a Alejandra Barrales.
Por su cuenta, Brugada logró en 2018 un total de 495 mil votos para quedarse con Iztapalapa, la demarcación más poblada de la capital, aunque en 2021 consiguió sólo 393 mil para su reelección, cuando la ciudad –con 51% de participación ciudadana– quedó mayormente en manos de la oposición. El apoyo de la pareja Rubalcava-Cuevas tampoco es determinante; es de alrededor de 160 mil votos, según los resultados de la última elección.
La decisión, según los números y el sesgo que siguió la contienda interna de Morena, la tomarán las clases medias que representan el 52% del padrón electoral. De salir a participar en grandes cantidades, estas podrían determinar una alternancia en la Jefatura de Gobierno.